MG TF (2002) | El habitáculo apenas cambia

14/02/2002 |Víctor M. Fernández

El TF tiene exactamente el mismo salpicadero que el anterior MGF. Lo único que ha cambiado es la posibilidad de elegir nuevos colores en el interior, nuevas molduras en puertas y salpicadero (simil madera o fibra de carbono, entre otras) y distintas combinaciones de tapicería en tela, cuero o Alcantara.

Así pues, el nuevo TF conserva todos los detalles que en el MGF eran mejorables, sobre todo en lo que respecta al puesto de conducción. Conductores de hasta 1,75 m de altura van sin problemas, pero los que sean altos tendrán el volante entre las piernas y les resultará estrecho de espacio. Incluso pueden llegar a tocar la llave de contacto con la rodilla y quitar el contacto (durante la presentación del TF he conocido algún caso). El volante se regula en altura, pero el asiento no. La altura libre hasta el techo (la capota de lona) tampoco es grande (92 mm).

La instrumentación tiene los relojes con fondo plateado. Se lee con facilidad, a excepción del indicador de temperatura de aceite, que está situado en la consola central y lo tapa la mano derecha al empuñar el volante. Esto no ocurre en los modelos ingleses con el volante a la derecha (en los cuales lo que se tapa es el reloj). El pomo del cambio es metálico, tiene un aspecto muy atractivo, pero resbala mucho y es muy frío.

No me han gustado los pedales. El de embrague tiene un recorrido algo extraño, parece que va de arriba hacia abajo, en vez de tener un recorrido longitudinal. Por otro lado, el del acelerador podría estar un poco más cerca del freno para hacer más fácilmente el punta-tacón. El espacio para los pies tampoco es amplio.

La visibilidad es lo que menos me ha gustado en el TF, sobre todo en las curvas a derechas, en donde el espejo retrovisor nos resta un campo de visión muy grande. Para ver bien tenemos que agachar la cabeza y mirar por debajo del retrovisor. La visión hacia delante y en curvas a izquierdas no plantea problemas.

El equipamiento de los distintos modelos es normal, los TF tienen lo justo. El nivel de terminación parece correcto y los materiales utilizados son agradables en líneas generales. La parte superior del salpicadero y las puertas están realizadas en plástico mullido y los mandos de climatización están rematados en plástico pintado con un suave tacto a goma, aunque su manejo es algo áspero.

Como el MGF, en el TF se quita la capota de forma manual. La operación es rápida y sencilla, sólo hay que quitar los dos enganches situados en el arco del parabrisas y mover la capota hacia atrás. Más engorroso es colocar la funda que cubre dicha capota. Lo más normal es que al final no pongamos nunca la funda, porque no es una operación ni rápida ni sencilla. La luna trasera de la capota es de un plástico transparente que, con el paso del tiempo, se raya y pierde visibilidad. Opcionalmente se ofrece un techo rígido con techo de cristal (1.440 €).

Con el coche descapotado, podemos ir con cierta comodidad hasta unos 120 km/h. A partir de esa velocidad las turbulencias interiores resultan ya molestas. Opcionalmente se ofrece una pantalla deflectora situada detrás de los asientos que elimina en buena medida dichas turbulencias. Yo lo he probado con la pantalla y las ventanillas subidas a 180 km/h y no me ha llegado a resultar molesto.

Otro de los elementos que he echado en falta en el nuevo TF es un arco de seguridad tras los asientos (tampoco lo tenía el MGF). En MG aseguran que el arco del parabrisas es muy rígido y ofrece suficiente protección en caso de vuelco.