El 350 SLK es el único biplaza de este tamaño y potencia que tiene techo duro plegable, pero no cuesta más por ello.
Con precios de 2004 (Mercedes-Benz todavía no ha comunicado los nuevos precios para el ejercicio 2005), y con el cambio automático de siete relaciones, cuesta 51.533 €. Sólo 1.200 euros (en torno a un 2%) más costoso que un Audi TT Roadster 3.2 quattro DSG, cuya potencia es 22 CV inferior y no tiene techo duro plegable.
El TT tiene tracción a las cuatro ruedas, pero esa característica no aporta ninguna ventaja sustancial en condiciones normales. La diferencia con el BMW Z4 3.0i Aut es ligeramente superior a los 2.000 euros, con una diferencia de potencia a favor del Mercedes-Benz de más de 40 caballos.
Mercedes-Benz nos tiene acostumbrados a mayores diferencias de precio con relación a sus competidores, pero no es el caso de este SLK. La diferencia entre llevar capota blanda y techo duro es apreciable, y creo que justifica sobradamente 1.000 o 2.000 € de diferencia.
La ventaja no se encuentra en el momento de poner o quitar el techo, ya que cualquier capota completamente automática se pliega o despliega con la misma facilidad (aunque no de forma tan espectacular). Tampoco está en el momento de circular descapotado.
La diferencia fundamental radica en que, al circular con el techo puesto, el Mercedes-Benz resulta prácticamente idéntico a un turismo completamente carrozado y en un coche con capota blanda el ruido es muy superior.
Además, un techo duro pintado es más duradero que una capota de lona, por buena que sea.
La diferencia de precio tampoco se debe a que el equipamiento del Mercedes-Benz sea muy inferior al de sus rivales, pero sí algo inferior (más comentarios sobre la diferencia de equipamiento).
Uno de los elementos que tiene el SLK y no otros descapotables de este tipo es un sistema de calefacción que lo hace muy agradable de utilizar en invierno.
Tan cuidado está este sistema, que me ha gustado más como descapotable (cuando el techo duro no tiene ninguna ventaja) que como coche cubierto, que es cuando resulta más útil el techo duro.
Con el techo puesto, el ajuste no era perfecto y se filtraba el aire con relativa facilidad, a velocidades bajas.No es tan sonoro como un coche con capota, pero sí lo es claramente más que un coche de techo fijo.
La suspensiones resultan duras, pero no secas. No es incómodo, pero se notan apreciablemente las irregularidades del asfalto.
Curiosamente, a pesar de la dureza de las suspensiones, la carrocería se inclina sensiblemente en los apoyos, si bien la estabilidad es buena; como todos los Mercedes-Benz, tiene control de estabilidad de serie.
Los asientos sujetan bien, pero tienen demasiado apoyo lumbar, que no es regulable, al menos con la tapicería opcional de cuero que lleva la unidad que he probado.
No es un coche ancho en términos absolutos, pero sí es el más ancho de todos los biplazas deportivos que hemos medido en km77.com.