Opel Astra 2.0 DTi 16V E - Renault Megane 1.9 dTi RXE (1998) | Astra, motor más agradable

28/12/1999 |Javier Moltó

El Mégane alcanza la potencia máxima a muy pocas vueltas. Sólo 3.660 rpm necesita este motor para darlo todo. Eso es muy bueno, sobre todo porque a menores revoluciones hay menos ruido. Lo malo en el Mégane es que una vez sobrepasado el régimen de potencia máxima el propulsor se agota en seguida. Después de 4.000 rpm es “como si chocaras contra una pared”, en expresión gráfica de un colega periodista. En nuestras mediciones de adelantamiento en tercera se refleja claramente esta característica del motor dTi del Mégane.

Aunque pueda parecer que cambiar a 4.000 vueltas sea desaprovechar parte del potencial, se trata sólo de una cuestión de costumbre. Intentar que el motor del Renault suba más de vueltas es perder el tiempo. La zona media de utilización de estos motores, entre 2.000 y 3.000 rpm, es para el Astra, que sube como un disparo hasta las 2.500 rpm. A ese régimen, el Opel da casi un ocho por ciento más de potencia que el Mégane, lo que debería favorecer los resultados del Astra en los adelantamientos en cuarta y en quinta. A partir de las 2.500 vueltas, el Astra sufre un bache que empareja su curva con la del Renault hasta las 3.500 rpm, donde el Mégane comienza su agonía.

El Opel, en cambio, se mantiene en la zona de potencia máxima durante mucho más tiempo. No damos los datos de aceleración bruta, porque, como decimos en otros lugares de km77.com, no reflejan ninguna circunstancia del tráfico cotidiano. Pero ya que estamos, diremos que la curva de potencia del Astra es mucho más propicia que la del Mégane para las aceleraciones brutas y para la competición (Sin que ello signifique que sea apta en términos absolutos, sólo en comparación con el Mégane). Con el Astra se pueden estirar mucho más las marchas y, cuando cambias a una relación superior (de tercera a cuarta, por ejemplo), el motor continúa girando en un régimen cercano a la potencia máxima. En el Mégane, por el contrario, no sirve de nada estirar las marchas, porque se pierde potencia a raudales y, cuando se cambia a una marcha más larga, el motor cae mucho de vueltas.

Para tener más referencias, en km77.com medimos la aceleración bruta de 20 a 120 km/h, aunque en principio no tenemos intención de publicarla asiduamente, sino sólo cuando aporte algo reseñable. Podemos contar que el Astra gana por casi un segundo al Mégane en esta aceleración: 15,8 segundos frente a 16,7. Esta diferencia por ejemplo, sería decisiva en competición (en un tramo de Rallies, en una subida en cuesta o en un circuito) donde se gira constantemente con el motor alto de vueltas. El Astra ganaría por mucho al Mégane en estas condiciones. Sin embargo, para adelantar, el Renault puede resolver antes que el Astra si elegimos bien la marcha. La razón hay que buscarla en la curva que relaciona el peso y la potencia en toda la gama de revoluciones. El Mégane siempre mueve menos kilos por cada caballo. Siempre, hasta que llega a 4.000 vueltas. A partir de este régimen la línea naranja sube casi verticalmente, porque la potencia cae en picado. En 4ª velocidad, marcha en la que medimos la potencia habitualmente, ha sido imposible medir los caballos a 4.500 rpm, porque el motor del Mégane era incapaz de hacer girar los rodillos del banco de potencia a tanta velocidad.

Opel Astra DtI 16v
Renault Mégane dTi
rpm
kW
CV
kg / CV
rpm
kW
CV
kg / CV
1500
20,7
28
46,8
1500
25,6
35
33,8
2000
41,9
57
23,1
2000
44,2
60
19,6
2500
63,1
86
15,3
2500
58,8
80
14,7
3000
69,4
94
13,9
3000
70
95
12,4
3500
75,8
103
12,8
3500
76,2
104
11,3
4000
77,5
105
12,5
3660
77,1
105
11,2
4020
77,9
106
12,4
4000
73,3
100
11,8
4500
76,5
104
12,6