Fiat Punto 1.2 ELX (2000) | Una carrocería pequeña con un interior espacioso

14/07/2000 |Javier Moltó

Por dentro, el Punto es grande. Ancho en las plazas posteriores (130 cm contra 123 del Peugeot 206, por ejemplo) y alto en los asientos delanteros y posterior. El volumen del maletero es el mayor entre los coches de tres puertas de su tamaño (264 litros, 9 más que el Renault Clio, 14 litros más que el Ford Fiesta y 19 más que el Peugeot 206).

El Peugeot 206 tres puertas es el más largo de todo este grupo. Por fuera mide exactamente 3,5 centímetros más que el Punto. Esa diferencia apenas se traslada al espacio para el pasajero de atrás.

Con un mismo conductor sentado al volante, el pasajero del asiento posterior de un 206 dispone prácticamente del mismo espacio para las piernas que el de un Punto. Ambos son coches amplios a lo largo para su longitud. No sólo amplio. El Punto está bien pensado para que los ocupantes se sientan a gusto. En especial los de las plazas delanteras. Hay unos diez huecos a mano del conductor para dejar distintas cosas: monedas, llaves, cartera o papeles.

El asiento del conductor se puede regular en altura, al igual que el volante. Sin embargo, esta regulación del volante no resulta demasiado útil. En la posición más alta el volante queda muy tendido (hay mucha más distancia desde la parte superior del volante al cuerpo del conductor que desde la zona inferior). Esta posición del volante obliga a manejarlo de forma similar a como se haría si fuera el de una furgoneta o camión, aunque la postura de conducción es diferente a la de los vehículos industriales. Este inconveniente se resuelve con poner el volante más bajo.

En las versiones de tres puertas, los dos asientos delanteros se abaten con facilidad para permitir el acceso a las plazas posteriores. Banqueta y respaldo se sitúan en la posición más cercana al salpicadero, para franquear el acceso. Al volverlos a colocar, un sistema mecánico de memoria los devuelve a la posición inicial. En nuestro Fiat Punto de pruebas, la banqueta del copiloto sólo regresaba a la posición buena una vez de cada siete u ocho intentos. Lo normal era que se quedara en la posición más adelantada de todas las posibles.