Alfa Romeo GT (2004) | Suave y comodo siempre, muy estable si no hay baches

25/08/2004 |Juan Manuel Pichardo

El GT es un coche suave de tacto y cómodo de suspensión, con el que se pueden hacer viajes tan bien como con cualquier berlina (mejor que con algunas). A partir de una cierta distancia de viaje, un coche cómodo como éste acaba siendo más rápido que los «deportivos» que tienen una suspensión incómoda por dura, porque permite mantener mejor un ritmo rápido.Dinámicamente, el Alfa Romeo GT se parece más al 147 que al 156. No tiene esa facilidad para entrar en la curva que distingue al 156, que sigue de forma casi inmediata al movimiento del volante.

Por carreteras rápidas (de cuarta, quinta y sexta velocidad) este GT, responde perfectamente siempre que el suelo sea regular. Si está fuertemente apoyado en una curva y hay una junta, un bache o pavimento descarnado, se nota una vibración en el volante. Si la rueda se llega a sacudir mucho porque el suelo está muy deteriorado (algo relativamente frecuente en España), es posible que el coche se desvíe de la trayectoria (tanto más cuanto mayor sea esa sacudida).

Esto no se debe a que la suspensión sea dura; de hecho, creo que la suspensión funciona perfectamente en ese sentido porque no transmite las sacudidas a los pasajeros. Quien siente que el suelo está mal es sólo el conductor, a través del volante (o algún pasajero muy observador). Tampoco es una suspensión excesivamente blanda y, de hecho, es notable lo poco que se balancea.

No sé cual será la causa de que el GT sea más sensible a las irregularidades del suelo que otros coches, pero es algo que también ocurre —en mayor o menor medida— en el 156 y en el 147 (y no en el GTV). En todo caso, es algo que sólo se llega a apreciar si se conduce más rápido de lo normal.

Por carreteras lentas y medias (de segunda, tercera y cuarta) el GT no es torpe en el sentido de que le cuesta entrar en la curva pero, si se quiere conducir rápido, hay que contar con anticipar el giro más que en otros coches. Una vez dentro de la curva, el límite de adherencia es alto. Hay coches que entran bien pero, una vez dentro, tienden a abrir la trayectoria; el Alfa GT no es de esos.

Que sobrevire me parece sencillamente imposible en condiciones normales, aunque sea circulando a ritmo rápido. Lo bueno es que tiene una cierta capacidad para cerrar un poco la trazada cuando hace falta (al desacelerar en curva), pero no llega a un sobreviraje claro a no se que se fuerce.

El control de estabilidad funciona muy bien; no es desconectable, pero no me parece un obstáculo para practicar una conducción rápida. El control de tracción sí se puede desconectar, bien para circular con cadenas o sobre terreno blando, o bien para ganar unas décimas en carreteras lentas a cambio de maltratar la transmisión y gastar los neumáticos.

La unidad que hemos probado tenía las ruedas de medida original en la versión Progresión (205/55 16) con neumáticos Firestone Firehawk 700, que aumentan ese efecto de subviraje a la entrada de la curva. En la presentación del 156 tuve la oportunidad de conducir dos unidades de ese modelo, una con Firehawk 700 y otra con Continental ContiSportContact, y casi parecían dos coches distintos; con los Continental entraba mucho mejor en la curva.

Esos neumáticos de Firestone no son ruidosos, posiblemente contribuyen a que el coche sea cómodo y pueden que tengan otras cualidades que no he podido apreciar (duración, agarre en mojado o precio), pero desde luego no son recomendables para quien aprecie un cierto tacto «deportivo».

En ciudad, el GT tiene dos inconvenientes de mayor o menor importancia según el uso: gira poco (es más difícil aparcar o moverse en un garaje) y tiene poca visibilidad en tres cuartos trasero.