Mitsubishi Outlander (2010) | Impresiones del interior

29/10/2010 |Jorge Fernández

El contraste entre los materiales que dan sensación de buena calidad y otros de aspecto y tacto pobre es muy grande. La parte superior del salpicadero y de las puertas tiene diferentes zonas recubiertas de cuero muy agradable al tacto (en la versión que hemos conducido) y, por el contrario, la parte baja del salpicadero, de las puertas y la consola central tienen plásticos duros mal ajustados.

Otro aspecto a mejorar es el punto donde se unen la banqueta y el respaldo de las plazas traseras, que deja a la vista el mecanismo de metal donde se articulan, y la tapa superior de la guantera situada del salpicadero.

El portón se puede abrir en dos partes, una hacia arriba y otra, más pequeña, hacia abajo (imagen), que puede servir como una mesita auxiliar (aguanta hasta 200 kg). La capacidad del maletero, en el caso de que esté la tercera fila de asientos recogida, es de 774 litros. Este volumen nos parece erróneo (o no corresponde con la norma VDA) a simple vista; de hecho, el Citroën C-Crosser y el Peugeot 4007 tienen 441 y 510 litros, respectivamente. Si están disponibles las siete plazas el espacio de carga se reduce hasta 220 litros. En el mejor de los casos —con dos plazas útiles— la capacidad del maletero es de 1.691 litros.

Otro elemento interesante que tienen los Outlander es un mecanismo eléctrico que, actuando sobre dos mandos que hay en el maletero, abate los respaldos y bascula todo el asiento de la segunda fila. Para que el sistema funcione correctamente, una de las dos puertas traseras tiene que estar abierta (como medida de seguridad). Este sistema sirve para ampliar cómodamente el volumen del maletero y, por otra parte, favorece el acceso a la tercera fila de asientos (si está instalada). Para volverlos a colocar en su sitio hay que hacerlo a mano. La segunda fila de asientos se puede deslizar unos centímetros sobre un carril para aumentar el espacio destinado a sus ocupantes o al maletero (o a los pasajeros de la tercera fila, si está instalada).

Las plazas delanteras tienen un mullido blando que no será del gusto de todo el mundo, pero sujetan suficientemente bien el cuerpo de los ocupantes. La posición de conducción es cómoda, aunque algunos conductores pueden echar en falta que el volante no tenga regulación en profundidad. Sólo la tiene en altura y a algunas personas les queda demasiado alejado si se ajustan el asiento a la distancia correcta respecto a los pedales.

Los asientos de la segunda fila tienen una banqueta y un respaldo prácticamente planos, que dejan muy suelto el cuerpo. Aunque la carrocería no es estrecha, la configuración de la banqueta es incómoda para tres ocupantes.

La tercera fila de asientos tiene una apariencia pobre (no tienen casi mullido; prácticamente son de una tela tensada alrededor de una estructura de metal) y apenas hay sitio para niños que ya no necesiten ir con sillita. Lo positivo de la tercera fila es que una vez plegada ocupa muy poco espacio y queda completamente enrasada en el maletero. El volumen del maletero es el mismo en las versiones de cinco plazas que en las de siete con la última fila plegada.

Todas las versiones tienen una pantalla TFT entre el velocímetro y el cuentakilómetros que muestra las diferentes funciones del ordenador de abordo y del sistema de tracción —AWC—.