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Ponga a un hijo de puta en su vida

Amigas y amigos,

Qué tal todo?

Hoy ha hecho un calor de mil demonios en Barcelona. O sea, se podía ir en manga corta a los sitios. En manga corta. En febrero.

Me cago en mi vida.

En fin, hasta ahí mi parte meteorológico. Si tienen hijos, cómprenles protección solar dos millones. A ver si así les va bien en la vida con este planeta que estamos dejando hecho unos zorros.

Me gustaría traerles buenas noticias, pero la verdad es que lo mejor que pueden hacer si tienen ganas de ver algo realmente bueno es buscar un cine en el que den Anatomía de una caída o La zona de interés. Les aseguro que no se arrepentirán.

Ahora todo lo que llega a la gran pantalla es un poco de relleno hasta que pasen los Oscar, así que si se deciden por la gran pantalla busquen esas dos películas o La sociedad de la nieve, que es una película muy gozosa de ver en la gran pantalla.

Esta semana se ha estrenado en HBO o Max o como cojones se llamen ahora, la nueva temporada de Curb your enthusiasm.

Si no he perdido la cuenta, ya van 12 y -probablemente- se trata de una de las sitcoms más populares de la historia del género. Y -con toda seguridad- una de las mejores. David fue uno de los creadores de la legendaria Seinfeld y un tipo bastante singular, por usar un adjetivo cómodo.

Curb your enthusiasm es la historia de Larry David. Un Larry David ficticio, pero que se basa en gran parte en las experiencias del Larry David real. De hecho, tal y como ha contado él en diversas ocasiones es difícil decir dónde empieza uno y acaba el otro. Seguramente, ahí está la gracia del asunto: que uno pueda ver sin filtros la vida de un billonario cuyo oficio consiste no hacer nada y cuya especialidad es meterse en líos. Un tipo que se siente como pez en el agua en el malentendido, el conflicto y el malestar general.

No sé si Curb inventó la sonrisa congelada, pero estoy seguro de que la perfeccionó. En el show se habla de racismo, religión, homofobia o misantropía con una facilidad tremendamente compleja: parece fácil hacer lo que hace David, pero en realidad su intelecto es tan insultante que cualquier otro que tratara de meterse en los charcos de este chiflado acabaría ahogado al instante.

Hasta aquí las buenas noticias: las once maravillosas temporadas de una serie completamente única.

Las malas noticias son que el arranque de la temporada número 12 es muy pobre y que, por primera vez, le he visto las costuras al buen amigo Larry. Los gags me han parecido telegrafiados, demasiado obvios, como si al protagonista le diera ya un poco igual todo.

Es verdad que se lo perdono todo y que seguiré hasta el final, porque ya que he llegado hasta aquí no tendría ningún sentido rendirme ahora. Si no la han visto nunca, échenle un ojo. Solo por los cameos de celebridades de primera clase ya vale la pena animarse.

Esta semana se han estrenado también naderías como lo de El pequeño Nicolás en Netflix, una de Snoop Dog en Prime o una cosa extrañísima de Jennifer Lopez. Todo naderías.

Si se animan con algo realmente potente: El quinto mandamiento. La tienen en Filmin y explica la historia de un psicópata dedicado a buscar personas vulnerables para quedarse con lo que tienen. Lo cuento rápido y fácil y puede parecer algo que ya hemos visto, pero el increíble guion y la actuación de Timothy Spall la convierten en una serie de cinco estrellas.

Hala, a por ello.

Abrazos,

TGR

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