Ford Focus RS500 (2010) | Impresiones del interior

17/08/2010 |Javier Moltó

El Focus RS500 es un coche atípico. No sólo en la actualidad, también lo es en la historia del automóvil porque es uno de los poquísimos coches de tracción delantera con 350 CV de potencia.

Es atípico también en la actualidad y no por su potencia, sino por cómo responde en carreteras de curvas. El RS500 es un coche que permite ser conducido, que responde con agilidad y precisión, sin sobresaltos, a las indicaciones del conductor. Su respuesta en curvas es completamente diferente a la de la mayoría de coches actuales, cuyo eje posterior va anclado al asfalto.

La respuesta del RS500 es variada. Depende de qué se haga con el acelerador, el freno y el volante. No es brusco de reacciones y no me parece exigente con el conductor habida cuenta de la velocidad a la que se puede ir con él. Con el Focus RS500 los elementos pueden pasar con mucha rapidez por las ventanillas y a esa velocidad suceden muchas cosas y se pueden tomar muchas decisiones en pocos instantes. Una decisión equivocada sí puede suponer un problema, pero las decisiones correctas las obedece con fidelidad, en todas la curvas por las que yo he pasado con él ha actuado como yo esperaba a cada indicación y sin sorpresas.


Últimamente he probado pocos coches potentes de tracción delantera. No tengo ninguno en la memoria. Enrique Calle sí lo ha hecho y me ha contado que la diferencia de cualquiera de ellos, por ejemplo el León Cupra, con el Focus RS es enorme. En curva, el resto de coches no se mueve apenas en respuesta a la variación de la posición de los pedales. Se puede levantar el pie del acelerador o incluso frenar con tranquilidad en mitad de una curva que el coche no se descoloca. Con el Focus RS no es así. Las variaciones sobre los pedales, incluso suaves, suponen variaciones de la posición de la carrocería con relación al asfalto. Este posible inconveniente para algunos conductores se convierte en ventaja para otros, si conducen con la precisión que requiere este coche.

Si no fuera por la velocidad a la que puede ir, diría que es un coche fácil de conducir. El motor ayuda mucho a que sea así. Entrega la potencia, la mucha potencia, sin brusquedades. No existe la patada brutal del turbo y el retraso sobre las indicaciones del acelerador que tanto costaba controlar en los coches de hace 20 años, mucho menos potentes que el Focus RS500.

En el Focus se nota cómo actúa el turbo, porque da mucha potencia, pero la entrega se realiza de forma uniforme y simultánea a la presión del acelerador en la zona baja del cuentavueltas. Esta respuesta instantánea facilita el acierto del conductor.


Cuando se acelera a tope en las tres primeras marchas las ruedas delanteras tienen dificultades para transmitir la fuerza al asfalto, se producen pequeñas pérdidas de tracción y desviaciones de la dirección que obligan al conductor a agarrar el volante con fuerza. El Focus RS500 acelera mucho. Pasa de 80 a 120 km/h en tres segundos exactos, seis décimas más rápido que el Focus RS de 305 caballos de potencia. Probablemente aquel Focus fuera un poco lento, pero lo que está claro es que este es muy rápido. Se pone primero en la lista de aceleración entre los coches de tracción delantera que han pasado por km77.com. (Tabla comparativa de prestaciones)

No sólo de los de tracción delantera. Acelera más que un BMW M3 de 420 caballos y sólo tarda una décima más en pasar de 80 a 120 km/h que un Porsche 911 Carrera 4S, con cambio PDK y 385 CV.

La dirección electrohidráulica del Focus RS es uno de los factores fundamentales que lo convierten en un coche poco exigente con el conductor. No resulta ni blanda ni dura, ni rápida ni lenta. Es perfecta para lo que necesita el coche en diferentes utilizaciones, por tacto y respuesta. Pasa completamente desapercibida para el conductor porque siempre obtiene de ella la información que necesita. Salvo en maniobras. No por culpa de su dureza, sino por lo poco que gira el coche. En algunos garajes puede suponer un problema serio.


Nuestras mediciones de frenada con las tres unidades del Focus RS que han pasado por nuestra redacción siempre han dado malos resultados. Los dos Focus RS y el RS500 han necesitado alrededor de 55 metros para detener el coche desde 120 km/h. Es un mal dato.

Sin embargo, el tacto del pedal es bueno y permite dosificar bien cuando no se pisa con mucha violencia sobre el pedal. En las frenadas muy fuertes, en los primeros instantes de la frenada, el pedal opone mucha resistencia y sin apenas deleceleración. Una vez superado ese primer instante, la frenada ya se vuelve normal. En frenadas menos bruscas, en las habituales en carretera, cuando no se pretende conseguir la máxima deceleración en cada pisotón sobre el freno, su respuesta es buena. También me ha parecido buena su resistencia al calentamiento.