Mazda CX-7 (2009) | Información general

14/01/2010 |Enrique Calle

l Mazda CX-7 es un todoterreno de 4,68 m y cinco plazas. Está en venta desde 30.800 € (todos los precios).

Durante 2009 Mazda ha realizado cambios en el modelo que fue lanzado por primera vez en 2007 (información del CX-7 modelo 2007), lo más significativo es que ahora puede tener un motor Diesel de 173 CV, además de uno de gasolina de 260 CV. También tiene cambios en la carrocería y el interior (más información).

Si buscamos en nuestra Base de Datos todoterrenos de más de 4,6 m de longitud y que superen 155 CV de potencia, sólo el SsangYong Kyron, el Hyundai Santa Fe y el Citroën C-Crosser cuestan menos que el CX-7 con motor Diesel. Ninguno de ellos se desenvuelve tan bien en carretera ni da la misma sensación de calidad que transmite el Mazda. El Honda CR-V y el Toyota RAV-4 son menos costosos, aunque tienen motores de menor potencia y son más pequeños por fuera. El Volkswagen Tiguan o el Audi Q5 son más caros.

Para su tamaño exterior, el Mazda no está bien aprovechado por dentro. Si se necesita un maletero muy grande (el CX-7 sólo tiene 455 l), hay mejores opciones. Además, el CX-7 se vende exclusivamente con cinco plazas. Muchos todoterrenos de su tamaño pueden tener siete o cinco manteniendo un maletero muy grande.


Prácticamente no hay ningún otro todoterreno de su tamaño que sea tan ágil y que reaccione tan bien en carretera. En la mayor parte de las circunstancias el conductor del CX-7 no tendrá la sensación de conducir un vehículo así de grande (su longitud es 4,68 m) y pesado (1.800 kg con motor Diesel). El que más se le parece por estas cualidades es el BMW X3, que tiene una suspensión más incómoda.

El Mazda CX-7 es de tracción total. Ese dispositivo permite avanzar en superficies de baja adherencia, como carreteras nevadas en fuerte pendiente (aunque posiblemente un coche con un sólo eje motor y neumáticos de invierno tenga mayor capacidad para avanzar en estas circunstancias).

Esta tracción total no sirve de mucho para circular por zonas muy irregulares, sobre todo si hay que superarlas forzosamente a muy baja velocidad. Para un uso todoterreno, al CX-7 le faltan muchas cualidades (más información).

El Mazda CX-7 con el motor Diesel tiene un funcionamiento más agradable en carretera que en ciudad. En recorridos urbanos le cuesta salir en segunda velocidad al doblar esquinas o en tercera después de tomar rotondas. Si esa primera respuesta del motor fuera más enérgica la conducción del CX-7 sería más agradable.

En carretera sí funciona muy bien. Tiene la fuerza necesaria para circular con agilidad o adelantar en relativamente poco espacio, si es necesario. No gasta mucho combustible. En mi recorrido de consumo habitual de ida y vuelta por autopista a una media real de 120 km/h) necesitó 8,5 l/100 km (consumo real), que es lo normal teniendo en cuenta su tamaño y peso. Un turismo Diesel de potencia similar y buen rendimiento gastaría aproximadamente un 20% menos.


El coste por kilómetro del CX-7 Diesel es muy inferior al del CX-7 de gasolina y 260 CV. Considero que para la mayor parte de las condiciones de uso, el menor consumo del Diesel será más evidente que la ventaja de aceleración del de gasolina.

El conductor del Mazda CX-7 tiene que hacer un esfuerzo físico algo superior al habitual que con otros todoterrenos a causa de que la dirección y la caja de cambios tienen un funcionamiento algo duro. El cambio funciona con precisión, con recorridos cortos entre marcha y marcha, sin embargo opone cierta resistencia cuando hay que seleccionar marchas con rapidez. Se puede cambiar haciendo poco esfuerzo, con cierta lentitud o rápidamente pero con esfuerzo. A corto plazo Mazda no tiene previsto montar en el CX-7 una caja de marchas automáticas.

El interior del Mazda CX-7 tiene una calidad de realización notable. Mazda ha conseguido que tenga este aspecto utilizando muchos plásticos de acabado duro al tacto aunque bien terminados y perfectamente ajustados entre sí.

El puesto de conducción tiene varias peculiaridades. La que me ha parecido más llamativa es que el navegador sólo se puede manejar desde unos mandos que hay en el brazo derecho del volante (imagen). No hay ningún mando en la consola para que lo pueda hacer el acompañante, que muchas veces es lo mejor y más seguro.

Mazda vende este coche en tres niveles de equipamiento estructurado de una manera que dificulta que cada cliente escoja a la carta únicamente el equipamiento que necesita. Por ejemplo, si se quiere un CX-7 con faros de xenón (que dan buena iluminación, aunque no sé hasta qué punto son recomendables porque no sé cómo iluminan los faros de serie), hay que adquirir la versión más costosa, «Luxury», casi 6.000 € más costosa que la versión más sencilla de la gama («Active»).


Las versiones intermedias de gama («Active +») tienen navegador y cámara trasera de asistencia al aparcamiento. Estos dos dispositivos se muestran en una pantalla de pequeño tamaño. La cámara no me parece tan útil como en otros coches porque sólo sirve para tener una idea aproximada de la distancia a la que hay un objeto que está justo detrás del coche. Como no cubre un ángulo grande no se ven bien las esquinas de la carrocería y no permite ver bien los coches que se aproximan cuando se sale de aparcamientos en batería (imagen). Tampoco tiene guías de aparcamiento para facilitar la maniobras.

Un posible inconveniente de la instrumentación es que sólo tiene un ordenador de viaje. Otro es que no se puede consultar simultáneamente la información del ordenador de viaje (o la lista de emisoras presintonizadas) y la del navegador. La conexión Bluetooth permite reproducir archivos de sonido guardados, por ejemplo, en el teléfono móvil.

Hay nuevos elementos de equipamiento como el sistema de alerta por cambio involuntario de carril («Lane Change Assist»). Mediante dos radares de 24 GHz, detecta los coches que se aproximan por detrás (en los carriles contiguos y a más de 60 km/h) y avisa al conductor con un testigo luminoso situado en los espejos retrovisores exteriores. Si el conductor pone el intermitente (a la vez que se aproxima un vehículo), una alerta sonora le advierte para que no haga el cambio de carril. Además, hay un sistema que activa las luces de emergencia si se realiza una frenada brusca a más de 50 km/h.