Chevrolet Cruze SW (2012) | Impresiones de conducción

22/10/2012 | Pablo David González

La conducción del Cruze SW me ha parecido muy adecuada para aquellas personas que quieran un coche cómodo, fácil de conducir y de reacciones seguras. Es un coche agradable en el uso diario, así como para transportar a personas o mover equipaje voluminoso, tanto en trayectos cortos como largos. Tiene unas reacciones muy predecibles y una suspensión que contiene correctamente el balanceo de la carrocería. La suspensión funciona bien porque no resulta seca y filtra bien las irregularidades del terreno, pero no es un coche blando.

Quien quiera ir muy rápido con él en curvas puede encontrar un problema en la dirección, que aísla mucho las reacciones que se producen entre el asfalto y los neumáticos y está más asistida de lo deseable para este tipo de conducción. Por el contrario, sí resulta conveniente para realizar giros en ciudad y circular por autopista.

El Cruze SW tampoco resultará agradable para quien guste de manejar la palanca de cambios con rapidez, ya que los recorridos son largos y es fácil fallar una marcha si se utiliza con prisa. Funciona bien y no presenta ninguna característica destacable cuando se utiliza con normalidad. La posición de la palanca del cambio ha sido objeto de crítica de algunas personas porque su codo tropezaba con el respaldo del asiento y con el apoyabrazos central cuando introducían las marchas pares (el motivo es que hay que echar mucho el codo hacia detrás). Yo no he tenido ninguno de esos problemas. Probablemente se deba a la postura que cada uno adopta al realizar los cambios.


Motor 2.0 VCDI 163 CV

Es un motor suave y silencioso. Si se mantiene por encima de 1800 rpm es además rápido. Desde ese punto hasta  aproximadamente 4000 rpm empuja con intensidad y permite que los adelantamientos se realicen en poco tiempo y espacio. Por debajo de 1800 rpm la respuesta es pobre y apenas hay diferencia entre pisar levemente el acelerador o pisarlo a tope. Esta falta de fuerza a bajas revoluciones es molesta al salir desde parado o cuando se trata de ganar velocidad con brío con una marcha larga, lo que obliga a utilizar el cambio. En autopista, a 120 km/h, no es un problema ya que el motor gira alrededor de 2000 rpm. Javier Moltó también tuvo oportunidad de probar este motor y lo definió como «que tenía la suavidad de un Diesel moderno y la respuesta de un Diesel antiguo».

Los resultados obtenidos en las pruebas de aceleración y recuperación son muy buenos. Acelera igual de rápido desde 80 hasta 120 km/h que un SEAT Exeo ST de 170 CV, un vehículo con una masa idéntica a la del Cruze SW, y es marginalmente más lento que un Mercedes-Benz C 220 CDI automático de 170 CV —éste tiene 60 kg más de masa—. También es destacable la capacidad de recuperación en 4ª velocidad, con la que necesita 6,9 segundos para pasar de 80 a 120 km/h, lo mismo que un Honda Accord Tourer 2.2 i-DETC de 180 CV (tabla de prestaciones).

La capacidad de recuperación en 5ª y 6ª velocidad sigue siendo buena, pero no es destacable. Esto ocurre así porque en dichas marchas a 80 km/h el motor gira por debajo de 1800 rpm, que es cuando tiene poca fuerza.

El consumo de carburante es normal para la potencia del motor y el tamaño del vehículo y, a su vez, es poco sensible al estilo de conducción. En todos los recorridos que he realizado, unas veces yendo rápido y en otras ocasiones practicando una conducción más eficiente, el consumo medio se ha mantenido entre 6,0 y 7,5 l/100 km. Durante nuestra prueba habitual de consumo —un recorrido de 143,3 km por una autopista con fuertes desniveles tratando de mantener una media real de 120 km/h— ha necesitado 6,5 l/100 km. Es un consumo inferior al de un Opel Astra Sports Tourer con motor Diesel de 160 CV (6,8 l/100 km) —actualmente este motor ha sido sustituido por uno de 165 CV—. Otro familiar de similar tamaño del que hemos podido medir su consumo es el Ford Focus Sportbreak 1.6 TDCi de 114 CV que gastó 5,8 l/100 km.

La diferencia de consumo (según datos propios) con respecto a la carrocería de cuatro puertas con idéntico motor (prueba) es mínima, ya que ésta gastó sólo 0,1 l/100 km más. No obstante, es llamativo que se dé esta diferencia, aunque casi despreciable, a favor del familiar cuando tanto el coeficiente aerodinámico como el factor de resistencia son peores en el familiar que en el cuatro puertas (ficha comparativa). Una de las causas puede ser la diferencia de presión de inflado de los neumáticos a la que se realizaron ambas pruebas de consumo. En la versión familiar los neumáticos iban inflados a una presión de 2,7 bar, mientras que en el cuatro puertas la presión fue 2,5 bar.


La capacidad de frenado del Cruze SW está en la media de los coches probados de tamaño similar. Ha necesitado 54,0 metros para detenerse por completo desde 120 km/h. Durante las pruebas de frenado se mostró muy estable y seguro. Comparado con el Cruze de cuatro puertas de idéntico motor que probamos el año pasado, el familiar ha frenado en menos espacio —2,5 metros menos—. Probablemente el motivo más influyente en este hecho haya sido el tipo de neumático entre las dos unidades probadas, no por tamaño (el mismo en ambos casos), sino por la marca, ya que el familiar tenia unos Continental PremiumContact3 y el cuatro puertas unos Khumo Solus KH17. Estos últimos los probó mi compañero Enrique Calle en la presentación del Cruze sobre asfalto mojado y esta fue su opinión: «En esas condiciones la adherencia me ha parecido escasa». Jaime Arruz en la prueba del Cruze de cuatro puertas dijo: «Es muy posible que con unos neumáticos mejores, el Cruze frene mejor». Los resultados aquí obtenidos parecen confirmar las sospechas.

Motor 1.7 VCDI 131 CV

La diferencia de precio entre el motor de 2,0 litros y 163 CV y el de 1,7 litros y 131 CV es 1435 € (ficha comparativa). Mi recomendación es que si se opta por este coche en versión Diesel se pague esa cantidad y se adquiera el motor Diesel más potente o se opte por otro coche. El motor de 1,7 litros es ruidoso y desagradable de conducir por su aspereza y respuesta. No es un motor que esté a la altura de la oferta de motores Diesel que se pueden encontrar en la actualidad en el mercado.

El cambio de seis marchas de la versión de 131 CV me ha parecido mejor. También he tenido la impresión de que la suspensión era menos dura que la del motor de 2,0 litros y la dirección con asistencia eléctrica me ha parecido menos precisa que en la versión más potente.