BMW Serie 7 730d (2002) | Información general

26/11/2002 |Víctor M. Fernández

La primera sensación que percibí al volante del BMW 730d es que no parecía correr menos que el 735i de gasolina. Las mediciones confirman esta apreciación. El 730d —con 218 CV declarados— es tan rápido como el 735i, con 272 CV. La explicación no la conozco y yo tampoco lo entiendo muy bien. Lo único seguro es que la unidad que hemos probado tiene que dar mucha más potencia de la que declara BMW.

Si a esto añadimos que el consumo es todavía inferior (y de un combustible más barato) y que su precio es 4.945 € menor a igualdad de equipamiento (cuadro comparativo), y que no hay una desventaja de ruido o vibraciones (salvo al arrancar en frío), es evidente que el 730d es más recomendable que el 735i. Ficha comparativa entre el BMW 730d y el 735i.

Nuestra unidad de pruebas llevaba la suspensión opcional con control electrónico continuo (EDC, 1.583 €) y también el sistema de estabilizadoras activas (Dynamic Drive, 3.440 €). Después de probarlo en todo tipo de carreteras me parecen muy recomendables ambas opciones. La sensación de estabilidad que me ha transmitido ha sido también ligeramente superior a la del 735i que probamos y no llevaba suspensión EDC (sí tenía Dynamic Drive). Dicha suspensión ofrece una comodidad extraordinaria y contiene más eficazmente los movimientos de la carrocería. Aún así, creo que sigue siendo un coche más lento de reacciones y menos estable que un Mercedes Clase S. Se aprecia una mayor inercia en sus movimientos y menor agilidad para seguir la trayectoria que marca la dirección.

El 730d es ideal para largos desplazamientos. Sobre todo por suavidad de rodadura y silencio de marcha. Su motor Diesel tiene un funcionamiento equilibrado, no se aprecian vibraciones y apenas se escucha su sonido en el interior.

Como tiene un consumo medio contenido y un depósito de combustible grande (88 litros), es posible realizar desplazamientos largos tan rápido como un modelo similar de gasolina, pero sin necesidad de repostar. Permite mantener velocidades de crucero altas sin un aparente esfuerzo mecánico para el coche ni físico para el conductor.

Sin embargo, su manejo no es tan fácil. El 730d (y los BMW Serie 7 en general) tiene particularidades en el accionamiento del cambio automático, el arranque, el freno de estacionamiento o el control de los sistemas electrónicos que requieren un cierto aprendizaje y leer detenidamente el libro de instrucciones. No es por tanto un coche fácil de conducir sin haber recibido previamente algunas instrucciones mínimas de manejo.


BMW ha conseguido concentrar casi todas las funciones que puede seleccionar el conductor en un solo mando circular situado en la consola central (denominado i-Drive). Manejar sus numerosas funciones requiere cierta adaptación y un período de estudio, más que para accionarlas (que es fácil), para llegar a ellas. El sistema tiene un menú por el cual hay que navegar y que hay que conocer para poder hacerlo.

Comparado con otras berlinas de su tamaño, el Serie 7 destaca en habitabilidad, especialmente el espacio para las piernas, aunque la forma de su asiento trasero lo hace cómodo para viajar sólo con cuatro pasajeros. El equipamiento de serie está en la línea de sus rivales y de lo que se espera en un coche de su categoría. Entre los elementos de confort opcionales creo que los que aparecen en esta relación son recomendables. El precio de sus elementos opcionales me parece caro en general.

Actualmente, el único rival posible del BMW 730d está en Mercedes (S 320 CDi), puesto que las variantes Diesel del nuevo Audi A8 (V8 TDI) y el Volkswagen Phaeton (V10 TDI) son mucho más potentes. Ficha comparativa entre el BMW 730d y el Mercedes S 320 CDi