Mercedes-Benz Clase B (2012) | Impresiones de conducción

16/01/2014 |Enrique Calle

Esta generación del Mercedes-Benz Clase B estrena motores de gasolina, Diesel, una caja de cambios manual de seis marchas y otra automática de doble embrague («7G-DTC»).

El funcionamiento de este nuevo cambio de marchas automático me ha parecido muy bueno por suavidad y rapidez. Es un cambio que generlamente permite maniobrar con suavidad: el coche se mueve exactamente lo que requiere el conductor, sin tirones bruscos. Solo en una ocasión, en una maniobra de aparcamiento en un sitio que mediría poco más de 40 centímetros más que el coche, tuve algún problema para dosificar la aceleración con toda la precisión requerida.

El cambio automático tiene dos programas automáticos, uno normal y otro «deportivo» que suele llevar el motor a un régimen más alto. Este último sirve, por ejemplo, para dar más retención en una bajada pronunciada o para responder con más rapidez a la aceleración que solicita el conductor. No obstante, el programa normal me parece satisfactorio para la mayor parte de los usos porque tiene en cuenta el estilo de conducción y la pendiente por la que se circula (es decir, si se desciende una cuesta muy pronunciada tiene tendencia a quitar marchas para que el coche no se embale). Además es posible elegir marchas de forma manual desde unas levas que hay tras el volante. En las versiones automáticas, la palanca selectora va en la columna de la dirección (imagen), como en el Mercedes-Benz Clase E.

El cambio manual de seis marchas funciona correctamente. La sensación que tuve al principio es que su tacto era pastoso (algo así como si la palanca estuviese clavada en silicona), pero con el paso de los kilómetros esa sensación ha desaparecido (seguramente porque me he acostumbrado). La impresión que me ha quedado finalmente es que su funcionamiento es suave, hay que hacer poco esfuerzo para moverla y permite cambiar con rapidez, si es necesario.

B 200

El Clase B con este motor de gasolina y 156 CV me ha parecido muy agradable de utilizar por su suavidad de funcionamiento y porque tiene mucha fuerza. Una de las mejores cosas de este motor es que responde con una aceleración intensa a cada movimiento con el acelerador, incluso desde un régimen bajo y en marchas largas.

Esa fuerza en marchas largas facilita la conducción. Por ejemplo, no hace falta que el conductor tenga que preocuparse mucho del cambio para conseguir buena aceleración a la salida de una curva o en una incorporación a una vía rápida. Naturalmente, si se apura el motor hasta su límite se obtendrá una aceleración mayor, pero en marchas largas la respuesta suele ser suficiente en muchos casos.

Este motor combina fuerza con suavidad de funcionamiento y bajo ruido, al menos desde el interior del habitáculo. Desde el exterior la situación parece que cambia: en la sesión de fotografía de exteriores, nuestro fotógrafo me dijo que «cuando se escucha el ruido antes de que el coche aparezca por la curva, parece que se aproxima un vehículo bajito y deportivo, no uno alto y de Mercedes-Benz». A la suavidad general que transmite el motor también ayuda el funcionamiento del sistema de arranque y parada automática del motor: cada vez que actúa produce tan poco ruido y vibraciones que parece que no existe.

Nuestras mediciones de aceleración confirman que el Mercedes-Benz Clase B 200 BlueEFFICIENCY es un coche rápido. Según esta tabla comparativa, en la columna «aceleración» (la primera por la izquierda), se puede ver que acelera más que todos los modelos mostrados, incluso más que algún monovolumen Diesel o de gasolina de mayor potencia, como el SEAT Altea 1.8 TFSI 160 CV y el Renault Grand Scénic dCi 160 CV. Como la respuesta del motor es muy suave y la potencia llega de forma progresiva, sin tirones, puede parecer que este Clase B no es tan rápido como realmente es. El peso es quizá una de las claves por las que acelera más que sus alternativas de semejante potencia: pesa 1 395 kilos en condiciones de homologación, mientras que el SEAT Altea tiene 130 kilos más de masa y el Renault, 200.

Los desarrollos de transmisión de esta versión de Clase B con cambio manual son largos: en quinta marcha, a régimen de potencia máxima, se circula prácticamente a la velocidad máxima que es capaz de desarrollar el coche. Por lo tanto, la sexta es de desahogo (tiene casi 50 km/h cada 1 000 rpm de desarrollo). No obstante, como el motor tiene tanta fuerza, no suele hacer falta reducir a quinta para coronar una pendiente larga y pronunciada de autopista o cuando hay que a ganar velocidad una vez que se aparta el vehículo lento que nos precede (salvo que circulemos muy despacio, por debajo de aproximadamente 80 km/h, que entonces sí es necesario quitar una marcha).

