Bentley Continental GTC (2012) | Impresiones de conducción

13/06/2014 |Enrique Calle (@QuiqueCalle)

Más que por longitud —4,80 metros—, el Continental GTC sobresale por la anchura de su carrocería (1,94 metros sin espejos retrovisores), mayor que prácticamente la totalidad de los descapotables del mercado, con la excepción de algún modelo muy exclusivo, e incluso deportivos.

A pesar de esa gran anchura, el Bentley Continental GTC se maneja con relativa facilidad incluso en sitios donde no hay mucho espacio a disposición. Como es ancho, sí requiere más atención a la hora de dejarlo perfectamente centrado entre las líneas que delimitan las plazas de aparcamiento. Pero esa anchura no me parece que condicione la utilización cotidiana.

Hace ya algunos meses conduje el Bentley Continental GT Speed, de 625 caballos de potencia (información). Ahora he probado el Continental GTC V8 S de 529 caballos. Los dos me han causado muy buena impresión por ausencia de vibraciones, calidad de filtración de la suspensión y silencio interior. Naturalmente, el GT Speed es sensiblemente más veloz, pero creo que el V8 S cumple con todos los requerimientos de aceleración que se pueden esperar de un coche así. Una muestra de su capacidad para ganar velocidad es que, según nuestra medición entre 80 y 120 km/h, ha sido tan veloz como un Porsche 911 Carrera. Aunque este Bentley pesa mucho (2545 kg), la elevada potencia del motor lo mueve con gran soltura. Tabla comparativa de prestaciones. Es de esos coches en los que la aguja del velocímetro se mueve a una velocidad inusualmente rápida. El cambio de marchas es automático de 8 relaciones y su funcionamiento es bastante satisfactorio porque es rápido y no da tirones cuando cambia de velocidad.



En general, el Bentley Continental GTC responde bien carretera. No parece excesivamente pesado, ni le falta agilidad, ni la suspensión es excesivamente blanda como para comprometer las reacciones, salvo que se practique una conducción muy exigente. En definitiva, es un coche con una dinámica en curva aceptable para tratarse de un descapotable de casi 2,5 toneladas sin aspiraciones de ser deportivo.

Sin embargo, hay diferencias claras de reacciones y tacto entre el Continental GTC y el GT. Este último (eso sí, con especificaciones Speed; no he llevado los otros) me sorprendió por su ágil comportamiento en curva y calidad de apoyos. Me pareció un coche satisfactorio para disfrutar conduciendo a buen ritmo (sin llegar —obviamente— a lo que puede ofrecer un Porsche 911 Cabrio Turbo) y con un extraordinario nivel de confort. El Continental GTC, sin embargo, me parece más orientado al paseo y a la conducción tranquila. Sin mostrarse torpe, cuando se aumenta en ritmo de marcha en vías de curvas lentas, el cabrio no es tan preciso a las órdenes del conductor con el volante como el modelo cupé. Da la impresión que le cuesta más responder a las solicitudes y tarda más en apoyarse en las curvas.

La suspensión es neumática y tiene varios niveles de dureza a elegir por el conductor. No hay gran diferencia entre el más duro y blando. En todo caso se trata de una suspensión cómoda —no excesivamente blanda— que aísla bien a los ocupantes de todo tipo de irregularidades. He probado a circular sobre firmes irregulares con el techo sobre la carrocería y guardado en su alojamiento. Mi impresión es que de la primera forma se consigue más confort de marcha (en forma de menores vibraciones de la estructura de la carrocería). Puede que se deba a que con el techo sobre la carrocería aumenta la rigidez estructural lo suficiente como para que se reduzcan ligeramente las vibraciones al pasar sobre algunos baches.



Según datos oficiales, este Bentley GTC de ocho cilindros tiene un consumo de carburante entorno a un 27% más bajo que con motores de doce cilindros. A pesar de ello, el gasto es elevado. Durante los tres días que he conducido este coche, he repostado en dos ocasiones. En el primer caso he recorrido 430 kilómetros con un consumo medio de 14,9 l/100 km, que corresponde a un uso variado con alguna aceleración intensa. En el segundo repostaje el recorrido fue de 149 kilómetros y el consumo medio, 20,6 l/100 km, que corresponde a una utilización sin ninguna intención de gastar poco y buscando grandes aceleraciones con frecuencia. En el recorrido que habitualmente utilizamos para calcular lo que gastan los coches (que es de 143,3 kilómetros por una autovía con fuertes pendientes y buscando una media de 120 km/h) ha gastado 10,5 l/100 km, que no es excesivo para un coche que pesa mucho (2545 kg), que no tiene poca resistencia al avance, dispone de tracción total y da 529 caballos.