Ford Focus (2008) | Información general

08/01/2010 |Enrique Calle

El Ford Focus está disponible con cinco tipos de carrocería, de tres, cuatro y cinco puertas, descapotable y familiar. Las versiones más deportivas (RS y ST), así como el descapotable (Focus Cóupé-Cabriolet) y el Sportbreak X, las tratamos en artículos separados.

Se puede adquirir con diferentes motores de gasolina y Diesel de entre 90 y 305 CV. Salvo este último, que corresponde a la versión RS y está disponible desde enero de 2009, son los mismos motores que formaban parte de la gama cuando el Focus llegó al mercado en enero de 2008 —es una actualización del modelo 2005—. Ford sólo ha retirado de la gama un motor, el de gasolina 1.4 de 80 CV (estuvo en venta entre enero de 2008 y noviembre de 2009).

Desde principios de 2010 estará disponible una versión de bajo consumo, denominada ECOnetic (más información). Lleva un sistema de parada y arranque automático del motor y tiene un consumo medio homologado de 3,8 l/100 km, inferior a la primera versión ECOnetic (más información).

Con carrocería de tres puertas (Coupé) y de cinco puertas (Berlina), está en venta desde 14.370 € (todos los precios del Focus Coupé y todos los precios del Focus Berlina). Ambas versiones tienen un precio idéntico a igualdad de motor y equipamiento.

La variante con carrocería de cuatro puertas (Sedán) está en venta con una gama de motores algo más reducid, desde 15.370 € (todos los precios del Focus Sedán). Sucede algo similar con la versión familiar (Sportbreak), que también está disponible desde 15.370 € (todos los precios del Focus Sportbreak).

Al igual que las versiones de 3 y 5 puertas, el Sportbreak y el Sedán tienen el mismo precio a igualdad de motor y equipamiento.

La versión Diesel 2.0 TDCi de 136 CV puede llevar una caja de cambios de doble embrague ( «PowerShift»), similar a la «DSG» de Volkswagen. Esta versión del Focus tiene un precio 1.500 € superior respecto a la variante con cambio manual de seis velocidades (ficha comparativa).

Merece la pena pagar por esta caja automática porque proporciona una gran comodidad de uso y porque tiene un funcionamiento que, en la mayoría de las circunstancias, hace olvidar a las cajas manuales.

El Focus 2.0 TDCi PowerShift tiene dos inconvenientes. Primero, que da prestaciones ligeramente más lentas que la versión equivalente con cambio manual y su consumo es algo mayor (aunque la diferencia no es definitiva). Segunda, se echa en falta que, sin intervención del conductor, tuviese más capacidad para dar retención en determinadas circunstancias.

El Focus es un coche muy agradable de conducir por su agilidad, buen tacto de conducción y por las posibilidades de equipamiento. No es superior a la media por los materiales de recubrimiento o por su ajuste —no obstante, hay una mejora en este aspecto respecto al modelo que llegó al mercado a finales de 2004 (más información).

Donde sí hay una mejora respecto al modelo anterior es por la cantidad de ruido que llega al interior proveniente de los motores. Esto se nota especialmente en la versión 2.0 TDCi y en menor medida en el 1.6 TDCi de 109 CV.

De los motores de gasolina, el más interesante puede ser el 1.6 Ti-VCT de 114 CV, que tiene un funcionamiento bueno. De los Diesel, el 2.0 TDCi de 136 CV es superior al 1.6 TDCi de 109 CV si tenemos en cuenta a la vez las prestaciones y el consumo (no el precio).

Además, es el único que puede llevar el cambio de marchas «PowerShift». Curiosamente, el 1.6 TDCi no nos ha dado tan buena impresión en el Focus como en otros coches que lo pueden tener, como, por ejemplo, el Mazda3 (más impresiones de conducción).

En general, todas las versiones del Focus destacan por su amplitud, salvo por la altura libre al techo en las plazas traseras que es escasa para adultos de talla superior a 1,80 metros (un Hyundai i30 o un Volkswagen Golf son mejores en esta cota).

El Focus Sportbreak (familiar) tiene más altura libre al techo en las plazas traseras, además de un maletero muy práctico y cómodo de cargar, pero con algún defecto: no hay fijaciones previstas para colocar una red detrás de los asientos delanteros y las argollas para fijar la carga al piso están poco accesibles (más impresiones del interior).

