Citroën C3 Pluriel (2003) | Varias opciones para quitar el techo, todas ellas laboriosas

11/05/2003 |Javier Moltó

El Pluriel tiene una capota blanda plegable, que puede guardarse en el maletero junto con la luneta posterior, y unos arcos laterales que se pueden desmontar (pero no llevar en el coche desmontados).

La capota es en realidad un toldo que repliega desde la parte superior del techo, total o parcialmente. Esta configuración resulta muy sencilla de conseguir y relativamente cercana a lo que se siente en un descapotable puro. Como no hay montante entre las ventanillas, con el techo plegado y las ventanillas bajadas, se consigue una circulación de aire por dentro del coche similar a la de un descapotable, aunque el aspecto no sea igual.

Para obtener el aspecto de un descapotable, la capota y la luneta trasera se pueden esconder en el interior del maletero. La operación no resulta difícil, pero sí laboriosa. Yo me propuse conseguirlo sin ayuda y lo conseguí después de varios intentos. No porque sea difícil, sino porque hay que memorizar una serie de pasos en un orden estricto y poco intuitivo. En el interior del maletero se adjunta un pequeño folleto con las instrucciones paso a paso.

Sólo el proceso de esconder la luna en el fondo del maletero (mediante un sistema ingenioso, bien es cierto) requiere entre dos y cuatro minutos. Las personas tirando a bajas tenemos un problema añadido: la tapa del maletero se abre de arriba hacia abajo y se queda en posición horizontal, lo que dificulta el acceso al interior del maletero.

Guardar la capota y la luneta no es difícil, pero tampoco es una operación que resulte agradable. Primero, porque hay que hacer un esfuerzo por recordar los pasos. La luneta tiene dos posiciones muy parecidas, pero diferentes, con un pulsador a la vista y otro completamente escondido. Cuando finalmente uno cree que ya lo ha conseguido, resulta que no puede cerrar la tapa del maletero porque se ha olvidado un paso intermedio.

Segundo, porque extraer el «cubremaletero» rígido del fondo del maletero requiere maña y algo de fuerza, y colocarlo después en su lugar requiere la intervención de dos personas, porque hay que agarrarlo desde un extremo, situarse en el lateral del coche y encajar un pasador en el otro extremo.

Para abrir el maletero, si la tapa que lo cubre está puesta en su sitio, hay que meter la mano por una trampilla y tirar con fuerza de un tirador oculto. Da la sensación de que uno puede arañarse la mano con la tapa al tirar.

Con la luneta y la lona guardadas en el maletero, se pueden abatir los asientos posteriores (con arcos o sin arcos, eso da igual) para obtener una configuración similar a la de un «pick-up». Puede resultar útil para llevar elementos de altura elevada, pero resulta muy peligroso porque no hay separación entre esa zona y los pasajeros de las plazas delanteras, por lo que llevar elementos altos, aunque lo permita la ausencia de techo, resulta desaconsejable.

Todavía es posible evolucionar más en el proceso de dejar el C3 Pluriel como coche absolutamente descapotable. Para ello hay que desmontar los arcos laterales de material rígido. También resulta laborioso, aunque me pareció más fácil que guardar la luneta. Vi desmontar los arcos, pero no vi montarlos. La sensación que tengo es que todas las operaciones que se hacen con el techo del Pluriel en general se hacen mucho mejor entre dos personas. No tanto por una cuestión de fuerza, que también, sino por necesidad de encajar cosas simultáneamente en lugares lejanos, que requiere de mayor precisión y que, por tanto, resulta difícil de conseguir para una persona sola.

Con todo, lo peor de desmontar los arcos es que luego no se pueden llevar en el coche. No hay espacio para ello, si comienza a llover hay que refugiarse bajo techo o poner una cubierta (que se vende opcionalmente) para que no se moje el interior del coche, mientras los ocupantes deben buscar refugio en otro lugar si no quieren mojarse. Esta imposibilidad de llevar los arcos en el interior del coche impide realizar un viaje de forma totalmente descapotada, salvo que se quiera asumir el mismo riesgo de mojarse que asumen los motoristas.