Mercedes-Benz CLS (2011) | Impresiones del interior

27/10/2011 |Alfonso Herrero

El CLS es un claro ejemplo de coche en el que la forma precede a la función; resulta paradójico que, en un coche que casi mide 5 metros de longitud, el espacio interior sea inapreciablemente mayor que en un Volkswagen Golfe, incluso, la cota de altura sea considerablemente peor. Este inconveniente lo notarán los pasajeros que midan más de metro noventa de estatura, ya que la cabeza les rozará contra el techo en las plazas delanteras. Y también los que lleguen al metro ochenta y tengan que ir sentados detrás.

Ambas limitaciones no se encuentran en un Clase E, modelo del que deriva este CLS, y que en las plazas delanteras tiene tres centímetros más hasta el techo y en las traseras ocho. Y tiene más espacio para las piernas de los pasajeros traseros. El CLS también es menos amplio que un Audi A7 Sportback y un Porsche Panamera.

Si los ocupantes son de menor estatura que las comentadas, el CLS sí es un modelo tan adecuado como cualquier otra berlina de lujo para viajar con comodidad. El volante y el asiento se pueden alejar mucho del salpicadero, por lo es posible colocarse en una posición retrasada con las piernas estiradas, de modo que los muslos descansen sobre la banqueta.

Otro inconveniente del diseño es que el techo está muy inclinado tanto en la zona delantera como la trasera. Esto hace que el marco de las puertas quede muy tendido y para entrar haya que agachar la cabeza más de lo normal para no golpearse con el techo.

El CLS está homologado para cuatro ocupantes y, por tanto, detrás hay dos plazas.  Son dos asientos individuales separados por una consola de plástico en la que hay dos huecos con tapa y una toma de corriente de 12 V (imagen).

De entre los distintos asientos delanteros posibles, son especialmente recomendables los que tienen calefacción, ventilación, función de masaje y contorno variable —tienen un sistema que, si se desea, compensa el ligero desplazamiento lateral en las curvas hinchando una bolsa de aire interna del lado contrario al que se gira el volante—.

Con los asientos de reglajes eléctricos, la altura del apoyacabezas se modifica, además de con el mando que hay en la puerta, automáticamente: cuando más se retrasa el asiento, más se eleva el apoyacabezas (un ocupante alto tendrá que dejar obligatoriamente más distancia para las piernas y su cabeza estará a mayor altura; y a la inversa). Los cinturones se pueden regular en altura y un mecanismo los tensa automáticamente después de colocarlos (da un leve tirón para ajustarlo). Me ha dado la sensación de que el tensado lo hace con mayor suavidad que en otros modelos de Mercedes-Benz.

El volante se desplaza 50 mm en profundidad y altura y su ajuste puede ser manual o eléctrico. Los mandos que hay en el volante están colocados de tal modo que es sencillísimo usarlos sin mirar (es muy fácil memorizar su función). Con ellos y con la pantalla que hay en el cuadro de instrumentos (imagen) del velocímetro (que es en color) es posible manejar el ordenador de viaje, ajustar las diferentes opciones posibles —asistentes de conducción, iluminación exterior e interior, elementos de confort— o utilizar funciones básicas del teléfono y el equipo de sonido. También se puede ver las indicaciones del navegador mediante flechas y distancias (imagen). En esta pantalla también se muestran los iconos de los diversos sistemas de ayuda a la conducción activos y los de la palanca del cambio de marchas, por lo que se junta demasiada información es muy poco espacio. Una solución aparentemente sencilla sería indicar únicamente la posición que está seleccionada en el cambio de marchas, no como ahora, que aparecen las cuatro posibles.

La palanca del cambio está situada en la columna de la dirección (imagen). Esto permite liberar espacio en la consola y no tiene ningún inconveniente que esté ahí, que no sea el del periodo de adaptación a esa posición; o yo, al menos, no se lo he encontrado. Tras el volante hay levas para elegir la marcha más alta que puede engranar el cambio.

La pantalla que hay en el salpicadero se utiliza para llegar a todas las funciones posibles del equipo multimedia, el teléfono y el navegador. Para navegar por los menús hay que utilizar un mando giratorio que hay en la consola (imagen).

A su alrededor hay tan sólo otros dos botones (Audi y BMW emplean diversas teclas de acceso directo): uno para retroceder en los menús y otro para cancelar la selección hecha. El mando giratorio está en una posición muy cómoda; tras él hay una pieza tapizada de cuero para apoyar la mano que, a su vez, hace de botón de apertura del cajón que hay bajo el apoyabrazos central. Este cajón es suficiente para guardar las gafas de sol (no hay un portagafas), la cartera o incluso un bolso pequeño.

En cambio, Mercedes-Benz sigue colocando una palanca —la del programador de velocidad— por encima del mando de los intermitentes, que también sirve para los limpiaparabrisas y las luces largas (imagen) y que es la primera que se encuentra el dedo al deslizar la mano por el aro del volante en busca de la palanca del intermitente. Recientemente, en la presentación del Clase C, pregunté al Director de Producto si se habían planteado cambiarla de sitio. Su respuesta fue que, según sus estudios, a la mitad de la gente le gustaba así. Debería haberle preguntado que porque no hacían caso al otro cincuenta por ciento.

El interior está realizado con materiales de calidad y los ajustes son muy buenos. No hay holguras entre piezas o bordes afilados.

Maletero

Tiene un maletero de 520 litros. Son 15 litros más que el modelo anterior. Un Jaguar XJ tiene la misma capacidad, mientras que un Audi A7 Sportback tiene algo más y un BMW Serie 5 Gran Turismo menos (listado). La tapa puede tener accionamiento eléctrico. Me parece una opción recomendable porque sin ella, al abrirla desde el mando a distancia o el interruptor que hay en la puerta del conductor, se levanta muy rápidamente y puede golpear a alguien que haya próximo.

El maletero tiene  formas muy regulares que facilitan colocar la carga. Hay dos huecos pequeños en los laterales, con unas redes de sujeción, y dos ganchos para bolsas en la parte más cercana al borde de carga —si no se utilizan quedan ocultos en la parte superior del maletero—.

Hay un accesorio muy recomendable, denominado «EASY-PACK». Cuando no se emplea, es una especie de bandeja que va guardada en la zona superior del maletero, entre la luneta y la tapa. Cuando se necesita, se estira de ella para que salga, mediante unas guías (imagen), hacia la parte del maletero más próxima al paragolpes. Después, se presiona sobre su fondo, hacia abajo, y sus paredes se extienden formando una cesta (imagen) de 55 litros de capacidad que aguanta hasta 10 kg (tiene una anchura de 53 cm). Ahí se pueden dejar los abrigos, para que no se ensucien con el resto de la carga, o un par de bolsas de la compra con alimentos que no queramos que se golpeen contra las paredes del maletero, por ejemplo. Se puede desmontar sin necesidad de herramientas si se precisa todo el volumen del maletero.