Chrysler Grand Voyager (2008) | Impresiones del interior

04/06/2008 |Alfonso Herrero

Lo mejor del habitáculo del Grand Voyager es lo relativo a la amplitud (salvo por la altura libre) y la funcionalidad. Lo mejorable es la calidad de algunos materiales y la terminación de algunas piezas.

Chrysler ha aprovechado al máximo las dimensiones exteriores del Grand Voyager. Como las puertas son casi verticales, los asientos pueden ir colocados cerca de la puerta sin que la cabeza golpee contra el marco superior, algo que sí ocurre en coches con los laterales muy curvados. De este modo se consigue que la anchura disponible sea muy grande.

Hay siete plazas dispuestas en tres filas. Las dos primeras filas están formadas por asientos individuales y las de la última por una banqueta corrida (dividida en proporción 40:60) con tres plazas, pero en la que realmente sólo dos adultos van cómodos; en cambio, tres niños pequeños no tendrán problemas para acomodarse en ella.


A las plazas delanteras se accede a través de unas puertas normales. Para acceder a la segunda o tercera fila hay una puerta corredera a cada lado, que deja un vano más pequeño de lo que puede parecer por su tamaño; en cualquier caso, este sistema es más cómodo que uno de puertas batientes. Además, acceder a la tercera fila del Grand Voyager es mucho más sencillo que en otros coches de siete plazas, como el Audi Q7.

Estructuralmente, el habitáculo está dividido en dos pisos. En el piso superior, el que consideraríamos como el normal en un coche, es sobre el que están los asientos. El inferior sirve para guardar los asientos plegados cuando no se utilizan o, si están en su posción normal, como compartimentos para guardar equipaje (vídeo; 7 s).

El efecto negativo de que el habitáculo esté dividido de esta forma y que la altura exterior del Grand Voyager sea la normal en un coche de sus dimensiones es que la altura libre no es grande, sobre todo en la segunda y la tercera fila. Esto lo distingue de furgonetas adapatadas, acertadamente, al transporte de pasajeros, como la Mercedes Vito o la Volkswagen Multivan; en éstas, entrar y salir a través de las puertas laterales es más cómodo porque apenas hay que agacharse y, una vez se está sentado, hay más espacio hasta el techo.


Para paliar de algún modo la escasez de altura, los asientos segunda y tercera fila van colocados muy bajos, lo que condiciona la postura porque hay que ir sentado con las piernas dobladas. Además, los respaldos son cortos y los apoyacabezas tienen poco recorrido, algo que a los más altos les supondrá un problema.

Chrysler ha resuelto con éxito el apartado de la funcionalidad. Con cierta facilidad es posible pasar de 7 plazas a 2 (vídeo; 12 s), pasando por cualquier combinación intermedia que se necesite. Para plegar la dos partes de la banqueta de la tercera fila basta con tirar de unas cintas que, además, están numeradas para seguir el orden correcto.

Los dos asientos de la segunda fila se pliegan mediante una palanca, pero antes hay que levantar la tapa que cubre el hueco del suelo.

Hay que tener cuidado con los dedos al hacer estas operaciones, porque los asientos son pesados y pueden hacer daño si se coloca la mano donde no se debe. La versión «Limited» tiene un sistema automático de plegado para los asientos de la tercera fila.

También hay muchos espacios donde guardar cosas, entre ellos una consola entre las plazas delanteras que se puede desplazar hacia delante y atrás, y que tiene varios compartimentos. Los respaldos de los asientos delanteros tienen una mesita plegable y una red para revistas.

En el techo hay dos monitores que van conectados a un reproductor de DVD que hay en el salpicadero. Además, en un lateral del habitáculo hay conexiones auxiliares para otro reproductor o una videoconsola, por ejemplo. Cada monitor puede reproducir fuentes distintas. El sonido se transmite a través de los altavoces del equipo de sonido o mediante unos auriculares inalámbricos.


El climatizador es de tres zonas: conductor, pasajero delantero y resto del habitáculo. De esta manera, los ocupantes de las plazas traseras pueden ajustar la temperatura, el caudal de aire y las salidas por las que se expulsa mediante unos mandos que hay en el techo. El conductor también puede hacerlo desde otros controles que hay en el salpicadero e, incluso, anular el funcionamiento de los mandos traseros.

Para la segunda y tercera fila hay cuatro salidas de aire en el techo y una en los pies, en el lateral derecho, que está dirigida hacia la tercera fila. Los asientos de las cuatro primeras plazas pueden estar calefactados.

Los cristales de la segunda y tercer fila están oscurecidos y, además, hay cortinas enrollables. Las ventanillas de la primera y segunda fila se pueden bajar y las de la tercera se abren lateralmente, mediante mecanismos eléctricos. Es la primera vez que en el Grand Voyager se pueden bajar las ventanillas de las puertas correderas (vídeo;11 s).

También está asistido mediante motores eléctricos el movimiento de las puertas laterales traseras. Éstas se pueden accionar desde el mando a distancia o desde los mandos que hay en el plafón del techo de las plazas delanteras. Se puede hacer que los intermitentes parpadeen varias veces al abrirlas. El portón trasero también tiene un sistema de apertura automática.

La pieza de plástico que recorre el techo longitudinalmente y recoge los monitores tiene un sistema de luz ambiental en color azul verdoso (se puede desconectar con un botón que hay junto al mando de las luces). El habitáculo del Grand Voyager está muy bien iluminado y tiene dos luces de lectura por fila.