1. 5.500 kilómetros para disfrutar
2. Nieve y frío en la salida
3. Segunda jornada: lluvia y niebla en todo el trayecto
4. Un León por la izquierda
5. La noche del Milenio
6. El León de las cortes... europeas
7. El espectáculo de los Alpes
8. El León de Venecia
9. Un León de Fórmula Uno

Información relacionada
El viaje en cifras
Enlaces

  Más artículos
sobre viajar
Un lugar en el otro lado
Forofos en la carretera
5.500 kilómetros para disfrutar
Límite de velocidad para turismos en Europa
Límite de velocidad para vehículos con remolque en Europa
Máximos permisibles de alcohol en sangre en Europa
Distintivos de cada país

  seguros
calcular precios seguros
aseguradoras coche
comparativa de seguros
ranking seguros
informes seguros automovil
la letra pequeña del seguro
calidad polizas de seguros
noticias seguros
Viajar en coche 30-01-2000
  Javier Moltó

El regalo de un día de invierno despejado obliga a dejar la autopista a la entrada de Italia para acercarse al Lago di Como. No hay orillas más bellas que ésta, ni posibilidad de detenerse si queremos llegar a Venecia de día. Italia es velocidad y los coches vuelan.

En la autopista que va desde Milán a Venecia no hay nada que ver y nada nos detiene salvo los peajes. Pronto se acabará el lío de las monedas, pero de momento, para entrar con coche en Italia conviene llevar liras. En el primer peaje, que cuesta sólo mil liras (poco más de ochenta pesetas) no admiten tarjetas de crédito, al menos por la garita que pasamos nosotros. 

Llegamos a Venecia, la ciudad del León alado. El nuestro, sin alas y sin branquias, se tiene que quedar en el aparcamiento del Tronchetto una vez cruzado el Puente de la Libertad. La luz es ya crepuscular y la humedad helada. Dejamos al León encargado de guardar maletas y enseres mientras un vaporetto nos acerca hasta el Puente de Rialto, en busca de hotel. La humedad se posa en las manos y la cara a ritmo de vaporetto. Buscar hotel, tarea siempre ingrata, es peor entre canales.

Con la luz de la mañana vuelve la sonrisa. Venecia es una ciudad bella y decadente en esta época de tránsito rodado. Pero cuando no existían los vehículos de motor, estos canales que ahora son un freno para el tráfico y el comercio fueron precisamente los propulsores de su esplendor. Diez mil góndolas surcaban los canales de Venecia antes de la peste del siglo XVI, transportando materiales y personas de puerta a puerta. Ahora sólo quedan unos pocos centenares, dedicados a transportar turistas sobre las aguas.

Texto1 2 3 4 5 6 7 8 9 Arriba
Redacción (34) 91 724 05 70 - Publicidad (34) 91 005 21 04 - © copyright 1999-2015 Ruedas de Prensa S.L. - Contacto - Condiciones legales - Mapa web - Seguros
USO DE COOKIES. Utilizamos cookies propias y de terceros para facilitar la navegación por nuestra web, así como para mejorar nuestros servicios y mostrarte la publicidad relacionada con tus preferencias mediante el análisis de los hábitos de navegación. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes obtener más información, o bien conocer cómo cambiar la configuración, en nuestra Política de cookies