Lancia Lybra 1.9 JTD (2000) | Cómodo y bien equipado, pero no silencioso ni amplio

27/06/2000 |Juan Manuel Pichardo

Lo que hace del Lybra un coche muy confortable, especialmente en viajes largos, son dos elementos: la suspensión y la ventilación. La suspensión está hecha para proporcionar confort.

Aunque mecánicamente el Lybra tiene muchos elementos en común con el Alfa Romeo 156, la suspensión trasera es completamente distinta. En el 156 el movimiento de la rueda con relación al bastidor se realiza en un plano casi transversal al sentido de la marcha (suspensión de paralelogramo deformable), lo que proporciona una gran estabilidad en curva. En el Lybra, en cambio, ese movimiento es casi longitudinal en el sentido de la marcha (suspensión de rueda tirada), lo que da más confort. Además, las ruedas del Lybra tienen un cierto juego en sentido longitudinal, lo que ayuda a que transmitan en menor medida las irregularidades de la carretera. Ese movimiento no repercute negativamente en la estabilidad, que también es buena.

Cuenta como equipo de serie con un climatizador automático, capaz de crear ambientes distintos para conductor y pasajero; hay también salidas de aire para las plazas posteriores, pero que no reciben una ventilación diferente en cada uno de los dos lados. El resultado es positivo y, por lo que se puede notar, el sistema que tiene en cuenta la radiación del sol funciona. No puedo decir lo mismo del llamado «AQS» (Air Quality System), que cierra la entrada de aire en el habitáculo.

El motor JTD de 1,9 l no es ruidoso y el Lybra no está mal aislado. En condiciones normales, no tiene un descarado sonido Diesel. Al acelerar fuerte sí se nota claramente que el motor es Diesel, por ruido y vibraciones. El Lybra tiene otro ruido que parece provenir del aire que pasa junto a los retrovisores, pero que velocidad normal no se presenta, sólo por encima de 160 ó 180 km/h.

En las plazas delanteras no hay problemas de espacio; la altura es bastante para personas grandes y la anchura la que hace falta para quedar lejos de la puerta y que el brazo del pasajero no moleste al cambiar de marcha. Atrás, en cambio, falta sitio para las piernas y no es particularmente alto; el maletero tampoco es grande.