Opel Mokka X (2017) | Impresiones del interior

17/02/2017 |Mario Garcés (@mgarces83)

En el habitáculo del Mokka X sólo hay cambios de diseño importantes respecto al Mokka en el salpicadero. Dan como resultado una mejora notable en el manejo de las distintas funciones del vehículo porque tiene un aspecto completamente distinto, con menos botones y pulsadores (imagen del modelo 2017 e imagen del modelo 2013) y una nueva generación de sistemas multimedia compatibles con CarPlay de Apple y Android Auto de Google.

Las pantallas pueden ser de 7 u 8 pulgadas y funcionan con precisión y fluidez, aunque algunos iconos son pequeños y, en ocasiones, cuesta acertar a pulsarlos. Las letras blancas, el tipo de fuentes empleadas y el fondo negro (imagen) no dan un contraste y una visibilidad tan buenos como puede dar, por ejemplo, el tipo de menús que Audi utiliza en el Q2 (imagen). También es distinto el cuadro de instrumentos, en el que ahora hay una pantalla central de mayores dimensiones y que puede ser a color o en blanco y negro (imagen).

El espacio destinado a los pasajeros no cambia respecto al Mokka de 2012 y las Impresiones del interior que publicamos en su momento le servirán a quien necesite explayarse en la lectura de más detalles de utilidad. Los huecos de las puertas son grandes y sirven para aliviarse de bultos de cierto volumen, pero con la nueva disposición del salpicadero, con una pantalla más ancha, Opel ha eliminado la segunda guantera que había frente al pasajero delantero (imagen del antiguo salpicadero). Ese espacio lo ha compensado con un nuevo hueco frente a la palanca selectora del cambio (imagen).

 

El Mokka X no es un vehículo recomendable para aquellas personas que busquen unas plazas posteriores amplias, ya que de acuerdo con nuestras mediciones, es uno de los vehículos de su tamaño con menos espacio para las piernas y menos anchura entre puertas. Esto no quiere decir que cuatro personas de estatura media no pueden viajar con comodidad y desahogo.

El maletero tiene 356 litros de capacidad —independientemente del sistema de tracción elegido— y unas formas muy regulares que permiten aprovechar bien el espacio disponible. Es claramente más pequeño que el de un Honda HR-V (470 litros) o un Suzuki S-Cross (430 litros), pero mayor que el de un Peugeot 2008 (338 litros) o un Ford EcoSport (310 litros).

Las dos unidades que he probado tenían un equipamiento amplio, correspondientes ambos al nivel Excellence, pero en el caso del gasolina, ampliado con el paquete «Premium Brandy» que añade una tapicería de piel de color beis muy vistosa y de aspecto cuidado. Los dos disponían de asientos y volante calefactables, que se activan desde sendos mandos de la botonera del climatizador (imagen). Este aglutinamiento de botones obliga a centrar mucho la atención en la consola para encontrar el mando deseado. Lo mismo pasa si se quiere utilizar la conexión USB o la toma eléctrica que hay ocultas bajo una tapa, porque lo único que el conductor ve son las inscripciones. Los asientos no dan mucha sujeción al cuerpo, pero sí son confortables.

La calidad de acabados general es buena pero no excepcional. Los plásticos blandos transmiten buena sensación y los duros son normales, con ajustes correctos. Al circular por pavimentos irregulares a veces escuchaba algunos crujidos interiores que no fui capaz de localizar. El detalle peor rematado del Mokka X, con diferencia, es la tapicería del techo. La tela que lo recubre hace arrugas en algunas esquinas y los bordes que lindan con la luna delantera están mal rematados porque dejan a la vista la espuma de relleno, como se puede apreciar en las imágenes de este tuit que publiqué durante mi prueba.