El consumo a velocidad más o menos sostenida es moderado. En nuestro recorrido habitual que utilizamos de referencia (143 kilómetros por una autovía con fuertes pendientes, curvas muy abiertas y buscando una media de 120 km/h) consumió 7,2 litros cada 100 kilómetros, un dato que se puede calificar incluso de bajo para un coche de gasolina de esta potencia y carrocería más o menos voluminosa. Ese recorrido se hace prácticamente en su totalidad en la marcha más larga.

A continuación hay una tabla comparativa del consumo del Clase B 200 BlueEFFICIENCY en relación a otros monovolúmenes de potencia parecida: todos son Diesel porque no tenemos datos de ningún vehículo similar de gasolina. Aun así, se puede ver que la diferencia de consumo entre los más económicos y el Clase B no es muy grande y que hay algunos que gastan más que el Mercedes-Benz:

Datos de consumo. Mediciones de km77.com
Modelo
Velocidad media (km/h)
Consumo (l/100 km)
Volkswagen Touran 2.0 TDI 140 CV
119
6,0
Chevrolet Orlando 2.0 D (163 CV)
120
6,9
Volkswagen Touran 2.0 TDI 170 CV DSG 6 vel.
120
6,9
Mercedes-Benz Clase B 200 BlueEFFICIENCY
120
7,2
Peugeot 5008 2.0 HDi (163 CV)
120
7,4
Ford C-MAX 2.0 TDCI PowerShift (140 CV)
122
7,5

Cuando hay cambios de ritmo frecuentes y se apura la capacidad de aceleración del motor, naturalmente, el consumo aumenta considerablemente (no lo hemos medido pero esa es la sensación que tengo), pero esos 7,2 l/100 km a una media real de 120 km/h dan buen idea de que este Mercedes-Benz tiene buen rendimiento.

B 180 CDI 7G-DCT (versión 2012, ya no está a la venta)

Hemos probado una unidad de antes de 2014, cuando el B 180 CDI 7G-DCT tenía un motor de 1,8 litros de origen Mercedes-Benz. En enero de 2014 este motor fue sustituido por el de origen Renault y 1,5 litros de cilindrada que lleva la versión con cambio manual (B 180 CDI).

El Clase B con este motor Diesel (de Mercedes-Benz) es más suave de funcionamiento que el anterior (también con motor Diesel). Sigue habiendo alguna vibración —por ejemplo en el volante— y ruido al ralentí cuando se circula a baja velocidad o cuando se acelera mucho, pero en mucha menor medida que en la anterior generación. El ruido que produce el motor solo es sensible a baja velocidad. Es decir, en un viaje por carretera hay poca diferencia entre ir en un Clase B con motor Diesel o de gasolina.

Esta versión de acceso de 109 CV de potencia tiene buena respuesta y puede ser suficiente para viajar con soltura por carreteras sin grandes complicaciones. La sensación que deja es que puede alcanzar con facilidad una velocidad mucho más alta de la permitida en España y que, una vez llegado a ese punto, la mantiene sin necesidad de llevar el acelerador muy pisado.

Según nuestras mediciones habituales de aceleración (se pueden consultar aquí) el Clase B 180 CDI ha sido rápido para su potencia. El dato de aceleración máxima de 80 a 120 km/h (que en este coche se hace en tercera y cuarta velocidad) es mejor que el de todos los monovolúmenes de potencia parecida. Solo son más rápidos los que son claramente más potentes.

Que este Clase B haya sido más rápido que los alternativas que hemos probado, no se debe a que pese poco: Pesa 1475 kilos, parecido a sus alternativas.

El Clase B 180 CDI puede ser muy buena elección dentro de la gama. No sólo porque su aceleración es buena para la potencia declarada, sino también porque es 3700 euros menos costoso que el Clase B Diesel de 136 CV. Esa diferencia de precio me parece muy grande por 27 CV adicionales, potencia extra que quizá solo se utilice puntualmente.

