Dodge Caliber 2.0 CRD (2006) | Un interior con un acabado inferior a la media

25/07/2006 |Alfonso Herrero

El Caliber tiene un amplitud suficiente para cuatro adultos, por anchura y altura disponible. El espacio para las piernas en las plazas traseras es similar al de coches algo menores, como un SEAT León.

El acceso a las plazas delanteras es algo más cómodo que en otros turismos, porque el asiento está más alto respecto al suelo. La posición de conducción es buena, a pesar de que el volante sólo se regula en altura (parece que también lo hace 1 cm en profundidad, pero es debido a la holgura del mecanismo).

Los asientos son amplios y el respaldo suficientemente alto para los conductores altos. En el del conductor se pueden ajustar la altura y el apoyo lumbar. La versión «SXT Limited» que hemos probado tiene tapicería de cuero. No me ha parecido tan calurosa como cuando conduje el Caliber en la presentación internacional, y eso que ha hecho mucho más calor.

Detrás, tanto la banqueta como los respaldos tienen forma plana, que no sujeta el cuerpo en carreteras de curvas. Aunque por la anchura disponible podrían caber tres personas, el abultado tamaño del túnel de transmisión impide que el pasajero central pueda colocar los pies con comodidad (en otros países hay versiones del Caliber con tracción total).

Esto no es un problema si en el centro va un niño suficientemente pequeño para que las piernas no le lleguen al suelo cuando está sentado.

La consola que va sobre el túnel también dificulta pasar de un lado al otro del asiento porque no hay casi sitio para que quepa el pie (imagen).

El maletero está recubierto de plástico en su totalidad (imagen). Tiene el inconveniente de que los objetos que depositemos en el resbalan más que sobre una moqueta. A cambio, resulta mucho más fácil de limpiar aunque el de nuestra unidad estaba muy marcado por el uso (el coche tenía ya más de 10.000 km).

La cubierta enrollable para cubrir el equipaje no lo oculta en su totalidad y es posible ver desde las ventanillas traseras parte de lo que llevamos guardado en el maletero; la versión «S» no tiene este accesorio.

La guantera del salpicadero está dividida en dos, cada una con su tapa. A su vez, la parte inferior tiene dos compartimentos, uno para la documentación y otro refrigerado con un plástico que sirve para acomodar cuatro botellas pequeñas (imagen). Bajo el apoyacodos central hay otra guantera de tamaño suficiente para guardar unos discos; en su tapa hay un receptáculo en el que cabe un teléfono móvil o un reproductor «iPod» (imagen). Salvo este último alojamiento, el resto de los lugares destinados a guardar objetos no están recubiertos por goma ni moqueta.

El Caliber es un coche poco costoso y eso se aprecia de forma clara en su interior. Los plásticos de recubrimiento, aunque lejos de ser buenos, no son claramente peores (por el material y la textura) que los que hay en otros coches de su precio. El acabado, en cambio, sí está por detrás de todos ellos.

Es fácil encontrar plásticos mal cortados, con el borde muy irregular: las piezas inferiores de los montantes centrales o las de la guantera son las más evidentes. Para darse cuenta no hay que fijarse con detenimiento: una persona que no se dedica al mundo del automóvil me comentó, al poco rato de subirse en el coche, la pobre sensación de calidad que deja el habitáculo.

Otros detalles que causan una impresión negativa son los seguros de las puertas (como los que usaba un Fiat Uno o un Opel Kadett pero sin un embellecedor entre el plástico de la puerta y el vástago) o la forma de «ocultar» el cableado del retrovisor interior, en el interior de una malla que se deshilacha (imagen).

Si bien es cierto que el acabado deja que desear, también lo es que no se oyen ruidos por desajustes, incluso al circular por calles adoquinadas de las que hacen vibrar con intensidad el coche.

Hay otros detalles positivos, como los parasoles extensibles que evitan que al ponerlos en la ventanilla pase luz entre el parasol y el montante central.