Ford Kuga (2008) | Impresiones del interior

05/04/2010 |Alfonso Herrero

En el Kuga, la posición de conducción es la característica de un todoterreno, con un asiento colocado alto y el cuerpo más erguido que en un turismo. Al acceder o descender del habitáculo hay que tener cuidado si la carrocería no está limpia porque es fácil mancharse el pantalón: no hay nada que proteja el umbral de la puerta de la suciedad.

Los asientos delanteros sujetan razonablemente el cuerpo en las carreteras de curvas. El del conductor tiene regulación en altura y del apoyo lumbar. Las versiones con nivel de equipamiento «Trend» llevan un tapizado de tela, mientras que las «Titanium» tienen tapicería mixta de tela y piel. En opción hay una tapicería totalmente de piel.

En las plazas traseras hay espacio para que pasajeros de 1,90 m de estatura no rocen con el techo —aunque el apoyacabezas les quedará bajo—. Eso sí, para que quepa alguien de esa talla, el asiento delantero tiene que ir muy adelantado porque el espacio para las piernas en las plazas traseras es pequeño.

La plaza central posterior es relativamente cómoda, por su forma y porque el túnel central no ocupa mucho espacio. A pesar de ello, su ocupante tendrá que llevar los pies utilizando parte del sitio de los pasajeros de las plazas laterales, porque la consola central llega muy atrás y el pie apenas cabe.

El salpicadero del Kuga es muy similar al del C-Max (modelo 2008) —también tiene elementos en común con el Focus (modelo 2008)—. Las diferencias más evidentes son que el Kuga tiene un pulsador de arranque entre los dos aireadores centrales (imagen) y que en vez de un cajón con tapa en la parte superior del salpicadero hay una pieza de goma para depositar objetos pequeños. En las versiones «Trend» algunas piezas del interior van pintadas de color azul o naranja (galería de imágenes interiores).

En la zona donde sitúan los pies los ocupantes de las plazas traseras hay dos compartimentos destinados a guardar el juego de lámparas de repuesto y el kit de reparación de pinchazos. Son dos huecos no muy grandes (imagen) pero que pueden resultar útiles para guardar oculto algo de valor —una cámara fotográfica compacta, por ejemplo—.

El maletero tiene una capacidad de 360 l. Bajo el piso de éste hay otro compartimento para guardar cosas, cuyo volumen es 50 l. Este hueco se pierde si el coche lleva rueda de repuesto —de emergencia, más pequeña que las otras cuatro— en vez del kit de reparación de pinchazos.

El volumen de carga se puede ampliar hasta 1.355 l abatiendo los asientos traseros. que están divididos en una proporción 60/40. Para ello, primero hay que levantar la banqueta y, después, abatir los respaldos hacia delante (imagen).

La cortinilla enrollable que cubre el maletero se desplaza por unas guías, lo que facilita su colocación. Para retirarla, basta con empujar hacia abajo la empuñadura que tiene —se recoge automáticamente—.

Al maletero se puede acceder levantando todo el portón (imagen) o abriendo sólo la parte superior (imagen). El segundo sistema es útil si queremos cargar objetos poco voluminosos y no podemos abrir todo el portón porque hemos aparcado cerca de una pared u otro vehículo.

Para abrir todo el portón hay que pulsar el interruptor que hay encima de la matrícula; para abrir sólo la parte superior hay otro pulsador, colocado a la derecha del anterior.

El techo panorámico de cristal (imagen) no se puede abrir. Se extiende desde los parasoles delanteros hasta el final de las plazas traseras. Para proteger el habitáculo del sol hay dos cortinas enrollables que se recogen hacia los extremos del coche. Están fabricadas de una malla fina que en los días soleados deja pasar más luz y más calor del que desearían algunas personas, al menos en un país como España.