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Auroras77. Tromso. La luz oscura.

Tromso nos ha servido para descansar. Llegar nos ha dado la tranquilidad del trabajo bien hecho. Ni un solo incidente por el camino. Llegamos el sábado 20, utilizamos el domingo 21 para descansar y hacer más fotos de auroras y de la ciudad y el lunes 22 empezamos el regreso hacia el sur.

La noche anterior a la partida, fotografío el cielo con mi cámara, incapacitada para captar las auroras boreales. El cielo en Tromso. Que suena como el Tiempo en Kant.

El coche ha estado más de 30 horas parado en este aparcamiento surreal aparentemente excavado bajo la roca. Las luces del coche crean un efecto de balsa de luz. En la foto se aprecia mejor que en la realidad.

Antes de dejar la ciudad, Leticia nos dice que vayamos al puerto a hacer unas fotos. Yo me arriesgo a que nos digan algo o a que nos pongan una multa y llevo los coches hasta la orilla. Ese mar y esa luz me obligan a correr todos los riesgos posibles.

La fotógrafo fotografiada con su fotografía.

Al apuntar con la cámara en sentido opuesto, el puente que se cruza para llegar a la ciudad.

Giro el coche y coloco a Víctor en otra dirección, para que pueda ver bien el barco, la luz y el horizonte iluminado.

Trepo en nuestra silla de ruedas para hacer un encuadre raro, que se vea bien la luz reflejada en el mar y el retrovisor, nuestro retrovisor, el retrovisor de las adivinanzas, tan importante para este blog.

Después de las filigranas, las fotos en el puerto y los besos al desconocido dios nórdico del mar, cruzamos el puente de Tromso. Llegamos por él cuando correspondía noche. Nos vamos a mediodía, bajo la luz oscura.

En el lado opuesto del puerto se abre la carretera. La luz nos indica el camino. Nos vamos. Adiós a las auroras boreales. Nos vamos a ver la Noruega de fiordos y luces.

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