Mitsubishi Outlander 2.4 4x4 (2003) | Información general

04/11/2003 |Juan Manuel Pichardo

La nueva versión con motor de 2,4 l de cilindrada y 158 CV es preferible a la de 2,0 y 136 CV para quien valore el cambio automático y aprecie mucho la diferencia de prestaciones, que no es grande. De hecho, la versión con tracción delantera del Outlander es más rápida que este 2.4 4x4.

Otra ventaja de la versión 2.4 es que va algo mejor en carretera, posiblemente por causa de unos amortiguadores más duros. El principal inconveniente con relación a las otras versiones es que gasta más.

Con relación a la competencia, el Outlander 2.4 se distingue por que está cerca de un turismo normal en carretera. El agarre, el balanceo de la carrocería y la forma en que responde al volante no le sorprenderán a una persona que sólo ha conducido turismos normales.

Creo que, en campo, la suspensión absorbe menos las irregularidades del suelo que las de algún otro coche de este tipo, como el Land Rover Freelander. Su altura libre sobre el suelo es la normal en este tipo de coches (195 mm).

Tiene un sistema de tracción total permanente con un autoblocante central viscoso; no tiene un control de tracción electrónico que equivalga a autoblocantes delantero o trasero. Durante el recorrido de la presentación no he podido comprobar hasta qué punto es eficaz este sistema. Los neumáticos que lleva de serie son más de carretera que de campo, como ocurre normalmente en este tipo de coches.

El motor tiene una respuesta que parece buen (no se puede asegurar sin medir las prestaciones). Por lo que se nota a través del cambio automático que lleva, el motor parece que tiene fuerza a medio régimen y que no conserva mucha de esa fuerza a régimen alto.

El cambio automático de cuatro velocidades no me parece un inconveniente en carreteras lentas y medias, donde la segunda y la tercera son suficientes dentro de un margen de velocidad muy amplio. En modo automático funciona aceptablemente; para quien quiera tener más control sobre el coche, hay un mando secuencial en la palanca. No cambia rápidamente, pero el retraso que tiene se puede compensar si se anticipan los cambios de marcha.

La principal carencia de este cambio se ve en carretera rápida. Al faltarle una quinta, la cuarta velocidad tiene un desarrollo demasiado largo, lo que hace que el cambio seleccione la tercera con más frecuencia de lo deseable. Que seleccione la tercera con cierta frecuencia, en circulación normal por carretera rápida, aumenta el ruido y el consumo.

El puesto de conducción del Outlander me parece satisfactorio, salvo porque le falta ajuste longitudinal del volante. No obstante, este defecto tiene menos importancia en un coche automático que en uno manual, porque el pedal que tiene el recorrido más largo es el del embrague.

No es un coche espacioso en las plazas traseras. Tiene menos anchura que otros modelos de su tamaño, aunque la que hay es más que suficiente para dos personas. El espacio para las piernas no es grande para un coche de este tamaño; lo salva un poco el hecho de que los pasajeros van en una posición donde las piernas no quedan muy flexionadas.

La calidad de ajuste me parece buena, pero los materiales de recubrimiento no son vistosos. Mitsubishi no utiliza plástico laminado ni pintado en ningún elemento del salpicadero o las puertas. El único material que reemplaza al plástico duro en el interior es el tapizado de las puertas y (como en cualquier coche) la parte interior del techo.

Esta versión del Outlander tiene un equipamiento de serie abundante, que incluye cosas como climatizador, doble techo corredizo y un radio CD con navegador. No puede tener otros elementos como control de estabilidad, airbags de cabeza o un sistema de ayuda para el descenso de pendientes. Hay algunos elementos que tiene de serie el 2.4 y no tiene el 2.0: doble techo corredizo, alerón trasero, remate en el salpicadero que imita a caoba oscura, navegador y climatizador.

La relación entre precio y equipamiento no se distingue ni por buena ni por mala (tabla comparativa). De los coches más o menos semejantes en tamaño y precio, el Subaru Forester es más recomendable para quien valore las prestaciones (tiene un motor turboalimentado y más potente). El Toyota Rav4 es el único que puede tener control de estabilidad (lo lleva de serie) y también tiene un precio similar a este Outlander.

En 2004, Mitsubishi tiene previsto vender 1.000 unidades del Outlander, de las que unas 250 serán de esta versión 2.4. Durante 2004 aparecerá una versión más, con un motor turbo de 2 litros de cilindrada y 215 CV.

No habrá motor Diesel para este coche. Mitsubishi no incluyó el Diesel durante la fase de desarrollo de este modelo, porque estaba previsto principalmente para mercados con poca presencia de motores Diesel (Japón y Estados Unidos). Las ventas de este modelo en Europa de este modelo no justifican la inversión que requiere el desarrollo de una versión Diesel.