Peugeot 308 GT (2015) | Impresiones de conducción

12/02/2015 |Fernando Ríos (@RiversChains)

Aunque Peugeot ha modificado muchos elementos de la suspensión del GT, su conducción no difiere demasiado de la de cualquier otro modelo de la gama 308. La suspensión se siente ligeramente más firme y evita que la carrocería balancee a la hora de trazar curvas a una velocidad elevada o cabecee al realizar una frenada fuerte, pero mantiene un buen nivel de comodidad, incluso sobre carreteras adoquinadas o con el asfalto muy roto. Es, por lo tanto, un coche con unas buenas cualidades dinámicas y un tacto de conducción muy agradable, pero las diferencias frente a otras versiones del 308 no son demasiado evidentes.

Otro aspecto en el que el 308 GT destaca es en la suavidad con la que circula, que es superior a la de muchos modelos contra los que compite. A ello contribuye un aislamiento acústico que consigue filtrar de manera eficaz el ruido que proviene del motor y del aire en contacto con la carrocería.

He probado las dos versiones que están disponibles del 308 GT: 1.6 THP de 205 CV y 2.0 BlueHDi de 181 CV. Ambas son rápidas y rara vez se echará en falta más potencia, aunque el funcionamiento es distinto entre una y otra.

El motor de gasolina tiene mucha fuerza, fuerza que entrega de manera muy lineal, sin altibajos y desde muy pocas revoluciones (unas 1500 rpm aproximadamente). Prueba de ello es la agilidad con la que sale en tercera velocidad al doblar esquinas en recorridos urbanos o al afrontar curvas cerradas con pendiente ascendente en carreteras de montaña. El motor Diesel, por su parte, también tiene una buena entrega de potencia, pero su margen de utilización es mas reducido: por debajo de 1500 rpm no hay demasiada fuerza (aunque es suficiente para moverse con normalidad) y por encima de 4000 rpm le cuesta ganar velocidad. Su funcionamiento no llega a ser tan suave como el 1.6 THP de gasolina, pero es claramente mejor en este aspecto que el 2.0 TDI de 184 CV que utilizan varios modelos del Grupo Volkswagen, como por ejemplo el SEAT León FR.

Según Peugeot, las diferencia de prestaciones y consumo entre las dos versiones es grande. En condiciones de circulación normales, la versión de gasolina se siente un poco más rápida que la Diesel, pero quizá no tanto como cabría esperar de los 24 CV y 120 Kg de diferencia que hay entre ambas (ficha comparativa). Donde sí hay una diferencia notable es en el consumo de combustible, que es siempre más elevado en la versión con motor de gasolina. En el recorrido previsto por la organización para la presentación del modelo, el consumo medio indicado por el ordenador de viaje de la versión de gasolina fue 8,7 l/100 km, mientras que en el de la versión Diesel fue 6,3 l/100 km, si bien es cierto que las condiciones y el tipo de conducción no fueron exactamente iguales.

La dirección del 308 GT, como en otras versiones del 308, tiene un buen tacto y un grado de asistencia que la hace cómoda tanto a la hora de maniobrar a baja velocidad como al conducir rápido por carreteras de curvas. La caja de cambios manual (que solo está disponible para la versión de gasolina) se acciona con poco esfuerzo y es agradable, pero los recorridos de la palanca son demasiado largos. Por otra parte, la caja de cambios automática (que solo está disponible para la versión Diesel) no es especialmente rápida, pero realiza los cambios con mucha suavidad. 

El sistema de apagado y encendido automático del motor en las detenciones (Start&Stop) tiene un funcionamiento excelente en las dos versiones, tanto por rapidez como por suavidad.

Los 308 GT tienen de serie el «Driver Sport Pack», un sistema que modifica la sensibilidad del pedal del acelerador, la asistencia de la dirección y la velocidad de los cambios de marcha de la transmisión automática (en el caso en que esté instalada) y proporciona datos acerca del uso del vehículo (presión de la sobrealimentación, la potencia y el par motor utilizado en cada momento y la aceleración longitudinal y transversal; imagen e imagen). También incluye una función que amplifica el sonido producido por el motor (a través de los altavoces del equipo de sonido), cuyo funcionamiento no es del todo satisfactorio porque se siente muy metálico y artificial.