KIA Sportage (2016) | Impresiones de conducción

09/06/2016 |Pablo David González (@PD_Gonzalez) y Enrique Calle (@QuiqueCalle)

Según KIA, el Sportage 2016 es más silencioso que el Sportage 2014 porque tiene mayor cantidad de material aislante y de mayor densidad. A nosotros nos ha parecido un coche silencioso. En frío, es evidente el característico ruido del motor Diesel (nuestra unidad era la 1.7 CRDi de 116 CV, aunque la denominación oficial es «115»), pero está bien amortiguado y no nos parece molesto. A medida que el coche gana velocidad, el ruido del motor pasa más desapercibido. A unos 120 km/h por hora, el escaso ruido que hay en el interior hace que los viajes puedan ser relajados.

El KIA Sportage transmite la impresión de ser un coche bien construido y sólido. Parece que todo estuviese bien ajustado, pues no tiene ruidos o vibraciones molestas al circular por vías mal mantenidas e incluso por caminos.

El volante, los pedales y el cambio de marchas se accionan aplicando poca fuerza. Hay quien se encontrará cómodo con esa suavidad y habrá quien prefiera un tacto más firme. Es posible que la dirección requiera un corto periodo de adaptación para quien esté acostumbrado a direcciones más firmes. Pero pasado ese periodo, nos ha parecido que tiene buen tacto y permite guiar al coche con precisión.

KIA ha dado a la suspensión del Sportage un ajuste conveniente para que la carrocería no se zarandee mucho cuando se frena con intensidad, cuando se toma una curva a ritmo elevado o se mueve el volante de forma brusca. A cambio, no es particularmente cómoda: me ha parecido que hay algunas irregularidades que se notan con claridad en el interior, como las bandas sonoras de limitación de velocidad que abundan en núcleos urbanos.

 

El KIA Sportage que hemos probado tenía el motor Diesel (1.7 CRDI) de 116 caballos y neumáticos Hankook Ventus Prime2 de medidas 225/60 R17 inflados a la presión que recomienda el fabricante. Hemos realizado la maniobra ISO 3888-2 (también denominada «prueba del Alce» que es básicamente un cambio brusco de carril, con vuelta al mismo unos metros más adelante) y un eslalon con los conos distanciados 22 metros. En los dos casos, las reacciones han sido previsibles, no ha habido movimientos bruscos que comprometiesen la seguridad y, como hemos comentado anteriormente, los movimientos de la carrocería no han sido muy grandes. En la maniobra de esquiva, la velocidad máxima a la cual hemos sido capaces de hacer pasar el coche entre los conos ha sido 68 kilómetros por hora (en este vídeo hay más información). El paso por curva del KIA Sportage no es especialmente rápido, pero sí es seguro. Es posible que un BMW X1 fuera más veloz en la maniobra de esquiva y eslalon, pero aún no hemos hecho las pruebas pertinentes. 

El motor Diesel 1.7 CRDI de 116 CV mueve bien al Sportage y es aconsejable para quien no vaya a utilizar el coche con mucha carga y le guste conducir a un ritmo normal. Para quien desee una aceleración más contundente, tiene a su disposición el Diesel de 136 caballos que, a igualdad de equipamiento, es unos 1400 euros más costoso. También está el Diesel de 185 caballos, aunque su precio es considerablemente más elevado (está en venta desde 34 723 euros) porque solo se puede elegir con tracción total y mucho equipamiento.

Hemos medido la capacidad de aceleración del KIA Sportage menos potente. Ha necesitado un mínimo de 9,4 segundos para acelerar de 80 a 120 km/h. Este tiempo es ligeramente inferior al de que obtuvimos con el Renault Kadjar dCi 110 4x4 EDC (9,8 segundos) o un Nissan Qashqai 1.5 dCi 110 CV 4x2 (9,4 segundos). Este dato lo hemos obtenido haciendo la maniobra apurando la tercera marcha hasta 4000 rpm y continuando desde ahí en cuarta. Si se utiliza solo la cuarta, el tiempo empleado aumenta solo 2 décimas (9,6 segundos en total) y se ahorra un cambio: es posible que quien no sea diestro con la palanca de cambios, ejecute la maniobra más rápidamente y de forma más relajada de esta segunda forma.

El consumo de carburante es más elevado que el de las alternativas mencionadas anteriormente. En nuestro habitual recorrido, ha consumido 6,8 l/100 km. El Renault Kadjar y el Nissan Qashqai consumieron 5,6 l/100 km y 5,5 l/100 km respectivamente; y un Suzuki S-Cross 1.6 DDiS 120 CV, tan sólo 5,4 l/100 km. En una utilización cotidiana por todo tipo de vías, el consumo de este KIA ha estado en torno a 7,0 l/100 km y no es normal que gaste menos de 6,0 l/100 km aunque se conduzca con suavidad.

También condujimos, de forma muy breve, el KIA Sportage con el motor de gasolina. Nos pareció más refinado que cualquiera de los Diesel, sobre todo al ralentí, pues que apenas suena y vibra. También responde con mayor rapidez al acelerador, pero lo hace con menos intensidad que el Diesel de mayor potencia. Este motor no comienza a empujar con fuerza, o al menos como lo que se espera de 132 CV, hasta que no llega a unas 4000-4500 rpm (momento en que los motores Diesel están llegando a su límite de revoluciones). Es decir, hay que usar frecuentemente el cambio de marchas si lo que se desea es una aceleración intensa; el problema es que a esas revoluciones se vuelve ruidoso y, en definitiva, la conducción se vuelve menos placentera. 

Hemos probado la caja de cambios manual de seis velocidades y la automática de convertidor de par de igual número de relaciones. Ambas se caracterizan por tener un funcionamiento correcto. La palanca de la caja manual se mueve con poco esfuerzo, los recorridos entre las marchas no son largos y el pedal del embrague se hunde con poco esfuerzo. Por su parte, el cambio automático hace los cambios con suavidad y responde razonablemente rápido cuando se pisa a fondo y debe reducir de marcha. 

Puede tener un sistema de alerta por cambio involuntario de carril, que está complementado por otro que interviene en la dirección para mantener el coche dentro de las marcas que delimitan el carril (se pueden activar a la vez, o de forma independiente). El segundo resulta de gran ayuda para prevenir despistes en vías con pocas curvas con carriles anchos, pero si la carretera se estrecha y hay muchas curvas, las continuas correcciones de la dirección pueden resultar incómodas para el conductor. Personalmente, me ha satisfecho más el sistema que sólo avisa de cuándo el coche abandona los carriles, aunque tampoco me parece un sistema ideal: avisa mediante una señal sonora que se oye perfectamente cuando del equipo de sonido está a bajo volumen, pero no a alto. Prefiero los sistemas de este tipo que avisan mediante una vibración en el volante y, de paso, no alertan al resto de los ocupantes.