Precio y equipamiento

En términos generales, el Focus es más asequible que modelos de similares características como el Citroën C4, el Fiat Bravo, el Peugeot 308, el Renault Mégane o el SEAT León. Por ejemplo, la versión más asequible con carrocería de cinco puertas (Ford Focus Berlina Trend 1.6 de 101 CV) tiene un precio inferior que el León 1.6 102 CV Reference, el 308 5p Confort 1.4 VTi 95 CV y el Mégane Berlina Authentique 1.6 16v 100 CV (ficha comparativa).

La versión más vendida (Focus Berlina Trend 1.6 TDCi 109 CV) está disponible desde 16.120 €, un precio algo superior al del Bravo 1.6 Active 105 CV Multijet Eco, pero inferior al del León 1.6 TDI CR 105 CV Ecomotive Reference y el C4 5p Cool HDi 110 FAP Airdream (ficha comparativa).

Hay algunos paquetes opcionales que permiten modificar el aspecto de la carrocería mediante faldones, rejillas o terminales de escape diferentes. También hay llantas opcionales de 17 ó 18" y unas carcasas cromadas para los retrovisores.

Está disponible con dos niveles de equipamiento («Trend» y «Titanium»), admeás de las versiones con equipamiento específico RS, ST, ECOnetic. Desde principios de 2010 también se podrá adquirir con dos nuevos niveles de equipamiento denominados «Sound» y «Titanium Sound». El primero es una evolución del equipamiento «Trend», mientras que el segundo tiene más elementos de serie que el «Sound» y el «Trend» (más información).

Un aspecto muy interesante del Focus es que todas las versiones pueden tener mucho equipamiento y el propietario lo puede configurar a su gusto. Un detalle de equipamiento que no nos ha gustado es que algunas versiones no tienen reóstato (sirve para regular la intensidad de la iluminación del cuadro de mandos).

Los faros de serie tienen bombilla halógena y, opcionalmente, pueden ser de doble xenón. La iluminación de serie es suficiente, porque el haz es normalmente largo y ancho. Lo que falla, es justo delante del coche queda una zona oscura, que puede ser molesta en carreteras muy estrechas de muchas curvas.

La mayor diferencia entre la iluminación de serie y la de doble xenón se da en la luz de carretera. Por tanto, merece la pena pagar por los faros opcionales si se va a circular preferentemente por vías sin iluminar fuera de poblado.

Con cualquiera de los faros opcionales, las luces traseras son de diodos luminosos, en vez de lámparas. Para distribuir la luz por estos pilotos Ford ha utilizado fibra óptica. También hay un dispositivo que activa las luces de emergencia en caso de una frenada muy intensa (deceleración mayor de 6 m/s²).

Algunas versiones del Focus pueden llevar un sistema de arranque por botón colocado junto a la palanca de cambios. También hay disponible un sistema de entrada sin llave.

Existen dos sistemas de navegación disponibles. Uno tiene pantalla táctil de 7" desde la que también se manejan los sistemas de climatización y audio (imagen). El otro consta de una pantalla más pequeña (de 5"), con una ranura para tarjetas de memoria SD desde la que se pueden cargar mapas (imagen).

Además, puede tener diversas tomas para fuentes de sonido externas, como MP3, memorias USB o iPod (fichas de equipamiento del Focus Coupé, fichas de equipamiento del Focus Berlina, fichas de equipamiento del Focus Sedán y fichas de equipamiento del Focus Sportbreak).

Versión «Flexifuel»

Hay una versión que puede utilizar gasolina o combustible E85 (mezcla de etanol y gasolina, al 85 y 15% respectivamente). Lleva un motor 1.8 de 125 CV. Está disponible con carrocería de cinco puertas (ficha técnica) o familiar (ficha técnica). Consumen 7,0 l/100 km, algo más que las versiones equivalentes de gasolina (1.6 Ti-VCT de 114 CV) tanto con carrocería de cinco puertas (ficha comparativa) como con carrocería familiar (ficha comparativa).

La ventaja del etanol de origen agrícola con respecto a la gasolina y el gasóleo es que el primero no añade CO2 a la atmósfera, porque ese CO2 procede inicialmente de la atmósfera.

En el caso de la gasolina, el gasóleo o cualquier otro combustible fósil, se envía a la atmósfera en forma de CO2 una cantidad de carbono que anteriormente estaba en el subsuelo. Ese aumento de CO2 en la atmósfera es lo que puede aumentar el efecto invernadero.