Mercedes-Benz GLA (2014) | Impresiones del interior

20/08/2015 |Alfonso Herrero (@alf_reguart)

El habitáculo del GLA es como el de un turismo, tanto por la posición al volante (piernas relativamente estiradas, aro cercano a la vertical), como por sus cotas. De hecho, el GLA es prácticamente idéntico al del Clase A por espacio para las piernas, anchura a la altura de los hombros y espacio desde las banquetas de los asientos al techo (esta última disminuye 3 centímetros si está instalado el techo de cristal que abarca casi toda la superficie del techo). Las plazas traseras están dentro de lo normal si comparamos el GLA con turismos como el Clase A, el Mazda3 o el Volkswagen Golf.

Independientemente de lo que dicen las mediciones, uno siente al ir en un GLA que va en un turismo y no en un coche alto. Se nota por la altura a la que se va sentado respecto a los coches de alrededor y porque la sensación de amplitud es menor que la que se tiene en un todoterreno, cuyos laterales de la carrocería suben cerrándose menos y los parabrisas quedan más lejos de la cabeza. Basta con subirse en el GLA y, a continuación, en un coche como en un BMW X1 para percibir todas estas diferencias. En esta tabla aparecen las cotas del interior comparadas con modelos todoterreno y en esta otra con turismos.

Los asientos delanteros que hemos probado recogen confortablemente el cuerpo. Son unos asientos opcionales que se diferencian de los de serie principalmente porque el apoyacabezas forma una pieza única junto con el respaldo (en los de serie, los apoyacabezas sí se regulan verticalmente; imagen con los dos tipos de asientos). A mí, que mido algo más de metro noventa, no me ha molestado ni me quedaba mal situado el apoyacabezas.

El GLA es un coche adecuado para un conductor de estatura elevada. El asiento del conductor tiene regulaciones amplias, especialmente en sentido longitudinal; se puede alejar tanto del salpicadero que creo que podría haber espacio para las piernas de un conductor que supere con holgura los dos metros de estatura; lo que no tengo claro es que los brazos alcanzasen bien el volante (que también tiene unos recorridos más amplios que la media, sobre todo en profundidad) o que la cabeza no le diese en el techo.

Los materiales de recubrimiento parecen de buena calidad y las piezas ajustan con precisión. En función del equipamiento, el salpicadero puede ir tapizado en cuero, como los asientos y otras partes del coche.

El diseño del cuadro de instrumentos y los mandos son similares (o los mismos) que en otros modelos de Mercedes-Benz. La pantalla de la consola parece extraíble porque no está integrada en el salpicadero, pero no lo es. La consola cambia en función del tipo de cambio de marchas. Con el cambio de marchas manual y con el automático de la versión 45 AMG, la palanca va en la consola (imagen del manual); con el automático 7G-DCT, va en la columna de la dirección, con lo que se libera espacio en la consola que Mercedes-Benz emplea para colocar un útil hueco con tapa (imagen).

A pesar de que casi todo se puede para manejar desde el mando circular que hay entre los asientos y los botones del volante, Mercedes-Benz mantiene un conjunto de botones en el salpicadero. Son los que dan acceso directo al navegador, el equipo de sonido y el teléfono, además de un teclado numérico. A mí esta solución me gusta más que esos diseños minimalistas en los que es necesario pulsar (y buscar) varias veces en una pantalla, como ocurre en el Peugeot 308.

Las salidas de ventilación redondas del salpicadero permiten orientar el flujo y también variar la forma en la que se expulsa el aire, bien conectándolo en un chorro o haciendo el flujo más disperso. De serie, el GLA no tiene un climatizador automático sino uno semiautomático. Esto significa que se encarga de mezclar el aire para lograr la temperatura seleccionada en el mando giratorio pero no acciona automáticamente el caudal ni las salidas.

El maletero tiene 421 litros de capacidad (imágenes del maletero), como el de un BMW X1, menos que el de un Audi Q3 y 80 litros mayor que el del Clase A. Si está instalado el paquete para el compartimento de carga, es posible modificar el ángulo de los respaldos traseros, colocarlos más cerca de la vertical y ganar 60 litros más. Mercedes-Benz dice que se pueden poner así «sin renunciar por ello al uso del banco trasero por parte de los ocupantes». No lo he comprobado, pero en otros modelos que ofrecen esta posibilidad, es muy incómodo. En los laterales del maletero hay un gancho para colgar unas bolsas o una mochila, una toma de 12 V y luz en el lateral izquierdo.

Opcionalmente, el portón tiene un sistema de apertura y cierre eléctrico. Cuando está abierto, una persona de 1,87 cabe erguida bajo él. El borde de carga está a 73 cm del suelo, 4 cm menos que el de un Audi Q3 y 6 más que el de un Clase A.