Subaru Legacy (2008) | Impresiones del interior
Aunque los materiales de recubrimiento no son lujosos, el Legacy transmite la sensación de que es un coche bien hecho. Subaru ha empleado plásticos blandos para la mitad superior del salpicadero y de las puertas. El cuero del que estaban tapizados los asientos de la unidad de pruebas (perforado en la zona central) también recubría parte del panel de las puertas, el volante y los fuelles de las palancas del cambio y del freno de mano.
Los ajustes que se ven son muy buenos. Los que no están al alcance de la vista también deben serlo porque, al circular por carreteras muy bacheadas, no se oyen ruidos procedentes de los plásticos del habitáculo y el coche parece muy sólido. Un buen detalle es la pieza de goma que hay entre el tapizado del techo y su unión con la zona del parabrisas.
Los asientos del Legacy están colocados más cerca del suelo de lo normal. Eso se debe más a que la carrocería es baja de por sí que a la posición relativa del asiento respecto al piso del coche. En el caso del Legacy, ir sentado tan abajo no hace que la visibilidad hacia delante sea mala porque el capó también queda bajo y no estorba. El volante tiene unos reglajes amplios en altura y profundidad.
Las plazas delanteras son espaciosas y dan cabida a pasajeros de más de 1,9 m de altura a pesar del techo corredizo (elemento que siempre resta unos 3 ó 4 cm). Detrás hay altura suficiente para pasajeros de hasta 1,80 m, anchura para dos personas y un espacio para las piernas normal.
Me parece un inconveniente que no haya mandos en el volante para el equipo de sonido que montaba nuestra unidad (que era el que incluye una pantalla táctil en color con navegador y conexión Bluetooth para teléfonos). En el manual aparecen fotos de unos mandos para otro equipo de sonido más sencillo.
Hay algunos detalles de equipamiento interesantes como la resistencia eléctrica en el cristal delantero, donde reposan los limpiaparabrisas que permiten descongelarlos antes de usarlos. En cambio, otros son mejorables como la iluminación del habitáculo, algo pobre (en el techo tan sólo hay una luz).
El maletero de la berlina tiene 433 l de capacidad. Es un tamaño normal para un coche de su longitud, similar al que tiene un Saab 9-3 Sport Sedán o un Volvo S60; los hay con mayor volumen, como el de un Toyota Avensis, pero también menores como el del Peugeot 407. Bajo el piso del maletero hay un doble fondo con compartimentos donde guardar objetos no muy voluminosos.
El volumen del maletero en la carrocería familiar no es mucho más grande (459 l, 26 l más) si se ocupa hasta la bandeja que oculta el equipaje. Usando la capacidad de carga hasta el techo sí es más capaz, además de más funcional gracias a la ventaja que supone el portón (permite introducir objetos más voluminosos).