SEAT Ibiza CUPRA: 20º aniversario


Algunos de los Ibiza CUPRA disponibles pertenecen a la colección de vehículos de SEAT. Por eso, era necesario cuidarlos. «Así, dentro de 5 años, podremos celebrar el 25 aniversario con estas mismas unidades», decía uno de los responsables de comunicación de la marca. Por lo tanto, nos las tuvimos que apañar para «sentir» los coches y mostrar imágenes espectaculares sin ningún chirrido de neumático, ninguna estirada del motor hasta un régimen alto o ninguna apurada de frenada. Rodamos más despacio de lo que nos pedía el cuerpo.

La experiencia de conducir estos modelos, separados 20 años el primero del último, da una buena perspectiva de cómo ha cambiado el mundo del automóvil. Tengo claro que había muchos motivos para disfrutar de la conducción a finales de los 90 y que también los hay actualmente. Ahora bien, los cambios que ha habido durante todo este tiempo son notables.

Una de las mayores diferencias que he encontrado entre cada generación de Ibiza CUPRA es el balanceo de la carrocería y la rapidez de la dirección. El movimiento lateral de la carrocería es muy grande en el primero y también en el CUPRA R de 2000. Además, las respectivas ruedas traseras del interior del viraje tenían una clara tendencia a separarse del suelo. Creo que un conductor con un mínimo de sensibilidad puede advertirlo; se percibe como si el coche entrara en suspensión, en equilibrio, el cual finaliza con un golpe suave cuando la rueda vuelve a apoyarse.


A la vista de estas imágenes (desde la tercera fila se pueden ver cada uno de los Ibiza CUPRA en la misma curva), puede parecer que los dos primeros CUPRA (de 1996 y 2000) van mucho más deprisa que el resto. En absoluto. De hecho, nuestra intención (la del fotógrafo y la mía) era congelar los coches en el mismo sitio y a la misma velocidad (dentro de lo posible).

Es evidente que la modernidad irrumpió de forma clara con la tercera generación de este modelo. Y es que ese coche no es muy distinto a uno equivalente actual, al menos en lo que a suspensiones y reacciones se refiere. Ese Ibiza CUPRA balancea muy poco, no es sencillo levantar una de sus ruedas posteriores y el conductor puede trazar las mismas curvas con un movimiento de volante mucho más reducido que en sus predecesores. En esta imagen hecha desde el interior, se puede ver que en el primer Ibiza CUPRA es necesario girar mucho más el volante que en el último (imagen) para tomar la misma curva. En definitiva, requiere mucho menos esfuerzo para llevar al coche por donde se desea.


En este vídeo hemos hecho una maniobra de eslalon con el primer Ibiza Cupra y el actual. Dos extremos para ver bien las diferencias. En el primero se aprecia que, además de un balanceo mucho mayor, el conductor tiene que mover más el volante para hacer girar las ruedas todo lo que hace falta. Con el más moderno, con menor esfuerzo, se rueda a mayor velocidad y de forma fluida. En el eslalon del vídeo, las ayudas electrónicas del Ibiza moderno no fueron determinantes pues apenas entraron en funcionamiento o así lo parecía.
¿Cómo puede ser que haya tanta diferencia de balanceo? ¿Quizá se debe a que el nuevo Ibiza tiene barras estabilizadoras mucho más gruesas?. No lo parece. En la siguiente tabla, aparece el dato de las vueltas de volante de tope a tope y el grosor de la barra estabilizadora delantera:

 

SEAT Ibiza CUPRA (1996 - 2016)
Versión
Lanzamiento
Potencia
(CV)
Vueltas de volante
(de tope a tope)
Grosor barra estabilizadora delantera (mm)
CUPRA 2.0
1996
150
3,0
20
CUPRA R
2000
179
3,0
20
1.9 TDI CUPRA
2004
160
2,75
18
1.8 TSI CUPRA
2015
192
2,5
20
 
Por lo tanto, es posible que gran parte de la reducción del balanceo se deba a la enorme evolución en el diseño y geometría de las suspensiones. ¿Existe margen para que los coches evolucionen tanto dinámicamente en los próximos 20 años? ¿Cómo será el Ibiza CUPRA del año 2036?


< LOS COCHES GALERíA >