Citroën DS3 (2010) | Impresiones de conducción

29/01/2013 |Redacción km77.com

THP 150

El Citroën DS3 THP 150 —reemplazado por un motor similar: THP de 156 CV— tiene tacto de MINI. Lo tiene en el motor y no es de extrañar, porque ambos lo comparten, al menos diámetro y carrera de los cilindros. No comparten potencia en ninguna versión, pero sí bloque y cilindrada.

La respuesta del motor del DS3 es suave y armoniosa. Responde en toda la gama de revoluciones y está bien complementada por las relaciones de la caja de cambios. Sus prestaciones (mediciones de km77.com) son buenas y tiene un sonido agradable. Es exactamente lo que necesita un coche que pretende competir con MINI. Su aceleración se aproxima más a la del MINI Cooper S, de 184 CV, que a las del MINI Cooper, de 120.

Su consumo es elevado. Los datos homologados lo sitúan por encima del Cooper S, que tiene 35 caballos más. Es difícil de saber a qué se debe este consumo alto, porque el MINI Cooper S, que también lleva el motor turboalimentado, consume claramente menos. Una posible causa puede ser el peso, 35 kg superior al del Cooper S y otra pueden ser las ruedas de 205 milímetros de anchura, mayores que las del MINI Cooper S. Analizando los datos que dan los fabricantes vemos que, además, el DS3 tiene un desarrollo en sexta mucho más largo que el Cooper S pese a lo cual no consigue homologar un consumo, en el ciclo mixto, menor y en el urbano gasta mucho más.


También es agradable de conducir por sus reacciones en carretera. Entra bien en las curvas y deja sentir al conductor lo que ocurre. Tiene buena relación entre comodidad y estabilidad. El motor no pone en aprietos al chasis y es menos duro de suspensiones que un MINI, por lo que resulta menos incómodo y de reacciones menos bruscas cuando se pretende ir rápido.

Quizá el paso por curva sea algo más lento que en un MINI Cooper, pero también más sencillo para el conductor dibujar una trazada de una sola línea. Es un coche sencillo de conducir, que no sorprende al conductor por reacciones inesperadas y a la vez es satisfactorio para quien disfrute al conducir por curvas, porque el conductor puede dosificar bien la entrega de potencia y puede percibir con claridad lo que ocurre entre ruedas y asfalto.

Citroën DS3 HDI 90

Sin llegar al nivel del MINI, el DS3 es un vehículo recomendable para aquellos conductores que aprecien los vehículos con cierto tacto deportivo y les guste sentir el coche. Esto lo consigue de dos maneras, con una suspensión relativamente firme que limita mucho los posibles movimientos de la carrocería y con una dirección con buen tacto.

Da la sensación de que el DS3 es más ágil que el Volkswagen Polo o que el propio C3: esa sensación no significa que en todo caso se pueda ir más rápido con uno que con otro. Nosotros hemos conducido un C3 (con neumáticos Michelin Pilot Exalto 205/45 R17) y un DS3 (con neumáticos Michelin Energy Saver 195/55 R16 86T) con motores muy parecidos (90 CV el C3 y 92 el DS3) en una carretera de curvas lentas y muy mojada. Al menos en esas circunstancias al C3 –con neumáticos de una gama más deportiva— le costaba menos entrar en las curvas más lentas a partir de cierto ritmo (a pesar de que el balanceo de su carrocería era mucho mayor). En nuestras medición de frenada (que se hace desde 120 km/h hasta detener completamente el coche y con el asfalto seco), también hemos obtenido datos favorables al C3. Ha necesitado para detenerse (53,4 m en lugar de 55,5 m del DS3).

Salvo que se persiga la máxima adherencia, no recomiendo los neumáticos de 17” para un coche del tamaño, peso y potencia del DS3. A igualdad de los demás factores, esas ruedas son más caras de reemplazar y como su perfil es más pequeño se pueden dañar con más facilidad y pueden hacer al coche más incómodo. Además, según Citroën, con esas ruedas no es posible montar cadenas para nieve.

El DS3 HDi 90 (92 CV en realidad) tiene un funcionamiento poco satisfactorio en ciudad. No le falta fuerza para salir desde parado o para circular en marchas largas (como a algunos coches turbodiesel), pero es áspero y vibra mucho.


Cuando se circula con lanzamiento, su funcionamiento es mucho más satisfactorio porque no vibra apreciablemente (o al menos no se aprecia mucho desde el interior) ni hace mucho ruido. Para un uso así creo que esta versión sí puede ser más interesante que la de gasolina de 120 CV especialmente para aquellos conductores que no prestan atención al cambio de marchas. En el de gasolina, para conseguir una aceleración relativamente grande hay que llevar el motor a un régimen alto. En el Diesel no ocurre así; por ejemplo da casi lo mismo (en términos de tiempo) efectuar un adelantamiento de 80 a 120 km/h comenzando en tercera marcha o en cuarta.

En nuestro recorrido habitual de consumo necesitó 6,0 l/100 km para hacer una media real de 120 km/h en autovía. Es un dato normal para un coche de este tipo, no especialmente bajo. En el mismo recorrido, a la misma velocidad y en unas condiciones un poco más favorables (no había un tramo de obras de por medio) un Nissan Note Diesel de 103 CV gastó 5,7 l/100 km. Un Volkswagen Polo 1.4 85 CV DSG (que es de gasolina) consumió 6,8 l/100 km. El error de consumo del DS3 que hemos medido es menor al 1,0%, es decir lo que indica el ordenador es muy fiable.

Citroën vende dos versiones del DS3 Diesel con motor de 92 CV, una de ellas la que hemos probado y otra de bajo consumo que Citroën denomina «99gr». Tiene un consumo inferior (según datos homologados) en parte porque tiene unos desarrollos de transmisión más largos; eso se traduce en que a igualdad de velocidad el motor funciona a un régimen más bajo. Por esa razón, en un recorrido como el descrito en el párrafo anterior es posible que gaste menos que el DS3 que hemos probado, aunque no podemos asegurarlo.