Porsche 911 Targa (2002) | Impresiones de conducción

07/05/2002 |Víctor M. Fernández

El Targa tiene el mismo motor, caja de cambios (manual o automática Tiptronic S), frenos y dirección que el Carrera.

Sin embargo, tiene una suspensión adaptada para su mayor peso. Con esto, en Porsche han conseguido equilibrar la diferencia de peso y conseguir una estabilidad y unas reacciones similares en el 911 Targa.

Y el equilibrio conseguido ha sido perfecto porque creo que la única manera de saber cual de los dos es más rápido es con el cronómetro en mano. Yo no aprecio ninguna diferencia entre conducir el 911 Targa o un 911 Carrera, las reacciones son las mismas, la sensación de estabilidad es igual de elevada y no tenemos sensación aparente de que corra menos. Los refuerzos realizados en el techo resultan eficaces y no se aprecian torsiones de carrocería que provoquen ruidos. (Más información sobre la estabilidad y reacciones del Porsche 911)

El techo de cristal practicable me ha parecido bien hecho. Tiene un ajuste perfecto, se abre y cierra con una enorme facilidad y no he escuchado ruidos ni crujidos procedentes de él. La apertura y cierre es muy silenciosa (accionado por dos electromotores) y la sonoridad interior, con el techo cerrado, me ha parecido similar a la del 911 Carrera Coupé.

Al abrir el techo de cristal, se levanta en la parte delantera un deflector que resulta muy eficaz y evita incómodas turbulencias interiores. Se puede ir a 200 km/h con el techo completamente abierto sin que resulte molesto para los pasajeros delanteros.

El único inconveniente que le veo es que la visibilidad hacia atrás queda considerablemente reducida cuando llevamos el techo de cristal abierto (y si llevamos la cortinilla sin recoger ya no se ve absolutamente nada por el retrovisor central). El problema no es que el techo de cristal se superponga a la luna trasera, sino que la parte trasera del techo queda un poco alta y nos corta la visión del cuarto inferior de la luneta.

En el anterior Porsche 911 Targa (serie 993), el techo de cristal se deslizaba hacia atrás más que en el actual y este problema de visibilidad no era tan grande. Por otro lado, a mí me da la sensación de que en el anterior Targa quedaba en el techo un hueco abierto más amplio que en el nuevo (serie 996).

Si no abrimos el techo por completo, sino que lo dejamos en la mitad o en un punto intermedio, el carrete en donde se recoge la cortinilla semitransparente queda completamente en medio de la visión y apenas podemos ver lo que viene detrás.

Este techo de cristal aporta también una mayor luminosidad interior. Como lo he probado un día nublado no puedo decir si también resulta más caluroso el interior, aunque la cortinilla creo que es capaz de evitar en buena medida un aumento de temperatura en el habitáculo cuando hace mucho sol.