Ford Galaxy (2006) | Motor y estabilidad

15/11/2006 |Enrique Calle

Ford ha colocado en el Galaxy una suspensión más blanda que la del S-Max. El resultado es apreciable pero no muy diferente; el Galaxy, ni es mucho menos estable ni mucho más cómodo.

De hecho, con la suspensión de serie, sorprende el buen tacto que tiene el Galaxy y lo bien que responde a las indicaciones del volante, a pesar de su tamaño y peso. Aunque es relativamente ágil, tiene reacciones seguras porque no tiende a descolocarse en condiciones desfavorables.

No tiene una suspensión blanda en exceso. Lo bueno que tiene que sea así, es que la carrocería no queda suelta (no tiene movimientos amplios) en curvas o cambios de rasante, pero hay ciertas irregularidades que se sienten en el interior más que en otros coches de este tipo. Por ejemplo, un Renault Grand Espace puede ser algo más cómodo, pero es más torpe.

No hemos probado la amortiguación variable que hay en opción («Continuously Controlled Damping»), con la que el conductor puede elegir entre tres programas (Comfort, Normal y Sport), pero el equilibrio con la suspensión de serie es muy bueno. Lo que sí puede ser interesante, si se van a cargar objetos muy pesados, es la suspensión trasera autonivelante.

Otros elementos de equipamiento que puede llevar son el programador de velocidad activo («ACC»), y tres tipos de sistema de iluminación.

El «ACC», además de mantener una distancia prefijada con el vehículo precedente, reduciendo la velocidad si es necesario, tiene otras funciones: el radar que tiene este dispositivo también se usa para detectar un posible obstáculo en la carretera que pueda interferir en la trayectoria. Por lo que hemos visto en otros coches, este sistema no resulta del todo satisfactorio.

La iluminación que tiene de serie es justa en alumbrado de cruce (el haz es algo corto para conducir por vías sin iluminar a una velocidad normal). Comparativamente, las luces de carretera son mejores. Opcionalmente puede tener faros halógenos con sistema de iluminación en curva y faros de doble xenón (que en otros Ford dan una iluminación muy buena).

El Galaxy tiene prestaciones suficientes para sostener una velocidad alta por carretera, incluso si hay desniveles. Al menos hasta 120 km/h tiene una capacidad de aceleración buena para su potencia y peso (es un poco más veloz que un Mitsubishi Grandis Diesel de 140 CV). Si va cargado y hay que adelantar en poco espacio no sobra potencia, pero tampoco falta si se realiza bien la maniobra.

En ciudad le falta un poco de fuerza para salir desde parado. Entre eso, y que el tacto del acelerador no es bueno en esas circunstancias (a veces ocurre que se acelera el motor más de lo necesario para comenzar la marcha, y otras veces menos) no es un coche muy agradable para ciudad.

Desde el interior, el ruido del motor está bien amortiguado dentro de lo que cabe esperar para un motor Diesel. Hasta unos 120 km/h se viaja con poco ruido de cualquier tipo. A una velocidad mayor, aparece una mezcla de ruido aerodinámico y de motor (especialmente en las fases de aceleración) que puede restar algo de confort a quien sea sensible a este tipo de ruidos.

El consumo se puede considerar bajo para el tamaño y peso del Galaxy; de todas formas, no hay que fiarse mucho del dato que marca el ordenador de viaje (que marca, más o menos, un 10 por ciento por defecto). En un recorrido por carretera y autopista, a un ritmo normal, gastó 8,0 l/100 km.

Según Ford, el depósito de combustible tiene 70 l. Cuando el ordenador marcaba 0 kilómetros de autonomía, entraron 68 l hasta que saltó la manguera del surtidor. Con cierta paciencia, se pueden meter 80 l (más o menos). Con 80 l y una conducción normal por fuera de ciudad, cabe esperar tener 1.000 km de autonomía, o algo más si se conduce con suavidad.