Amigos y amigas,

Qué tal la vida?

Sigo esquivando el virus como Keanu Reeves esquiva balas, pero cada vez lo tengo más y más cerca. Como Acorralado, pero sin ser yo John Rambo, ni que me persiga Brian Dennehy.

En fin, vamos a las cosas del comer.

Lo primero, espero no quede nadie ahí fuera sin ver En sí mismo. Derek DelGaudio merece dos horas del tiempo de cualquiera (en Disney +).

Lo segundo es que mañana se estrena la tercera entrega de After life y que ya he podido verla, pero que la comentaré en un par de días, después de digerirla. After life es la serie de ese genio llamado Ricky Gervais, uno de los mejores cómicos del mundo, capaz también de plantarse en el drama como si siempre hubiera vivido allí.

Hoy vengo a este foro a hablarles de Peacemaker, la serie que es una suerte de secuela/spin-off de Escuadrón suicida, con Jon Cena de protagonista y que despierta en mi persona sensaciones contradictorias.

Por un lado, soy un fan acérrimo de su creador, James Gunn. Gunn es uno de esos tipos que no ha renunciado a la mentalidad de gamberro que solía presidir el cine de los 80. Guionista de películas como El amanecer de los muertos (obra maestra) o Guardianes de la galaxia (que también dirigió) y dotado de un sentido del humor y una capacidad para el diálogo, que lo convierten en un pequeño tesoro cinéfilo.

Peacemaker es una producción para HBO sobre el deprimente superhéroe Peacemaker (Jon Cena), dispuesto -según sus propias palabras- a ‘lograr la paz, aunque tenga que matar a un montón de mujeres y niños’. La serie empieza justo donde acaba Escuadrón suicida (si no me falla la memoria), así que sería buena idea repasar la película antes, por aquello de tener todos los referentes necesarios.

El tipo cree que ha escapado de la cárcel, pero en realidad el gobierno tiene una misión secreta para él: una misión que no va a gustarle. A partir de ahí, el despiporre.

Toda la serie es una locura importante, una catarata punk con gente que explota, gente que se tira por las ventanas, gente a la que tiran por las ventanas y gente -en general- que muere de diversas maneras. Algunas bastante divertidas, hay que decir. Jon Cena parece aclimatarse al papel y el tipo promete; los secundarios son otra cosa: no tengo claro el papel de algunos de ellos. Así que le daré unos cuantos capítulos, a ver si Peacemaker logra poner rumbo a la excelencia.

Eso sí, los títulos de créditos son una maravilla absoluta y tengo la impresión de que la serie va a crecer. A ver si no me equivoco, que es una de mis especialidades.

La otra cosa que les quiero recomendar es una serie que se ha estrenado de tapadillo en Netflix y que se llama Archivo 81. Cuenta la historia de un tipo raro al que encargan restaurar unas cintas de vhs. Pero en esas cintas hay algo terrorífico con las que el tipo raro se va a dar de bruces. Buena atmósfera, buen reparto, notables logros en la atmósfera enfermiza y un brillantísimo uso del sonido. He visto dos episodios y me apetece seguir viéndola, algo que ya es mucho teniendo en cuenta lo limitado de mi paciencia audiovisual.

Y hasta aquí, amigos y amigas.

Les envío abrazos y deseos de salud.

T.G.