Porsche 911 Turbo (1998) | Información general

23/02/2000 |Javier Moltó

Dos turbocompresores marcan la diferencia. Dos turbocompresores y todo lo que viene detrás. 420 caballos de potencia a 6000 rpm son impresionantes. Pero eso es apenas nada. Mucho más impactante es que el Porsche 911 Turbo supere los 140 CV de potencia a sólo... ¡¡¡2.000 rpm!!!. Más de 140 caballos cuando el motor casi ni ha empezado a girar. Más potencia que la mayoría de los coches que circulan por la calle cuando sus motores están ya a punto reventar.

Las cifras de este coche son todas de escándalo. A 3.000 rpm la potencia de este motor acaricia los 240 CV y con semejante caballería a medio régimen no es de extrañar que se plante de 80 a 120 km/h en quinta marcha en sólo 5 segundos. (Al BMW M5 le hemos medido 7 segundos justos para pasar de 80 a 120 en quinta y ya son unas cifras espectaculares). En fin. 4,2 segundos para pasar de 0 a 100 km/h (más aceleración que el Ferrari 360 Modena) y una velocidad punta de 305 km/h colocan al 911 Turbo como uno de los vehículos de serie más rápidos del mundo y, por supuesto, como el Porsche más rápido de todos los fabricados actualmente en serie.

Todo es espectacular en este modelo. Las enormes ruedas (295 mm de anchura detrás, perfil bajísimo y llanta de 18 pulgadas, 225 mm de anchura delante) con las pinzas en rojo de los cuatro discos de freno gigantes, aletas ensanchadas para dar cobijo a esas ruedas y dejar espacio para los intercoolers. Elegantes boquetes dispersos por toda la carrocería para refrigerar frenos, intercoolers, líquido de refrigeración del motor (el motor de los Porsche ya no se refrigera directamente por aire), alerones... Todo es espectacular en este modelo. Y muy efectivo.

La tracción total permite transmitir la potencia del motor de seis cilindros, 3.600 cc y 24 válvulas al suelo. En condiciones de buena adherencia, el 95 por ciento de la potencia es transmitida por el eje posterior pero, si el suelo desliza, el eje delantero puede llegar a encargarse de hasta un 40 por ciento del trabajo total. Para cuando las cosas vengan mal dadas, el PSM (Porsche Stability Management), el sistema de control de estabilidad de Porsche, con su capacidad para frenar selectivamente las ruedas y reducir la potencia del motor, ayuda mucho al conductor a enderezar entuertos.

Y de noche, para poder aprovechar la potencia con buena visibilidad, las luces de carretera (largas) son también de descarga de gas. Hasta la fecha, esta tecnología sólo se utilizaba en las luces de cruce, mientras se encomendaba la luz de carretera a unos faros tradicionales. La potencia de la descarga de gas, que permite ampliar la superficie iluminada y mantener una gran intensidad, seguro que se agradece enormemente en cualquier vehículo y más en un coche de estas prestaciones.

Mil detalles hacen de éste un coche excepcional. A partir de otoño, se podrá disponer opcionalmente de discos de material compuesto. Pesan la mitad que los metálicos, importantísimo en un lugar donde el peso penaliza tanto, y duran más. Según Porsche hasta 300.000 kilómetros.

Para rematar tanta sobredosis de potencia y prestaciones, en el interior del habitáculo abunda el lujo. Tapicería de cuero, asiento del conductor con regulación eléctrica y memoria, ordenador de viaje, mando eléctrico para la cerradura del capó, climatizador... Claro que como le dé a uno por pisar el acelerador, mejor que se olvide de todo eso y se dedique a conducir.