El Volkswagen Caddy es una furgoneta de la que hay versiones orientadas a un uso profesional —Cargo y Kombi— y otras a uno particular —Origin, Outdoor y California—. Hay dos longitudes de carrocería: una normal (4,50 metros, con cinco siete plazas) y otra larga o Maxi (4,85 m, con 7 plazas de serie).
Las versiones destinadas a pasajeros tienen un precio de partida de 31 715 euros con un motor Diesel de 102 caballos y desde 33 085 con otro de 122 (todos los precios). Es un precio alto, como se puede ver en este listado comparativo con otros vehículos similares. La Volkswagen Caddy compite con modelos como puede ser la Mercedes-Benz Clase T, la Renault Kangoo, la Toyota Proace City Verso y, sobre todo, la Ford Tourneo Connect (que comparte casi todo con la Caddy).
Más adelante habrá una Caddy de gas natural (motor 1.5 TGi). No hay, ni habrá, versiones eléctricas, algo que sí ofrecen otras alternativas como la Citroën ë-Berlingo, Opel Combo-e o Peugeot e-Rifter. El cambio de marchas puede ser manual o automático y, en algunos casos, puede haber tracción total (4Motion).
Una de las diferencias prácticas más importantes entre la Caddy y alguna de sus alternativas está en la segunda fila. En el modelo de Volkswagen, los asientos son plegables (imagen) y extraíbles. En algunas alternativas como la Renault Kangoo o la Mercedes-Benz Clase T no existe la posibilidad de sacarlos del interior, pero sí se pueden abatir como los de un turismo normal. Cada solución tiene sus ventajas e inconvenientes: la de Volkswagen permite un espacio de carga plano y más amplio, pero es incómodo sacar los asientos del interior (si se pliegan pero no se sacan, se pierde mucho espacio de carga en sentido longitudinal). La solución de Mercedes-Benz es muy cómoda, pero la superfice de carga resultante al abatir los asientos no es plana (imagen).
Las versiones de pasajeros de la Caddy tienen un nivel de lujo y refinamiento más que suficiente para que en ningún momento se tenga la sensación de viajar en un vehículo que originalmente se concibió como una furgoneta de trabajo. Pero sí es cierto que no tiene los materiales, las filigranas de diseño o los recubrimientos a los que estamos acostumbrados en vehículos concebidos desde un principio para llevar a pasajeros y cuyo precio parte de más de 30 000 euros.
Si hubiera que equiparar a la Caddy con un turismo tradicional de Volkswagen en cuanto a calidad percibida (un concepto algo vago porque las cosas no siempre son lo que parecen y la calidad a largo plazo no la podemos evaluar), este podría ser un Volkswagen Polo. Y no sólo tienen un cierto parecido por el tipo de materiales que emplean en su interior (sencillos y aparentemente duraderos), sino también por la carga tecnológica de elementos como el sistema multimedia. Por ejemplo, las pantallas que la Caddy puede llevar en el salpicadero corresponden más bien a la gama baja Volkswagen que a la alta.
Si comparamos un Caddy con una Touran, las diferencias son notables. Ambos modelos dibujan una planta de similar tamaño, pero la Caddy es mucho más alta. Está mejor aprovechada por dentro, sobre todo porque tiene más distancia entre puertas, lo que permite que cinco ocupantes viajen mejor en su interior. Eso sí, viajan con menos atenciones ya que, por ejemplo, en las plazas de la segunda fila no hay salidas de aire centrales o tomas de corriente para dispositivos móviles (imagen).
El confort de marcha de la Caddy es correcto. A velocidades moderadas, el interior está correctamente aislado del ruido exterior. No es tan silencioso como un turismo al uso, pero tampoco es molesto. Con la suspensión ocurre algo parecido, no es un prodigio de confort, pero tampoco es incómoda. La Caddy, como otros vehículos de este tipo, se siente más dulce sobre terreno irregular cuando circula con algo de carga que en vacío. El consumo me ha parecido particularmente bajo para un coche así de voluminoso, ya que con cualquiera de los motores Diesel es fácil gastar menos de 6,0 litros de media.
Entre las opciones de equipamiento que más me han gustado (he probado el nivel de equipamiento Outdoor) están los faros de ledes (alumbran muy bien en su función de largo alcance, no tanto en cortas) y, lo que menos, el techo panorámico de cristal, sobre todo porque no se puede ocultar con una cortinilla y, aunque está tintado, no ayuda a mantener fresco el interior con temperaturas exteriores elevadas.
El Caddy 2021 puede llevar muchos de los sistemas de asistencia a la conducción disponibles en otros modelos de Volkswagen, como el Travel Assist. Este dispositivo coordina la función del programador de velocidad activo y del sistema de mantenimiento de carril. También puede llevar alerta de presencia de vehículos en el ángulo muerto y alerta de tráfico trasero cruzado.
La Caddy de 2021 es la quinta generación del Volkswagen Caddy. Se trata de un vehículo diferente al Caddy de 2015, entre otras cosas, porque está desarrollado sobre una plataforma distinta, la denominada MQB, es decir, la misma que Volkswagen utiliza en modelos como el T-Roc, el Golf y el Tiguan.
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