Mercedes-Benz Clase G (2012) | Impresiones de conducción

06/03/2015 |Alfonso Herrero (@alf_reguart)

El Clase G es un coche lento de reacciones, empezando por la dirección. Es de recirculación de bolas —una solución técnica que apenas se usa actualmente—, con una desmultiplicación de 18,6 a 1, y existe un pequeño retraso desde que se gira el volante hasta que el coche cambia de trayectoria. Hay que acostumbrase a ello y anticiparse en algunas ocasiones, como por ejemplo al deshacer el giro.

Otro inconveniente de la dirección es que el Clase G necesita 13,6 metros de anchura para hacer un giro de 180 grados. Un BMW X3, que tiene la misma longitud, lo hace en 11,9 m; y un Jeep Wrangler Unlimited en 12,3. Es una diferencia notable, y que puede suponer un inconveniente a quien tenga que aparcar en un garaje complicado, ya que tendrá que hacer unas cuantas maniobras más.

La visibilidad es muy buena hacia delante y mala hacia detrás principalmente porque la rueda de repuesto tapa gran parte de la luneta. La cámara trasera supone por tanto una gran ayuda, pero también tiene un inconveniente. Va colocada por encima del portón y, aquí también, la rueda de repuesto supone un obstáculo ya que en la imagen que capta tampoco se ve la zona más próxima al coche.

Por tanto, la cámara es un elemento útil desde el punto de vista de la seguridad, puesto que evitar golpear un obstáculo o a una persona que no hayamos visto, pero no sirve para maniobrar con precisión. En ciudad, no me parece un problema grave porque la información proporcionada por los sensores de proximidad suplen en parte ese inconveniente y con práctica es posible apurar con seguridad el espacio tras el coche. Pero en el campo, si hay que maniobrar hacia atrás, no ver donde termina el coche puede ser un problema, por ejemplo si hay que dar la vuelta en un camino y uno de los lados es un desnivel.

No encuentro inconvenientes para usar el Clase G por autovía. No es incómodo, ni por la suspensión ni por la cantidad de ruido y su estabilidad lineal es buena. En carreteras con curvas hay que tomarse las cosas con calma. Es un coche muy alto (1,95 m, 11 cm más que un Toyota Land Cruiser) y el centro de gravedad y de balanceo (artículo de técnica sobre el balanceo) parecen estar lejos entre sí, porque la carrocería se inclina mucho en las curvas. Al control de estabilidad —y especialmente a su función antivuelco— no le gusta que eso ocurra y actúa, normalmente con mucha anticipación, para evitar que el movimiento lateral de la carrocería sea grande. Por esto, es un coche que agradece una conducción precisa y suave frente a una brusca.

Un Jeep Wrangler, que es más bajo e impreciso en curva y en recta, es el coche cuya conducción más me recuerda al Clase G. El Toyota Land Cruiser y el Mitsubishi Montero son preferibles si el uso por carretera va a ser el principal.

Fuera del asfalto, el Clase G tiene atributos que le convierten en uno de los mejores todoterrenos. La suspensión de ejes rígidos en ambos ejes (los palieres van por dentro del eje rígido y en vez de un fuelle de goma que haga de guardapolvos existe una esfera metálica en cuyo interior va la homocinética. Es una solución que apenas se usa en la actualidad) asegura que la distancia libre al suelo (210 mm) se mantiene constante y los ángulos característicos son muy buenos (a continuación hay una tabla comparativa). Además tiene reductora y tres diferenciales bloqueables.

 

Ángulo de ataque (º)

Ángulo ventral (º)

Ángulo de salida (º)

Altura libre (mm)

Mercedes-Benz Clase G

36

24

27

210

Jeep Wrangler Unlimited

37,8

20

31,7

259

Mitsubishi Montero

34,5

22,2

13

205

Toyota Land Cruiser

32

22

25

215

En pistas, según mi criterio, un Land Cruiser es preferible porque la suspensión absorbe mejor los agujeros, piedras y otras irregularidades. Pero para superar obstáculos complicados, el Clase G y el Wrangler (en su versión Rubicon) creo que son los más idóneos.

Hemos probado el Clase G en el circuito del club MonegrosTT. En sus instalaciones comprobamos que el sistema electrónico de tracción no es igual de bueno que el que tienen otros todoterrenos (el caso de Land Rover). Pero como es posible sustituir su tarea bloqueando los tres diferenciales, nos parece un problema menor. Con los tres diferenciales bloqueados, las cuatro ruedas giran solidarias, asegurando que si una sola de ellas tiene adherencia suficiente, el Clase G va a poder avanzar (vídeo).

La reductora se activa, tras poner punto muerto, mediante la simple pulsación de un botón. No es una reducción grande como la que tiene el Wrangler. En la pantalla del cuadro aparece una indicación confirmando el paso de marchas largas a cortas y viceversa.

El motor Diesel tiene 211 CV y mueve con soltura al Clase G. De hecho, hemos medido 8,1 segundos en la aceleración de 80 a 120 km/h, que es menos tiempo del que emplearon el Mitsubishi Montero de 190 CV (10,3 s) y el Toyota Land Cruiser de 200 CV (9,4 s). Un Mercedes-Benz ML con un motor Diesel de 204 CV acelera de 80 a 120 km/h en 7,0 s. Tabla comparativa.

El consumo de gasóleo es muy alto siempre. Conduciendo con normalidad, en un uso variado de carretera y ciudad, es imposible que el ordenador indique consumos inferiores a 10 l/100 km. En nuestra prueba comparativa de consumo (recorrido de 144 km por autovía, con varios puertos y buscando una media real de 120 km/h) la media de gasto fue 13,9 l/100 km, superando al Montero (11,2 l/100 km) y al Land Cruiser (10,8 l/100 km).