Mercedes-Benz S 500 batalla larga (2006) | Información para los usuarios de las plazas traseras

29/12/2005 |Juan Manuel Pichardo

El Clase S Batalla Larga es 130 mm más largo que el normal (5.206 mm en lugar de 5.076); la batalla crece en la misma medida (pasa de 3.035 a 3.165 mm). No hay diferencia en la altura ni en la anchura de la carrocería; tampoco en el volumen del maletero (560 l), ni en el volumen del depósito de combustible (90 l).

En las plazas delanteras, la versión de batalla larga y corta tienen las mismas medidas. A quien compre el coche para ir en las plazas traseras le recomiendo sin reservas la versión alargada. La normal no tiene más espacio para las piernas que un Ford Mondeo o un Mercedes-Benz Clase E, y tiene menos que un Škoda Superb. La versión alargada no impresiona por su espacio interior, si se conocen otros coches de este tamaño, pero tiene el que hace falta para sentirse cómodo. Quien quiera ir con las piernas completamente estiradas y mida más de 1,70 m, necesita al menos un Bentley Continental Flying Spur.

Además de esos 10 cm suplementarios en las plazas traseras, la versión alargada tiene de serie varios elementos de equipamiento que son opcionales en la versión normal (relación de ellos); hay también algunas opciones que sólo están disponibles para la versión larga. La diferencia de precio entre un S 500 normal y uno alargado es 6.300 €.

La versión que hemos probado tenía los asientos traseros de serie en la versión larga, que son de tres plazas. Es un asiento cómodo por forma y proporciones. En cualquiera de las dos posiciones laterales sujeta adecuadamente el cuerpo. Curiosamente, este asiento trasero parece tener un relleno más duro que el delantero. Creo que en muchos casos será una buena elección el asiento trasero de dos plazas, que cuesta 986 €.

De serie en la versión larga tiene ajuste eléctrico longitudinal de la banqueta y de inclinación del respaldo; a partir de cierta posición, el ajuste longitudinal de la banqueta varía la inclinación del respaldo. Tiene un ajuste de altura que, a partir de un cierto nivel, varía la inclinación de la banqueta. Los ajustes del asiento son suficientemente amplios para poder adoptar actitudes muy distintas, desde estar muy incorporado para leer o trabajar, hasta muy reclinado para descansar. En cualquier caso, el cinturón y el reposacabezas quedan a una altura adecuada.

La unidad que hemos probado tenía la opción de asientos multicontorno con función de masaje (2.211 €), que me parece completamente prescindible salvo para quien tenga problemas en la espalda o para quien vaya a hacer con frecuencia trayectos largos (de al menos dos horas). El masaje consiste en que aumenta el apoyo de una zona pequeña de la espalda y ese apoyo se desplaza hacia arriba, desde la zona lumbar hasta la zona dorsal. Hay dos tipos de masaje según la intensidad del apoyo.

Por el contrario, sí me parece muy recomendable la opción de ventilación y calefacción en los asientos, incluso para trayectos cortos. En el S 500 de batalla larga esta opción cuesta 887 €.

Si el coche lleva los asientos multicontorno, el apoyabrazos se vuelve un poco incómodo porque, justo en el lugar donde descansa la mano, hay una batería de botones.

No hay más huecos para dejar cosas ni son más grandes que en un coche normal. Las bolsas de las puertas son un poco pequeñas, el hueco más cómodo es el que hay en el apoyacodos.

El sistema de ventilación parece que funciona bien porque es capaz de satisfacer distintas solicitaciones de temperatura; no lo hemos probado con mucho calor.

En la unidad que hemos probado, que no tenía todas las opciones posibles, había 18 botones más o menos al alcance de cualquiera de los dos pasajeros traseros, algunos de ellos con más de una función. Por ejemplo, el que sirve para subir o bajar las ventanillas también sirve, en una segunda posición, para bajar y subir las cortinillas. Una de las causas de esa abundancia de botones es que desde un lado se pueden manejar algunas funciones del otro (por ejemplo, desde la ventanilla izquierda las cortinas de la derecha).

Hay dos luces en cada lado. Una es muy intensa, adecuada para entrar o salir del coche o, eventualmente, para buscar algo. Es una luz que puede molestar al deslumbrar al conductor e incluso al pasajero si la lleva encendida mucho tiempo. Una segunda luz es adecuada para leer o iluminar el teclado de un ordenador. Alguno de los conductores que han llevado el coche también consideran que esta segunda luz es también demasiado intensa, otros no.

Hay otros elementos opcionales que pueden ser interesantes, aunque algunos me parecen excesivamente costosos. Las cortinillas en las puertas son dobles (tapan la ventanilla y el pequeño cristal trasero) y tienen mando eléctrico; cuestan 915 €. Para quien vaya a trabajar con un ordenador es necesaria la mesita plegable tras los respaldos delanteros; cada una de las dos que se pueden poner cuesta 1.077 € y —por lo que se ve en esta imagen— es demasiado pequeña para un ordenador portátil.

De momento, no está disponible en el Clase S ningún sistema de sonido ni un teléfono independientes para las plazas traseras, aunque estos dos elementos están previstos y se ofrecerán opcionalmente más adelante.

El sistema de sonido para las plazas traseras consiste en unos auriculares Sennheiser con mandos para manejar el equipo de sonido; esta opción cuesta 929 €. No los he probado pero, si tenemos en cuenta que unos auriculares como los Grado RS1 (de calidad difícil de superar) cuestan 800 €, me parece que también es una opción costosa.

Como pasajero en las plazas traseras, la suspensión del Clase S me parece algo dura. Puede que no lo sea en términos absolutos pero, ya que se trata de una suspensión con muelle neumático y amortiguador de dureza variable, me parece deseable un mayor aislamiento de la carretera.

También como pasajero en las plazas traseras, la opción de «Distronic Plus» me parece completamente prescindible. Si el conductor no es capaz de conducir con más suavidad que el «Distronic Plus», mejor darle el empleo a otra persona.

Entre las pocas carencias que veo en las plazas traseras están la imposibilidad de manejar funciones del coche con los mandos vocales del «Linguatronic», por ejemplo, para hacer una llamada de teléfono o para escoger una dirección en el navegador. La parte trasera del techo puede ser de cristal, pero sólo es corrediza la delantera. El Clase S de hace dos generaciones tenía un pequeño cojín en el suelo, muy cómodo para apoyar los pies; éste no lo puede tener.