Citroën C5 2.0 HDi 110 (2001) | Un puesto de conducción mejorable

01/10/2001 |Víctor M. Fernández

Casi todos los aspectos relacionados con el puesto de conducción están bien hechos, sin embargo, el C5 podría tener un puesto de conducción más agradable cambiando dos aspectos: uno, que los asientos tienen un mullido demasiado blando y sujetan poco el cuerpo; dos, que el volante tiene una posición algo inclinada y se queda un poco lejos en la parte superior. La posibilidad de regular el asiento en altura y el volante en altura y profundidad, permiten que la relación entre la distancia del asiento, volante y pedales sea adecuada a personas muy distintas.

La instrumentación en el C5 2.0 HDI con acabado SX es sorprendentemente completa, algo poco habitual en este tipo de coches. Tiene relojes de temperatura de agua y aceite, voltímetro y también dos indicadores digitales de nivel de aceite e intervalos de servicio técnico (en kilómetros). Algunos podrán echar en falta que el cuentavueltas no tiene ningún indicador de máximo régimen pintado en rojo. También tiene una pantalla digital en la consola central que muestra funciones de la radio y CD, reloj, fecha, temperatura exterior, ordenador de viaje y el completo "check control": puertas abiertas, freno de mano activado, niveles bajos, cinturón de seguridad desabrochado, luces encendidas, llave de contacto puesta, etc. Mediante un botón situado en la consola central es posible apagar toda la instrumentación, salvo el velocímetro, lo que reduce la iluminación interior y evita distracciones de noche. A algunos, esta función les parecerá innecesaria.

Los distintos mandos se encuentran a mano y se accionan con facilidad. El volante de nuestra unidad de pruebas está forrado en cuero y junto a él hay un cómodo mando para manejar algunas de las funciones del equipo de sonido. Los mandos de los elevalunas, los retrovisores eléctricos, de los aireadores, la radio y el climatizador están terminados en plástico pintado y tienen un suave tacto a goma. Todo en el interior parece bien ajustado y la presentación es buena. La parte superior del salpicadero y las puertas está terminado en plástico mullido, el plástico de la consola central es duro pero de tacto suave y es mejorable el plástico duro utilizado en la parte inferior del salpicadero y las puertas, bien presentado pero con un tacto poco apropiado en un coche de esta categoría.

El equipamiento del C5 2.0 HDI es completo en cualquiera de sus dos versiones, X o SX. Desde mi punto de vista, creo que merece la pena pagar 1.142 € (190.000 ptas) más que cuesta la versión SX porque, por poco dinero más, tiene también de serie climatizador automático con regulación independiente de temperatura en la zona derecha e izquierda, elevalunas eléctricos traseros, radiocasete, termómetro de aceite, voltímetro, limpiaparabrisas automático, ordenador de viaje, encendido automático de las luces de cruce y paragolpes pintados en el color de la carrocería. El único elemento que se puede echar en falta en cualquiera de los C5 2.0 HDI es el control de estabilidad, que no está disponible ni como opción.

Destacan también otros detalles de equipamiento curiosos y prácticos.