Chrysler Grand Voyager (2008) | Impresiones de conducción

04/06/2008 |Alfonso Herrero

Conducir el Grand Voyager requiere un periodo de adaptación. Sus grandes dimensiones, el tacto de la dirección y un cambio de marchas de funcionamiento mejorable hacen necesario el paso de los kilómetros para encontrarse a gusto al volante.

En carreteras rápidas, de tipo autovía, es donde mejor se desenvuelve este modelo. La suspensión es blanda pero la carrocería no se balancea excesivamente, por lo que se pueden tomar curvas rápidamente con cierta confianza.

Por motor, el Grand Voyager no tiene ninguna dificultad para circular a la velocidad máxima legal en España e incluso por encima de ella, pero el alto ruido aerodinámico lo hace molesto. Este ruido tiene distintos orígenes; el principal y más molesto es un silbido que procede de la zona del techo y que se oye mucho más si la persiana del techo solar está recogida. Probé a cambiar la posición de una de las barras portaequipajes del techo, pero el ruido no varió .


El motor tiene 2,8 l de cilindrada y da 163 CV. Es un motor con mucha fuerza y que resulta suficiente para mover al Grand Voyager, incluso si va cargado con varios pasajeros. No cabe esperar que los adelantamientos sean muy rápidos (pesa 2.100 kg), pero si se adelanta correctamente —esto es, anticipándose en lo posible— no es especialmente lento.

En el recorrido habitual por una vía de más de dos carriles por sentido, a una media de 138 km/h ha gastado 9,5 l/100 km. Es un valor aceptable para un coche de este tamaño y peso. En conducción urbana, el ordenador indicaba 11,1 l/100 km

Lo peor del motor es su utilización en ciudad. A ralentí, sobre todo si está frío, vibra mucho y esas vibraciones se transmiten por todo el coche de forma muy notable. Además, resulta ruidoso. Estos dos inconvenientes desaparecen en carretera.

El cambio de marchas es automático de seis velocidades. Es un cambio cuya programación persigue el confort, con cambios suaves y algo lentos. Al menos en la unidad que hemos probado, su funcionamiento era peculiar: normalmente seleccionaba la marcha más larga posible al levantar el pie del acelerador (no reduce ni da retención) pero en dos ocasiones sí lo hizo. En una de ellas volví a pasar por el mismo sitio un par de veces intentando reproducir lo anterior, y no pude.

Dando toques a la palanca del cambio hacia la izquierda o la derecha se puede seleccionar la marcha superior que va a utilizarse. Es decir, no es un cambio en el que se pueda seleccionar la marcha en la que se quiere circular, sino que se limita la relación superior que se usa. En una pantalla del cuadro de instrumentos se muestra la marcha seleccionada.


Los frenos son suficientes para un uso normal, pero dan muestras de fatiga si se les somete a un esfuerzo grande. De hecho, antes de comenzar el descenso del recorrido habitual por carretera de montaña el testigo del control de estabilidad se iluminó para advertir que había dejado de funcionar (en algunos coches, el control de estabilidad se desconecta para evitar sobrecalentar aún más los frenos). El freno de estacionamiento es de pedal.

Los faros son de xenón y dan un alumbrado correcto. No tiene un sistema de conexión automática de luces ni de iluminación en curva. Los limpiaparabrisas sí tienen activación automática.

La visibilidad hacia atrás no es mala. Además, hay una cámara trasera que facilita las maniobras, mostrando la imagen que capta en la pantalla que hay en el salpicadero. Los retrovisores exteriores tienen una superfice muy grande y cuentan con plegado eléctrico.