Mercedes-Benz Clase C Estate (2014) | Impresiones de conducción

11/03/2015 |Enrique Calle (@QuiqueCalle)

El Clase C que hemos probado ha sido el Diesel de 170 caballos (C 220 BlueTEC) unido a un cambio de marchas automático (7G Tronic Plus). Esta combinación ya la probamos en el Clase C berlina y en esta ocasión también nos ha parecido que da un resultado bueno, sobre todo por su equilibro entre consumo y capacidad de aceleración.

El único inconveniente claro que —a mi juicio— tiene este motor es su aspereza de funcionamiento (en forma de vibraciones y ruido) al ralentí, pero sobre todo, cada vez que actúa el Stop & Start. Yo, que no me suelen molestar las vibraciones de los motores Diesel, ni suelo desconectar el Stop & Start, en este caso sí lo hice. Cada vez que se pone en marcha en motor, o se apaga, la carrocería se mueve sobre su eje longitudinal. Pero exceptuando ese momento de arrancada/parada y ralentí, el Mercedes-Benz Clase C Diesel de 170 caballos se puede calificar de silencioso. 

Con el cambio automático (si yo fuera a comprar este coche sería una de las opciones que más valoraría), se consigue que las aceleraciones, especialmente a baja velocidad, sean muy progresivas. Creo que sólo BMW consigue una suavidad de marcha similar con su cambio automático de ocho velocidades; Audi con su DSG no consigue esa dulzura a baja velocidad, si bien es más rápido a la hora de seleccionar marchas. Digamos que el cambio de Mercedes-Benz funciona mejor en ciudad que el de Audi, pero éste responde de forma más inmediata cuando se solicita mucha aceleración pues es capaz de gestionar antes esa necesidad.

El cambio 7G Tronic Plus del Clase C se puede manejar manualmente de forma limitada en el tiempo. Para activar el manejo manual hay que pulsar algunas de las dos levas que hay tras el volante. Si estas no se vuelven a tocar en un plazo de unos 10 segundos, el cambio vuelve a ser gestionado de forma completamente automática. Esto ocurre, al menos, en la posición D del mando AGILITY CONTROL que hay entre los asientos; quizá como en otros Mercedes-Benz, sí se puede manejar manualmente todo el tiempo que se necesite si se elige la posición S desde el mando mencionado, pero no lo hemos probado.

El consumo ha sido bajo, si bien no tanto como lo fue en el Clase C Berlina con el mismo motor y caja de cambios. En nuestro recorrido habitual (que es de 143,3 kilómetros por un autovía con fuertes pendientes y a una velocidad media real de 120 km/h), fue de 6,2 l/100 km. El Clase C Berlina consumió, en un día distinto, 5,4 l/100 km. Los datos oficiales también dan una ventaja de consumo para la carrocería Berlina (ficha comparativa), pero no tan grande como la que hemos obtenido en nuestra prueba en la que pueden influir la temperatura, el viento o las circunstacias del tráfico.

El consumo es bajo cuando se circula en carretera a velocidad constante; en otras situaciones lo normal es que gaste algo más. Por ejemplo, haciendo un uso por todo tipo de vías, pero con más ciudad que carretera y alguna aceleración a fondo, el consumo ha estado próximo a 7,0 litros de media por cien kilómetros.

La aceleración máxima que hemos obtenido con esta versión ha sido ligeramente más lenta que la del Clase C de carrocería de cuatro puertas, pero tampoco se trata de una diferencia grande, ni si quiera que se llegue a notar en una utilización cotidiana. Aquí están todos los datos y se puede ver que queda bien ubicado respecto a otros rivales de similares características

Mi compañero Pablo David González condujo más variedad de motores durante la presentación , todos ellos con suspensión neumática. A continuación está lo que escribió: 

«He conducido tres versiones: C 250 (gasolina, 211 CV), C 250 BlueTEC (Diesel, 204 CV) y C 300 BlueTEC HYBRID (híbrida, 231 CV). Todas ellas cambio automático, suspensión neumática y ventanillas delanteras de vidrio laminado (dos láminas de vidrio unidas por una película). En líneas generales me ha parecido que es un coche confortable, silencioso y con capacidad para transmitir una alta sensación de bienestar a sus mandos. No he apreciado diferencias dinámicas con respecto al Clase C berlina, del que hay escrito un amplio texto sobre nuestras impresiones de conducción.

