El Ford Fiesta destaca por el buen equilibrio entre comodidad y estabilidad. Por cualquier carretera y casi en cualquier circunstancia, responde satisfactoriamente a las solicitudes del conductor, tanto por suspensiones como por frenos, dirección y manejo del cambio. Conductor y acompañante difícilmente disfrutarán plenamente de estas cualidades por unos asientos que no sujetan lateralmente, ni por respaldo ni por banqueta, por lo estrecho que es el lugar donde ubicar las piernas, y porque la falta de apoyo para el pie izquierdo del conductor requiere esforzarse para mantener el cuerpo sujeto.
La anchura de las plazas posteriores es 4 centímetros mayor que la del cinco puertas. Ello se debe a que no hay puertas y a que las ventanillas posteriores están fijas. Las cotas de altura y espacio para las piernas prácticamente no varían.
El salpicadero y todo el espacio que queda a la vista de los ocupantes está rematado con calidad. Sin embargo, en cuanto se mira con detenimiento, se aprecian algunos detalles de equipo o de acabado poco cuidados, evidentemente para abaratar costes.
La banqueta de los asientos delanteros no desliza para facilitar el acceso a las plazas posteriores, sólo se abate el respaldo. La puerta delantera es muy grande y el respaldo se abate muy bien (pivota desde el centro de la banqueta delantera, con unos brazos que permiten anclarlo en una posición muy avanzada) por lo que el acceso a la zona posterior no es tan malo como en otros coches en los que la banqueta no se mueve. Aún así, algunos de sus competidores tienen un asiento que se desplaza entero, y con memoria para recuperar la posición de origen.
Un detalle que da sensación de cicatería es que la banqueta del asiento posterior no está partida, a diferencia del respaldo que sí lo está. La moqueta que cubre la zona de la rueda de repuesto no tiene ninguna fijación, por lo que lo más probable es que acabe arrugada. El tornillo que fija la rueda de repuesto es de aspecto deplorable. Llegan a doler los dedos después de pasar casi cinco minutos girando la rosca para soltar la fijación de la rueda. Es como un alambre fino, con una rosca al final, de aspecto pobre y de poca utilidad práctica. La rueda de repuesto, si se piden llantas de aleación opcionales, mantiene el mismo tamaño que las ruedas de serie. Eso significa que después de pinchar se lleva una rueda más ancha que las de emergencia, pero de diferente a las otras tres que lleva el coche.
El motor de 1,6 litros de cilindrada y 101 CV de potencia, es agradable de conducir y tiene buena respuesta. El único pero es que resulta un poco ruidoso en este coche.
El Ford Fiesta Coupé debe su nombre, según los responsables de Ford en España a un intento por no liar al ciudadano comprador de coches. Según ellos, los compradores de coches no distinguen entre carrocería de 5 puertas, de 4 puertas, de 3 puertas y de 2 puertas, por lo que han decidido bautizar esta versión del Fiesta como Coupé. A mi juicio es liar toda vía más al comprador. Si los ciudadanos no distinguen entre un 3 puertas y un 2 puertas, no sé por qué motivo sí van a tener claro que un Fiesta Coupé es un Fiesta de 3 puertas.