El consumo del Clase B Diesel de 109 CV también es muy bajo a velocidad sostenida. En nuestro recorrido de consumo habitual a 120 km/h (el mismo que hemos hecho con el B 200 BlueEFFICIENCY de 156 CV), ha gastado 5,5 l/100 km, que es poco. En vías que requieran frecuentes cambios de ritmo o haya pendientes pronuncidas, el consumo aumenta claramente y es difícil que el consumo se aproxime a ese valor.

Según los datos oficiales facilitados por Mercedes-Benz, el Clase B con cambio de marchas automático gasta algo menos que el mismo modelo con cambio manual, aunque las diferencias no son grandes (ficha comparativa). Este menor consumo quizá se deba a que con cambio automático el desarrollo de la séptima marcha es más largo que el la sexta del manual.

Impresiones sobre sus reacciones

Mercedes-Benz dice que una de las razones por las que ha cambiado tanto la suspensión trasera en este Clase B (respecto al modelo anterior) ha sido para conseguir mayor agilidad de reacciones. Con esta finalidad, también ha bajado el centro de gravedad. De momento, todas las versiones del Clase B tienen tracción en las ruedas anteriores pero el diseño del eje trasero permite que también pudiera haber variantes de tracción total (por ahora Mercedes-Benz no ha confirmado que vayan a existir).

Hasta el momento hemos conducido las dos configuraciones más extremas posibles en el Clase B: con las ruedas más estrechas (205/55 R16) y la suspensión de serie, y con las ruedas más anchas (225/40 R18) y la suspensión opcional que es más firme y deja la carrocería más cerca del suelo. La primera combinación la hemos probado con el motor Diesel de 109 CV y la segunda con el motor de gasolina de 156 CV.

Las diferencias entre una configuración y otra son muy grandes. Con las ruedas anchas y la suspensión dura, el Clase B cambia de trayectoria con facilidad y su carrocería tiene movimientos pequeños tanto de balanceo como de cabeceo. También me parece algo duro de suspensión y quizá algo incómodo si habitualmente se circula por vías con irregularidades.

Con las ruedas y suspensión de serie, el Clase B es quizá uno de los modelos más subviradores de la competencia que hay en el panorama actual. Eso se nota, por ejemplo, que ante la misma curva lenta afrontada a ritmo elevado, es mucho más fácil notar el límite de adherencia en las ruedas delanteras de este Clase B que, por ejemplo, en un Ford C-MAX.

El Mercedes-Benz Clase B me parece más satisfatorio a medida que gana velocidad que en zonas de curvas lentas. En vías de curvas rápidas o en autopistas, no recuerdo ningún otro monovolumen que transmita mayor sensación de aplomo, de control, que sea tan fácil de conducir y tenga reacciones tan progresivas. Esa sensación de seguridad también se tiene con el Clase B con suspensión opcional y ruedas anchas (aunque los baches se notan algo más).

Yo no tomaría la decisión de compra del Clase B con suspensión deportiva y ruedas de 18 pulgadas sin antes comprobar cómo va con la configuración de serie. Quizá muchos clientes aprecien más la ganancia en comodidad con la configuración de serie que la falta de agilidad. De todas formas, nosotros hemos probado los dos extremos posibles de la gama; quizá la mejor alternativa sería una configuración intermedia, por ejemplo, la suspensión de serie con unas ruedas más anchas (o que den más adherencia que las de nuestra unidad de pruebas, unas 205/55 R16 91 H, de la marca y modelo Michelin Energy Saver).

Hay cosas que a Mercedes-Benz le salen muy bien en sus coches (especialmente en sus berlinas, aunque también en este Clase B), como por ejemplo, lo bien que mantienen la trayectoria, casi sin descolocarse, si se produce una frenada brusca en curva o hay que hacer un cambio violento de trayectoria. Por ejemplo, en una maniobra de esquiva al Clase B con la suspensión de serie, le cuesta más que a algunas alternativas seguir las indicaciones del volante, pero cuando lo hace, responde con gran suavidad, de forma previsible y es muy improbable que el eje posterior se descoloque.

Curiosamente, la sensación de comodidad de suspensión mejora con el aumento de la velocidad. La suspensión no parece que aísle especialmente bien de las irregularidades que suele haber en el asfalto de la ciudad (incluidas las bandas en relieve que limitan la velocidad). Es decir, en esas circunstancias, no parece un modelo especialmente cómodo (ni con la suspensión de serie). Sin embargo, las imperfecciones que suele haber en la carretera sí las amortigua muy bien.