Tiene un puesto de conducción cómodo en líneas generales. Sin embargo, encuentro algunos detalles mejorables.
Uno, el volante sólo se puede regular en altura y se queda un poco lejos del conductor en su parte superior. La posibilidad de regularlo en distancia solucionaría este inconveniente.
Dos, el asiento (regulable en altura) tiene una correcta sujeción lateral, pero la banqueta me parece un poco blanda. Su tapicería de terciopelo tiende a ensuciarse con pelusas.
Tres, los mandos de los elevalunas eléctricos están situados en la puerta del conductor en una posición un poco retrasada, que obliga a mover el codo hacia atrás para accionarlos. Algunos mandos de la consola central quedan también un poco lejos, no porque estén mal situados, sino porque el salpicadero está algo alejado (aspecto que, por otro lado, contribuye a mejorar la sensación de amplitud).
Cuatro, el reposabrazos que hay entre los dos asientos delanteros puede llegar a molestar ligeramente a algunos conductores al cambiar de marcha. A mí, particularmente, no me ha resultado especialmente molesto.
A su favor tiene que en su interior encontramos una guantera con doble compartimento que resulta muy práctica. La guantera principal tiene llave y un generoso espacio. También tiene un reposalatas doble y varias guanteras con tapa que resultan muy útiles.
En esta versión, el volante y la palanca de cambios están forrados en cuero. La instrumentación de serie es similar a la que estrenó, en 1988, Lexus LS 400. Toyota la denomina «Optitron» y se lee con mucha facilidad, aunque sólo tiene velocímetro, cuentavueltas, termómetro de agua y nivel de combustible.
El equipo de audio y el climatizador automático tienen un sencillo accionamiento y en el volante hay unos mandos para ajustar el volumen y la sintonía del equipo de radio.
No me ha convencido el funcionamiento del climatizador (de serie) en su posición automática. En varias ocasiones, después de entrar con el coche completamente frío y seleccionar la temperatura, el ventilador no comenzaba a actuar, y después de un buen rato de pasar frío, he acabado recurriendo a la regulación manual.
La visibilidad desde todos los ángulos es buena y me ha gustado la iluminación que aportan sus faros de doble parábola. Son potentes y con un buen haz de luz. El Corolla D4-D 110 CV no lleva faros antiniebla porque en la parte delantera izquierda, en el lugar en el que otros Corolla llevan el antiniebla, el D4-D tiene una toma de aire hacia el intercooler.