Como me ocurrió al probar el Opel Vectra con este mismo motor, la impresión general que me ha quedado después de probar el 9-3 TiD es mejor que lo que debería ser si se analizan aisladamente sus cualidades.
Posiblemente esa buena impresión se debe a que, sin ser particularmente rápido, cómodo ni estable, el 9-3 TiD es un coche agradable para viajar por su suavidad y por la calidad del tacto que tienen las cosas que se manejan al conducir.
Hay otros Diesel de este tamaño y precio que son más rápidos (tabla comparativa de prestaciones y consumo homologados) pero, en un uso normal, el 9-3 TiD es perfectamente capaz de mantener un ritmo de viaje alto, sin que sea preciso apurar el motor.
No es muy adecuado para viajar con cuatro personas adultas, porque tiene poco espacio para las piernas en las plazas traseras. En las plazas delanteras sí hay espacio bastante para personas altas. El maletero es pequeño.
Salvo para quien valore especialmente una buena aceleración, o no quiera manejar gasóleo, el TiD me parece más recomendable que la versión con motor de gasolina de 150 CV, que cuesta lo mismo. Según nuestras mediciones, el Diesel acelera menos y recupera mejor. Su consumo medio es 6,6 litros, frente a los 8,3 de la versión gasolina de 150 CV.
El Saab 9-3 Sport Sedán 2.2 TiD está a la venta desde 26.300 hasta 29.500 euros en tres acabados diferentes «Linear», «Arc» y «Vector» (tabla comparativa de las tres versiones).
A igualdad de equipamiento, el Saab 9-3 cuesta mucho menos que un Volvo S60 2.4D o un BMW 318d, algo menos que un Audi A4 TDI 130, algo más que un Volkswagen Passat TDI 130, y mucho más que un Citroën C5 HDI 2.2, un Mazda6 CRTD o un Renault Laguna dCi 120 CV (tabla comparativa).