BMW Serie 7 730d (2002) | Mejor con la suspensión activa

26/11/2002 |Víctor M. Fernández

La unidad que he probado llevaba los dos elementos opcionales que ofrece BMW en este modelo para mejorar la estabilidad y el confort. Uno es el sistema de estabilizadoras activas, llamado «Dynamic Drive» (3.440 €). Más información sobre este sistema. El otro es el sistema de control electrónico continuo de la amortiguación, denominado «EDC-K» (1.583 €). Más información sobre el EDC. Ambos sistemas se pueden poner por separado o conjuntos, en cuyo caso, el precio final es de 4.059 € (lo que supone un ahorro de 964 €).

Aunque son unas opciones costosas, creo que son muy recomendables ya que, con estos dos elementos, la estabilidad me ha parecido mejor que la del 735i que probamos y sólo llevaba las estabilizadoras activas. Sobre todo porque, aún con ellos, el 730d sigue siendo un coche que transmite sensación de pesadez en los cambios rápidos de apoyo y la suspensión no es capaz de contener la inercia de la carrocería con tanta eficacia como lo hace la de un Mercedes Clase S (con suspensión neumática Airmatic).

En condiciones normales o incluso realizando una conducción de estilo deportivo, el 730d me ha parecido un gran coche; en carreteras rápidas y autopistas, el aplomo es muy elevado. En carreteras con curvas, se puede ir mucho más rápido de lo que haría pensar inicialmente su tamaño (5.029 mm) y peso (1.975 kg). A un conductor normal, su estabilidad le parecerá excelente. Sin embargo, un conductor que haya probado a fondo un Clase S, podrá apreciar que el 730d es algo más perezoso al inscribirse en las curvas.

La respuesta al giro del volante es algo lenta. Creo que no es un problema de rapidez de la dirección (3 vueltas de volante y buena maniobrabilidad), sino de precisión del eje delantero. Es un coche generalmente subvirador, pero también puede producirse un deslizamiento del eje trasero en apoyos forzados. El 730d con la suspensión activa «EDC-K» me ha parecido menos sobrevirador que otros Serie 7 sin ella. El control de estabilidad(denominado DSC) se encarga de limitar eficazmente las posibles desviaciones de la trayectoria deseada, pero en el BMW tiene que actuar más a menudo que —por ejemplo— en un Mercedes Clase S.

Como en otros coches de tracción trasera, el control de tracción está integrado en el control de estabilidad e impide un sobreviraje aunque se acelere a fondo. El BMW tiene también otro sistema, llamado «DTC» (Dynamic Traction Control - Control Dinámico de Tracción), que se activa a través del mando del i-Drive. Funcionalmente actúa a modo de diferencial autoblocante: si una de las dos ruedas motrices traseras patina, el DTC la frena para que la otra pueda impulsar al coche; funciona sólo hasta unos 70 km/h. Su uso se recomienda para arrancar sobre una superficie de baja adherencia o para conseguir unas reacciones más «deportivas».

Sobre asfalto seco, la verdad es que no se nota que la motricidad mejore con el DTC activado. Tampoco me parece que le dé reacciones «deportivas» (si por eso se entiende acelerar y que derrape) ni que equivalga a un diferencial autoblocante en cualquier caso. Con el DTC conectado, sigue activo el control de estabilidad (DSC) lo que hace imposible un sobreviraje. Sólo es posible hacer que derrape el eje trasero si desconectamos el DSC. En tal caso no es posible activar el DTC y lo más probable es que la rueda trasera interior a la curva patine mucho, al no tener un autoblocante que lo evite.

Sólo es posible activar el Control Dinámico de Tracción (DTC) o desactivar el control de estabilidad (DSC) a través del i-Drive. Esta operación me parece muy lenta (pues hay que estar buscando en el menú principal) y creo que sería mejor un botón independiente para ambas funciones en el salpicadero.

La suspensión activa opcional tiene una excelente capacidad de absorción y filtra con enorme eficacia las irregularidades del suelo. Con ella, el 730d me ha parecido un coche muy cómodo, suave y placentero para viajar. Además, su nivel de insonorización está al mejor nivel y apenas se aprecia en el interior el sonido de su motor turbodiésel, que tampoco es ruidoso.

Me han gustado, e incluso sorprendido, los frenos. Las distancias de frenada son muy cortas, al nivel de un buen deportivo (53 m a 120 km/h), el tacto es fácil de dosificar y su resistencia al trabajo exigente ha sido muy buena durante la prueba. La estabilidad de frenada también es notable, incluso aunque se frene en curva. Tiene un equipo de frenos bien dimensionado, con discos ventilados de gran tamaño (324 mm de diámetro), ABS, servofreno de emergencia (DBC - Dynamic Brake Control), repartidor electrónico de frenada y Control de Frenada en Curva (CBC - Cornering Brake Control). Me parece algo largo el recorrido que hay entre que se empieza a presionar el pedal de freno y el sistema comienza a frenar.