Nissan Murano (2005) | Impresiones del interior

25/11/2004 |Javier Moltó

Los pedales del Nissan Murano se desplazan para acercarlos o alejarlos del asiento. Con este sistema, según los responsables de Nissan, se hace innecesaria la regulación horizontal del volante. Y, efectivamente, el Murano no dispone de ella.

A mí también me parece que es mejor desplazar los pedales que el volante, ya que de esta forma, la palanca de cambios siempre tiene una posición fija con relación al volante. Si se prefiere conducir muy cerca del volante, como es mi caso, basta con llevar los pedales hasta el punto más lejano y acercar el asiento al volante. La posición de las piernas resulta cómoda y también la de los brazos sobre el volante.

En el Murano hay dos inconvenientes. El principal, a mi juicio, es que la palanca de cambios está muy retrasada con respecto al volante y mucho más cerca del copiloto (con el volante a la izquierda) que del conductor. Para cambiar de marcha, con el cambio en posición manual, hay que desplazar la mano muy lejos del volante, muy hacia la derecha y muy hacia atrás. No resulta cómodo.

El otro problema es que el punto de pivote para variar la altura del volante está muy cercano al final de la columna de dirección. En consecuencia al modificar la altura del volante se varía mucho su inclinación. Por este motivo, en realidad, no conviene desplazar mucho el volante de su punto central.

En la relación entre asiento, volante y pedales me he sentido cómodo. Hubiera preferido llevar el volante un poco más alto, pero no había posibilidad.

Los asientos, forrados de cuero de serie, resultan cómodos en recta pero, al menos los delanteros, no sujetan bien en las curvas.

El volante es de un grosor adecuado y cómodo. Lleva inserciones de aluminio en los tres radios y mandos para la radio y el control de crucero. El ordenador de a bordo no lleva medidor de consumo y no he encontrado indicador de temperatura exterior ni avisador de baja temperatura exterior.

El equipamiento del Murano es todo de serie. La única opción que se ofrece es la pintura perlada o metalizada, por 500 euros. Habida cuenta de su equipamiento, el precio es competitivo. Sin embargo, el climatizador no permite regular diferentes temperaturas a uno y otro lado, lo que a mi juicio es un error grave en un coche de estas características, con mucha zona acristalada. Mientras un pasajero puede estar sofocado por el sol, el otro con frío en la sombra.

Curiosamente, este modelo sí lleva climatizador bi-zona en EE.UU (salpicadero de la versión de EE.UU.), pero aquí se ha sacrificado para disponer de un sistema de navegación más evolucionado que el estadounidense. El sistema de navegación funciona muy bien, pero a mi juicio no es preferible a un buen sistema de climatización por zonas. Lo que sí se mantiene es el sistema de calefacción para los asientos delanteros.

El salpicadero, como el volante, lleva inserciones de aluminio, que contrastan con los plásticos empleados, de un aspecto menos refinado de lo que se espera en un coche de este precio. Los tejidos empleados para forrar el techo y los montantes de las puertas también tienen un aspecto mejorable. Se agradece que haya recovecos donde dejar cosas y que las bolsas de las puertas sean cómodas de utilizar, con tapa desplazable.

No he podido medir el coche. La sensación es de mucha amplitud para los pasajeros de las plazas posteriores, tanto a lo ancho como a lo largo. Los asientos posteriores se abaten con mucha facilidad y dejan un fondo plano, cómodo de utilizar.

La rueda de repuesto es de emergencia, característica que en un todo terreno puede resultar particularmente grave. Por debajo del piso parece haber espacio suficiente para alojar una rueda del mismo tamaño que las otras cuatro que lleva el coche.