Lancia Ypsilon (2003) | Impresiones de conducción

14/10/2003 |Enrique Calle

Hemos conducido tres Lancia Ypsilon diferentes. El turbodiésel 1.3 Multijet 16v de 69 CV con cambio manual y los de gasolina de 16 válvulas, es decir el 1.4 de 95 CV y el 1.2 de 80 CV. Nos ha sorprendido al entrar en el Ypsilon que apenas hay lugares para dejar cosas pequeñas. El único sitio en el que se pueden dejar cosas es en los posavasos, a la altura del suelo. No hay sitio para una cartera, unas llaves, unas monedas o unas gafas.

No se entiende esta falta de huecos porque, al situar la instrumentación en el centro del salpicadero, la zona que rodea el volante está muy despejada y parece ideal para colocar una cajita acolchada para llevar cosas. Las bolsas de las puertas son bajas y estrechas.

Los materiales utilizados en el salpicadero y en los asientos se perciben como de gran calidad, al menos en las versiones más lujosas que son a las que he tenido acceso.

El remate y los ajustes son impecables y todos los materiales de buen tacto y gran refinamiento (sobre todos las versiones que tienen los guarnecidos y parte del salpicadero recubiertos con piel o Alcantara).

Sin embargo han ahorrado en las agarraderas situadas sobre las puertas, cuyo retorno no está amortiguado y suenan mucho al golpear contra el soporte.

Destaca que el volante se regule longitudinalmente, ya que en el recién remozado Punto no es posible hacerlo. Encontré una buena posición para conducir con comodidad, aunque hay que aceptar que la banqueta va alta. La palanca de cambios queda un poco alta pero es fácil acostumbrarse y después resulta agradable.

Sentado en el asiento del conductor algunos mandos quedan escondidos de la vista del conductor, aunque esto depende en gran medida de la posición que cada conductor adopte al volante. En mi caso, con la tercera o la quinta velocidad engranada, los botones de las luces antiniebla quedaban ocultos detrás del pomo (imagen); los brazos del volante no dejan ver bien las lecturas de los brazos del limpiaparabrisas, del cruise control y las ruletas de las salidas de ventilación (imagen).

El interior del Ypsilon es más bien pequeño para su dimensión exterior. Por fuera es 4 centímetros más ancho que un Fiat Punto. Por dentro, en cambio, 5 centímetros más estrecho a la altura de los hombros que un Punto de 3 puertas en las plazas delanteras y 4 en las posteriores.

A lo largo, en el interior, pierde 2 centímetros con relación al Punto. Es muy posible que estos dos centímetros se deban a que los respaldos de los asientos del Ypsilon son más gruesos y no tanto a la pequeña diferencia de distancia entre ejes.

Las ruedas 195/55 x 15 son de serie en la versión Platino y seguramente demasiado ancha para las versiones de gasolina. Más en un coche con una suspensión blanda. No tuve la posibilidad de probar una rueda más estrecha en llanta de 14 pulgadas, por lo que no puedo dar otras impresiones. Tengo dudas en la versión turbodiésel, en la que quizá vaya mejor con esta rueda que con una más estrecha y de 14 pulgadas de diámetro, debido al incremento de peso sobre el eje delantero.

A igualdad de equipamiento, las versiones con motor turbodiésel pesan 65 kilogramos más que las del motor de gasolina de 1,4 litros y 95 caballos (1045 kg frente a 980). Esta diferencia de peso, que recae íntegramente sobre el eje delantero, se deja notar para mal; en curva entra con menor facilidad.

En otra presentación hemos tenido la oportunidad de conducir las versiones 1.2 16V y 1.4 16V con llantas de 16 pulgadas. El primero tiene un equilibrio acertado entre estabilidad y confort, aunque no es un coche blando. El 1.4 16V es más duro de suspensión (con esa rueda) y aconsejable para quien prefiera una suspensión de cierto tacto deportivo; quien valore el confort por encima de otros factores le puede parecer algo dura.

Con los neumáticos Continental SportContact 195 /45 R16 que tenían ambos, las estabilidad me ha parecido muy elevada. Es un coche que entra bien en las curvas y tiene mucho agarre lateral. No estoy seguro si llegará al nivel de un Nissan Micra o de un Fiesta (haría falta una prueba más profunda y con los neumáticos que estas versiones traen de serie 185/65 R14), pero sí está entre los mejores.

El desarrollo del cambio es ligeramente largo con todos los motores, lo que seguramente puede acusarse en el caso de llevar el coche cargado y resulta satisfactorio con dos personas a bordo en carreteras de pocas pendientes. Con estos desarrollos los coches resultan poco ruidosos, en especial el Multijet en comparación con otros motores turbodiésel de baja cilindrada.