Land Rover Discovery 4 (2010) | Impresiones de conducción

01/10/2012 |Alfonso Herrero

Al conducir el Discovery uno siente que está a los mandos de un coche alto y pesado. Las curvas cerradas hay que tomarlas teniendo en cuenta que no entra en ellas con facilidad y que el control de estabilidadactuará a poco que forcemos ligeramente el ritmo.

Este dispositivo de seguridad está programado de una forma muy preventiva. Por ejemplo, me ha ocurrido que mientras adelantaba a otro vehículo en una carretera de montaña, en una zona de las que tienen dos carriles de subida, el control me frenó el coche cuando rebasaba al otro en una curva a derechas. Yo iba a unos 100 km/h y el coche no estaba perdiendo la trayectoria. Fue una deceleración muy puntual pero nada agradable si me hubiese pasado en un adelantamiento en un tramo de sólo un carril por sentido.

En autopistas o carreteras con curvas que tengan un radio amplio tiene una estabilidad buena y resulta muy cómodo. Comparado con el Discovery 3, el Discovery 4 me ha parecido que tiene una suspensión algo más firme pero que no impide que la carrocería siga teniendo movimientos amplios. Básicamente, todo lo que contamos en su día sigue siendo vigente en el modelo actual.

Fuera del asfalto se desenvuelve con mucha soltura gracias principalmente a que el sistema de tracción total funciona muy bien y a que la suspensión deja mucha altura libre hasta el suelo —hasta 315 milímetros— y tiene recorridos muy amplios.

En los siguientes enlaces se pueden leer las impresiones de conducción en carretera y fuera de ella que escribimos del Discovery 3.

El motor Diesel de 245 CV, que en julio de 2011 fue reemplazado por uno estructuralmente idéntico pero de 256 CV, me ha gustado mucho. Recuerdo que en el Discovery 3 con el motor de 190 CV, cuando había que iniciar la marcha, la respuesta era pobre. Tanto que incluso al maniobrar en el campo, en zonas con algo de pendiente, le costaba mucho hacerlo.

Con el motor de 245 CV esto ya no ocurre. Empuja con fuerza suficiente desde el principio y tiene fuerza suficiente para hacer adelantamientos con rapidez. Tampoco es ruidoso, en marcha lo que más se oye es el aire.

El consumo en carretera no es contenido pero tampoco se puede considerar disparatado. A velocidad constante puede ser similar al de otros todoterrenos de su tamaño y potencia; en cambio, en carreteras donde haya que acelerar y frenar repetidas veces el consumo si es más alto. En autovía, a 132 km/h de marcador, ha gastado 11,5 l/100 km —aquí se pueden ver los errores del velocímetro y el cuentakilómetros—.

Este motor va acoplado a un cambio de marchas automático de seis velocidades. Su funcionamiento es muy bueno. Pasa de una marcha a otra con suavidad, tanto al subirlas como al reducir, y «lee» el estado de la carretera adecuadamente, de tal modo que durante las bajadas no mete la marcha más larga posible sino que da cierta retención para que el coche no se embale, esto evita tener que seleccionar una marcha manualmente. Tiene dos programas de funcionamiento automáticos, uno normal y otro deportivo. El deportivo cambia de marcha a un régimen superior y da una retención mayor. Además las marchas pueden seleccionarse manualmente.

La versión de 256 CV tiene una transmisión automática de ocho velocidades y consume algo menos (más información en la evolución de la gama).