El Audi Q2 es un vehículo pequeño —mide 4,19 metros de longitud— con aspecto de todoterreno. Hay versiones con tracción delantera o total, motores de 116 a 190 CV y precios comprendidos entre 25 940 y 38 830 euros (todos los precios).

Por su gama de motores, equipamiento y, sobre todo, precio, sus alternativas son el MINI Countryman y el Jeep Renegade. Atendiendo únicamente a la longitud, hay muchas más como el Honda HR-V, el Fiat 500X, el Mazda-CX3, el Nissan Juke, el Peugeot 2008, el Renault Captur o el Opel Mokka; todos estos son más asequibles que el Audi pero tienen una calidad, en general, inferior (aunque el Q2 tampoco es excelente en este sentido; un A3 presenta detalles más cuidados) y ofrecen menos elementos avanzados de equipamiento y de asistencia a la conducción.

La versión de gasolina de 150 CV —que es la que hemos probado— está disponible desde 27 920 euros. Es 590 euros menos que un Audi A3 Sportback y 3 540 € menos que el Q3 con el mismo motor (ficha técnica comparativa del A3 Sportback, el Q2 y el Q3). El A3 y el Q2 están desarrollados sobre la misma plataforma, por lo que hay pocas diferencias en las cotas del habitáculo. El Q3 es más antiguo y se hizo sobre la plataforma del A3 anterior. Ni BMW ni Mercedes-Benz tienen un modelo equivalente por tamaño o precio; el X1 y el Clase GLA son más grandes y cuestan más y, por ello, tienen más parecido con el Audi Q3.

El interior del Audi Q2 está relativamente bien aprovechado teniendo en cuenta las dimensiones exteriores. Aunque su carrocería es 20 centímetros más corta que la del Audi Q3, el espacio destinado a los ocupantes no es muy distinto en ambos modelos (el Q3 tiene ventaja, pero es pequeña). Donde sí se nota que el Audi Q2 es de menor tamaño que el Q3 es en el maletero, pues tiene 55 litros menos de capacidad (405 frente a 460 litros). Más información en el apartado impresiones del interior.

Según Audi, no hay prevista ninguna variante híbrida ni enchufable del Q2 por el momento. Sí habrá una versión más potente y deportiva perteneciente a la gama S. En la siguiente tabla hay un resumen de todas las versiones.

El Q2 de gasolina de 116 CV nos ha parecido más adecuado que el Diesel de idéntica potencia para circular principalmente por ciudad ya que es más silencioso y permite iniciar la marcha con más agilidad. El Diesel quizá sea mejor si se recorren más kilómetros por carretera pues consume menos y, en estas circunstancias, da un empuje ligeramente más contundente. En ambos casos, hay una diferencia grande de empuje en comparación con el de gasolina de 150 caballos y tracción delantera, y con el Diesel de 190 y tracción total. A falta de probar el Diesel de 150 CV, cualquiera de las dos versiones más potentes que hemos conducido nos parece más recomendable para quien tenga previsto viajar con más de dos pasajeros (incluido el conductor) o por carreteras de doble sentido.

Su conducción es sencilla y agradable. No es un coche ágil en una conducción deportiva pero sí sigue con facilidad los movimientos del volante y no tiene reacciones bruscas que sorprendan a quien lo conduce. La altura libre al suelo del Q2 es de solo 145 mm, lo que limita su uso fuera del asfalto. Más información en el apartado Impresiones de conducción.

Hay tres niveles de equipamiento inicialmente: advanced, design edition y sport edition. Durante los primeros meses de comercialización, Audi, además, ofrecía una versión limitada con denominación #untaggable, basado en el nivel de equipamiento design edition y sobre el que añade equipamiento opcional (cuesta 9000 euros más). Solo está disponible con un color de carrocería gris sólido (Gris Quantum).

El Q2 puede tener varios sistemas de ayuda a la conducción, como por ejemplo un programador de velocidad activo con función Stop&Go y asistente de conducción en atascos (funciona a velocidades de hasta 65 km/h), un detector de objetos en el ángulo muerto, uno de reconocimiento de señales de tráfico o el de aviso por cambio involuntario de carril. Además, también puede tener elementos poco frecuentes en vehículos de este tipo, como un sistema de información proyectada en un panel de vidrio (head-up display), unos faros de ledes para todas sus funciones o un sistema de aparcamiento semi-automático capaz de estacionar en línea y en batería (el conductor solo tiene que actuar sobre los pedales y el cambio; el vehículo se encarga de girar el volante).

El cuadro de instrumentos, como en el Audi A4 o el TT, puede ser, opcionalmente, una pantalla de 12,3 pulgadas (Audi virtual cockpit) que se ve muy bien y permite configurar la información visualizada de distintas formas (imagen e imagen). De serie es un cuadro de indicadores de aguja.

Los sistemas de navegación incluyen pantallas de distinto tamaño: una de serie de 7 pulgadas y una opcional de 8,3 (si no se equipa con navegador, la pantalla es más pequeña). También puede tener conectividad con los sistemas operativos Android Auto de Google y CarPlay de Apple, además de conexión a Internet y WiFi (mediante la función Audi connect, con conexión de datos 4G a través de una tarjeta SIM. Actualmente, esta opción no tiene un coste asignado en la lista de opciones. Según Audi, sus servicios, en caso de estar instalados, son gratuitos durante los primeros tres meses tras la adquisición del vehículo y se renuevan automáticamente, de forma gratuita, durante un año).

Desde su lanzamiento, Audi ha hecho cambios en la gama. El último, en diciembre, ha sido la introducción de la versión 2.0 TFSI de 190 CV con tracción total y cambio de marchas S tronic. Además, hay un acabado Advanced más sencillo que los disponibles hasta ese momento

En marzo de 2017 llegó una versión de acceso que tiene un motor de gasolina de 1,0 litro de cilindrada y 116 CV (los mismos que el Diesel menos potente, con respecto al que es 450 euros más barato). En el mismo momento también añade una versión de tracción total asociada al motor Diesel de 150 CV y al cambio automático.