Suzuki Swift (2017) | Impresiones del interior

05/07/2017 |Carlos Fernández (@CarlosFP_77)

La información que arroja nuestra tabla comparativa de mediciones del interior indica que el Swift tiene un habitáculo amplio. Hay pocos rivales cuya longitud exterior esté en la franja de entre los 3,80 y 3,95 metros (listado) y Suzuki ha conseguido que el Swift tenga una cantidad de espacio interior similar a la que tienen los modelos que que por tamaño se sitúan por encima de la franja mencionada, como el Opel Corsa, el Volkswagen Polo o el KIA Rio.

Las plazas traseras (imagen) son suficientes para que dos adultos altos viajen cómodos porque tanto el espacio para las piernas como hasta el techo es bueno. La anchura es limitante para que viajen tres personas atrás, como sucede en la todas sus alternativas. Sin embargo, con respecto a ellas, este apartado se ha resuelto bien en el Swift: si son tres niños o adultos de baja estatura podrán viajar sin problemas porque el asiento central es confortable y hay mucho hueco para introducir los pies por debajo de los asientos delanteros. Hemos medido un ángulo de apertura de 68º en las puertas traseras (un valor entre normal y bueno, según nuestros datos; en un Nissan Micra es 64º y en un Ford KA+, 72), que unido a que estas son grandes porque aprovechan bien el perfil de la carrocería (imagen), hace que colocar a un niño pequeño en su sillita o acceder al interior si se tiene movilidad reducida sea relativamente sencillo.

Los asientos son básicos tanto por la calidad de la tela con que han sido tapizados, como por el mullido, que es blando y no da una buena sujeción lateral. No he sentido una fatiga evidente tras pasar varias horas conduciendo el coche, pero creo que hay alternativas de precio similar que tienen asientos algo mejores y que resultarán más cómodos para realizar viajes largos. La palanca de regulación en altura del asiento del conductor (imagen) es endeble y tiene bordes mal rematados.

 

En el puesto de conducción se sentirán a gusto personas de estaturas dispares porque la regulación que tienen tanto el volante como el asiento es amplia. La instrumentación (imagen) muestra al conductor información abundante y de manera clara. Con el nivel de equipamiento GLX, en el centro de la instrumentación hay una pantalla a color de 4,2 pulgadas que muestra la información del ordenador de viaje (imagen), la potencia y el par utilizados en el instante y la transferencia de energía entre los distintos componentes del sistema híbrido (imagen). El volante (imagen) está recubierto de un cuero con buen tacto y tiene mandos incorporados, de serie en toda la gama.

La consola central (imagen) tiene un diseño sencillo: en la parte superior hay dos salidas de aireación y debajo de ellas está la pantalla del sistema multimedia, bien colocada para desviar poco la vista al consultarla mientras se conduce. Más abajo, los mandos del sistema de climatización (que resultan vistosos y fáciles de usar, imagen), una toma de corriente de 12 V y las entradas USB y minijack (imagen).

Suzuki ha instalado varios botones físicos en el salpicadero y a la izquierda del conductor, mediante los que se activan o desactivan las ayudas a la conducción y el sistema de parada y arranque automáticos en detenciones (imagen).

El sistema multimedia (nivel de equipamiento GLX, imagen) tiene de serie todas las funciones básicas habituales (conexión Bluetooth para el teléfono móvil, reproducción de medios externos, etc.) y también navegador y compatibilidad con Android Auto, Mirrolink y Apple CarPlay. El conjunto cumple con su cometido pero no es de los más intuitivos ni tampoco de los que tienen unos gráficos más conseguidos o una mejor fluidez de funcionamiento. El de un Škoda Fabia, por ejemplo, es más fácil de utilizar y el de un Toyota Yaris lo es menos. A esto es fácil acostumbrarse en poco tiempo pero algo que sí resulta algo molesto es que la pantalla produce muchos reflejos y se ensucia con facilidad por el contacto con la piel.

La calidad de las piezas que recubren el habitáculo no es alta y sin embargo, sobre todo en las zonas más elevadas, el conjunto da una buena sensación por solidez y ensamblaje. Cuanto más abajo se toca, más detalles poco cuidados se encuentran, como la palanca endeble para abrir el depósito de gasolina (imagen), el rematado de la tapicería de los asientos (imagen) o la pieza de plástico que va situada entre los asientos delanteros (imagen), cuyas holguras salen a relucir si se mueve a propósito.

El aspecto práctico está correctamente resuelto porque hay suficientes huecos portaobjetos repartidos por el habitáculo: los de todas las puertas son grandes como para meter una botella de bebida pequeña —son mayores los de las puertas delanteras (imagen) que los de las traseras (imagen)—, en la parte baja de la consola central hay otros dos portabebidas (imagen) y uno más para los pasajeros de atrás entre los asientos delanteros. Entre las plazas delanteras hay dos lugares en los que poner objetos del tamaño de un teléfono móvil: en la consola central (tras la palanca de cambios) y debajo de palanca del freno de mano (menos aprovechable precisamente porque la palanca entorpece su utilización, imagen).

El maletero (imagen) está iluminado mediante un punto de luz a su izquierda (imagen). Tiene unas formas regulares que facilitan su aprovechamiento pero no tiene otras soluciones ingeniosas como compartimentos más pequeños o una bandeja del piso que se pueda situar a distintas alturas. Bajo ella hay un kit reparapichazos (imagen); no se puede pedir una rueda de repuesto. Si se abaten los respaldos de los asientos traseros, la superficie resultante no queda enrasada con el piso del maletero (imagen).