Es la segunda vez que conduzco un C 250, la primera fue con la carrocería berlina de cuatro puertas. Mi opinión sobre este motor no ha variado: funciona con suavidad, tiene fuerza más que suficiente para adelantar en poco espacio y entrega la potencia de manera lineal. Es, en definitiva, un motor agradable y con el que difícilmente se echará en falta más empuje.

De la versión C 250 BlueTEC me ha sorprendido positivamente su contenido nivel de vibraciones y ruido. Mi sorpresa se debe a que la versión de cuatro puertas C 220 BlueTEC, que en esencia tiene el mismo motor pero con menos potencia (170 en vez de 204 CV), era claramente más ruidosa y tenía un funcionamiento menos refinado. Con este motor, el Clase C tiene una capacidad de aceleración sobrada para adelantar en poco espacio y para circular con agilidad cuando el coche transporta mucha carga. 

El C 300 BlueTEC HYBRID combina el motor Diesel de la versión C 250 BlueTEC con otro eléctrico de 27 CV. A baja velocidad puede circular sólo con energía eléctrica —como máximo a 35 km/h y durante un kilómetro— y esto hace que en ciudad sea más suave y silencioso que la versión C 250 BlueTEC. En conducción normal creo que es muy complicado advertir la potencia extra que da el motor eléctrico. No puedo dar ninguna conclusión sobre las diferencias de consumo entre estas dos versiones, porque no las he conducido bajo las mismas condiciones».

Impresiones sobre su suspensión

Hay tres tipos de suspensión: dos de ellas con muelles metálicos (una normal y otra con un ajuste más duro) y una con muelles neumáticos (AIRMATIC). Las versiones con cambio automático o suspensión neumática, tienen un mando en la consola —AGILITY CONTROL, imagen— con el que se puede regular la respuesta del motor al pedal del acelerador, el grado de asistencia de la dirección, la velocidad del cambio de marchas (en caso de ser automático) y la dureza de la suspensión (en caso de que sea neumática). Este mando es una opción en las versiones con cambio manual y suspensión de muelles metálicos, y sólo tiene efecto sobre el acelerador y la dirección.

Nuestra unidad de pruebas traía la suspensión de muelles metálicos de dureza estándar y neumáticos delanteros 225/40 R19 y 225/35 R19 traseros. Es la opción más costosa (3559 euros) de todos los posibles juegos de ruedas disponibles para el Clase C. Quizá también sean las ruedas que menos favorecen el confort de marcha, pues además de que sus neumáticos son de tipo «Run Flat», su perfil es muy reducido. 

Con la configuración mencionada, mi impresión es que el Clase C Estate no tiene buen confort sobre firmes irregulares. Tampoco me lo pareció en el Clase C con carrocería berlina, cuyas ruedas eran menos «radicales»; unas 225/50 R17 también «MOExtended» o «run flat». Al respecto escribí lo siguiente del Berlina: «Con esta configuración, el Clase C no aísla especialmente bien de las distintas irregularidades que suele haber en el firme, hasta el punto que, en ocasiones, los ocupantes reciben sacudidas algo bruscas, sobre todo cuando hay rotos en el piso de los que sacuden con violencia las ruedas». Con el Mercedes-Benz Clase C Estate 220 BlueTEC he tenido la misma impresión; no sé si más o menos acentuada (no soy capaz de afinar tanto), pero el recuerdo general es similar. Es decir, a bordo del Clase C los ocupantes están aceptablemente bien aislados, salvo cuando se sobrepasan cambios bruscos de firme, alcantarillas mal enrasadas o pliegues en la carretera (irregularidades que son frecuentes de encontrar en ciudad) pues se percibe algo de sequedad de la suspensión. 

El «problema» no es que la suspensión del Clase C Estate sea dura (de hecho no lo es, pues la carrocería no se mueve poco cuando se toman curvas a ritmo rápido, imagen), sino que su capacidad para absorber determinadas irregularidades —las cortas que sacuden las ruedas con brusquedad— no es sobresaliente.

Al menos con las ruedas que tenía nuestra unidad del Clase C Estate, la agilidad en curvas es buena. Se siente que responde con aceptable rapidez a las órdenes del volante, y sobre suelo seco, es difícil notar un deslizamiento de los neumáticos salvo que se conduzca a un ritmo muy rápido. Lo que no dan esas ruedas son gran capacidad de frenada; entre este Clase C Estate y el Berlina hay poco más de un metro de ventaja en la medición desde 120 km/h hasta 0 km/h a favor del primero, pero en ningún caso se trata de datos brillantes (en la columna de la derecha de esta tabla se pueden ver datos comparativos de frenada).