Hyundai i10 (2014) | Impresiones de conducción

22/04/2014 |Enrique Calle (@QuiqueCalle)

Hemos probado en profundidad la versión de gasolina de 66 caballos y durante unos pocos kilómetros la variante de 87. De momento no podemos respaldar con datos cuánto más veloz es el de 87 caballos, pero la sensación que tuvimos es que su respuesta no es mucho más contundente.

El Hyundai i10 de 66 caballos es más que suficiente para circular por ciudad y sus alrededores. Obviamente, también se puede viajar con él, pero hay que tener en cuenta que es un coche más bien lento. En nuestra tabla de mediciones de prestaciones se puede ver que es menos veloz que algunos modelos de similar potencia (tabla comparativa).

El ritmo que se puede mantener en carretera depende mucho de cómo y cuánto se utilice el cambio de marchas. Según nuestras mediciones, el Hyundai i10 con el motor de 66 caballos necesita 30,7 segundos para pasar de 80 a 120 km/h en quinta velocidad, 21,9 segundos en cuarta y 16,2 segundos en tercera.

Aunque no acelera mucho, tiene otras cualidades por las que sí puede ser un modelo agradable para viajar. Por ejemplo, a 120 km/h en llano y en quinta velocidad, el ruido que llega el interior es bajo. Tiene una suspensión cómoda, que absorbe bien los baches y los resaltes de la carretera. Los movimientos de su carrocería en curva y en frenada son más amplios que los de un Fiat 500 y un Opel Adam, pero estos dos son claramente más incómodos. Me da la sensación de que la sensación de confort que se vive en el interior del i10 no difiere mucho de la que se tiene en coches algo más caros y de mayor tamaño.

El motor atmosférico de tres cilindros y 66 caballos sorprende gratamente por su bajo nivel de vibraciones y ruido en el interior, tanto al ralentí como en movimiento. Es un motor mucho más refinado, por ejemplo, que el tricilíndrico 0.9 TCe de 90 CV que utiliza Renault en el Clio y el Captur. Tanto es así, que no hay motivos de peso por el que aludiendo al factor de suavidad de funcionamiento alguien escoja la versión de cuatro cilindros y 87 CV a la de tres cilindros y 66.



El Hyundai i10 responde satisfactoriamente a los movimientos con el volante y pedales. No me parece el mejor entre los coches pequeños porque, por ejemplo, le falta una dirección con mejor tacto (es muy artificial y no da la sensación de que no hay una conexión física entre el volante y las ruedas) que ayude a sentir mejor el coche. Durante los 800 kilómetros que lo he probado por todo tipo de vías y en ocasiones practicando una conducción rápida (dentro de lo que permite su motor), el coche ha respondido satisfactoriamente y con seguridad. El control de estabilidad es de serie.

El consumo de carburante es normal para las características del coche. En la utilización que yo he hecho, ha estado entre 5,0 y 7,0 litros cada cien kilómetros entre repostaje y repostaje. Naturalmente, es posible que el consumo sea más elevado si por ejemplo se conduce muy rápido de forma constante o con brusquedad, pero yo no he practicado esa conducción de forma continuada.



Ha gastado 5,6 l/100 km, haciendo un 85% de los kilómetros por las vías de circunvalación de Madrid (con poco tráfico, en marchas largas, conduciendo con suavidad y a velocidades legales —entre 70 a y 100 km/h—) y un 15% por tráfico puramente urbano En nuestro recorrido de consumo (que es por una autopista con fuertes pendientes y a una media real de 120 km/h), el consumo ha sido 7,0 l/100 km. Ese dato, que si bien no es muy elevado, es similar al que tienen otros coches de gasolina de mayor potencia y tamaño. Las características de ese trayecto no son favorables para este coche pues para mantener esa media, en ocasiones hay que pisar mucho el acelerador y reducir a cuarta marcha en varias ocasiones.

Los datos de consumo que ofrecemos son los del ordenador de viaje del coche. En esta ocasión no podemos ofrecer datos de su error porque en los diversos cálculos que hemos hecho hemos obtenido errores muy dispares y no sabemos si se debe a un error nuestro en los repostajes o a que el ordenador indica cada vez cosas muy distintas.